Las mil y una noches

Las mil y una noches Resumen y Análisis Aladino y la lámpara maravillosa

Resumen

Aladino es un muchacho de quince años, "pícaro y sinvergüenza desde la infancia" (352), que vive junto a su madre en una pequeña ciudad de China. Su padre murió cuando Aladino era apenas un niño.

Un día, un derviche (religioso musulmán sufí) del Magreb se acerca a Aladino mientras el muchacho deambula por las calles. Afirmando ser su tío, recluta a Aladino para que trabaje con él, insistiendo en que luego podrá convertirlo en un rico comerciante. La madre de Aladino también se cree la mentira del derviche y le da permiso a su hijo.

Aladino está de acuerdo, y el derviche lo lleva a una cueva con trampas explosivas. Allí, le indica a Aladino que busque una lámpara específica dentro, sin explicarle que los hechizos de la cueva requieren que el derviche reciba la lámpara de otra persona. Antes de que Aladino entre en la cueva, el derviche le da uno de sus anillos como amuleto de protección.

Aladino se interna en la cueva y encuentra la lámpara. Sin embargo, después de encontrarla, se niega a entregársela al derviche, ya que todavía se encuentra en la cueva y sospecha que el hombre no lo ayudará a salir de ella. En un ataque de ira, el derviche deja atrapado a Aladino dentro de la cueva, sin reparar en que el muchacho aún tiene la lámpara en su poder. Después de dos días de soledad y angustia, Aladino accidentalmente frota el anillo que le dio el mago y aparece un genio. A merced del niño, el genio del anillo pregunta qué quiere Aladino, y el niño pide que lo lleven a casa. El genio le cumple el deseo.

Ya de regreso en la casa, la madre de Aladino intenta limpiar la lámpara para poder venderla. Cuando lo frota, aparece un genio aún más poderoso que el del anillo, que promete cumplir sus deseos. Aladino y su madre piden algo de comer, y el genio de la lámpara les proporciona un banquete increíble. Aunque la madre de Aladino teme que estén jugando con demonios, su hijo insiste en que disfruten de su buena fortuna.

Aladino y su madre viven en la prosperidad durante algunos años, hasta que un día Aladino ve a la hija del sultán y decide que debe casarse con ella. Él envía a su madre al palacio del sultán con algunas joyas conjuradas por el genio de la lámpara, para convencer al sultán de que apruebe el matrimonio con la bella princesa. Asombrado por la exhibición de riqueza, el sultán acepta, aunque el codicioso visir del sultán lo convence de esperar tres meses, con la esperanza de que su propio hijo pueda cortejar a la princesa con un regalo aún mayor.

Dos meses más tarde, Aladino se entera de que el hijo del visir lo ha vencido en la puja por la mano de la princesa. Indignado, le exige al genio de la lámpara que transporte a los novios hasta donde está él durante la noche de la boda. El genio cumple, y la pareja es transportada hasta donde se encuentra Aladino. Luego, el genio envía al hijo del visir afuera mientras Aladino pasa la noche con la princesa. A la mañana siguiente, la cama es transportada de regreso y el hijo del visir se encuentra otra vez en ella. Esta dinámica se repite durante algunas noches, lo que produce terror en la pareja de recién casados. Creyéndose malditos, le cuentan al sultán lo sucedido y deciden separarse.

Un mes después, la madre de Aladino le recuerda al sultán su promesa, y este casa a su hija con Aladino, quien hace que el genio de la lámpara cree un magnífico palacio para su hogar.

Desde su hogar en África, el derviche se entera de esta historia y se da cuenta de que Aladino debe haber sobrevivido y se quedó con la lámpara. Entonces, un día, cuando Aladino no está, viaja al palacio disfrazado de comerciante que cambia lámparas nuevas y pulidas por viejas. A la hija del sultán le parece una gran idea renovar el objeto y le entrega la lámpara mágica. El derviche inmediatamente usa el genio de la lámpara para transportar el palacio y la princesa a África.

Conmocionado, el sultán amenaza con matar a Aladino si no trae a la princesa de regreso dentro de cuarenta días. Aladino todavía tiene el anillo mágico, por lo que usa su genio para transportarlo a África. Allí, él y la princesa preparan un plan. Una noche, ella se viste de manera sugerente y le jura al derviche que se ha olvidado de Aladino. Emocionado, el derviche se sirve un poco de buen vino, dentro del cual ella ha vertido veneno. El derviche muere, y la pareja roba la lámpara y regresa a China.

Así y todo, no están a salvo todavía: el derviche tiene un hermano, que es aún más malvado que él. Empeñado en vengarse, el hermano del derviche se disfraza de mujer santa y visita el palacio. Allí, convence a la princesa de que el lugar se beneficiaría de tener un huevo de Ruc colgante. Ella le ruega a Aladino que le pida esto al genio de la lámpara. Este pedido enfurece al genio de la lámpara, ya que el Ruc es su maestro. El genio amenaza con destruir el palacio, pero rápidamente supone que Aladino ha sido engañado por el hermano del derviche. Entonces, les advierte del peligro, y Aladino mata al instruso. La pareja vive feliz para siempre, y Aladino, finalmente, se convierte en sultán.

Análisis

La historia de "Aladino y la lámpara maravillosa" es una de las más famosas de Las mil y una noches, y Antoine Galland, el traductor francés que la escuchó de un narrador sirio, la incorporó a la colección.

Ahora bien, en principio, cabe señalar que la configuración de la historia es un poco inconsistente. ¿Por qué? Porque se trata de un relato popular de Medio Oriente, pero la historia está ambientada en China. Así y todo, más allá de que se dice que Aladino es chino, la mayoría de los personajes de la historia son musulmanes, y todos tienen un nombre árabe. Dicho esto, es probable que el narrador supiera poco de China cuando escribió esta historia y, por lo tanto, creyera que aquel país era más musulmán de lo que realmente era. No obstante, varios críticos sostienen que la elección de este escenario pudo haber formado parte de la intención de evocar una tierra mística, exótica, mágica para sus oyentes originales. En ese sentido, está claro que en "Aladino y la lámpara maravillosa", la magia está presente de una forma más explícita y potente que en cualquiera de los otros relatos que componen Las mil y una noches.

Esta magia se manifiesta en el poder de los genios; principalmente, en el de la lámpara. Cabe señalar que, en aquella época, la distancia desde el noroeste de África hasta China era considerada la mayor distancia posible que un viajero podría hacer. Por tal motivo, la capacidad del genio de la lámpara de transportar un palacio desde la ciudad china de Aladino y la princesa hasta la ciudad africana del derviche es una clara señal de la envergadura del poder de su magia.

Asimismo, el genio pudo transformar a un muchacho pobre en un hombre rico y próspero, lo que pone de relieve uno de los temas más importantes que atraviesa Las mil y una noches: el ascenso social. De hecho, esta historia ofrece quizás uno de los ejemplos más claros de ello. Sin embargo, muchos de los otros relatos enmarcados que desarrollan este tema presentan una variedad de reversiones, en las que el personaje principal pierde su riqueza antes de recuperarla nuevamente. Aquí, Aladino casi nunca corre el riesgo de perder su fortuna: solo debe atravesar un pequeño desafío con el derviche y lo supera fácilmente cuando confía en el genio una vez más.

Este relato es estructuralmente complejo, a pesar de ser breve. En principio, posee una forma que responde a los parámetros comunes de un arco narrativo, mientras que muchos de los otros relatos populares de Las mil y una noches son de naturaleza más episódica. La primera parte del relato abarca hasta que Aladino comienza a usar la lámpara. En esa primera parte, nos enteramos de su pobreza y conocemos al misterioso extraño que dice ser su tío y le promete un futuro de riquezas. El ascenso social comienza tan pronto como Aladino regresa a casa desde la cueva: él y su madre se enriquecen gracias al genio, y su posición social continúa mejorando, hasta el punto que Aladino llega a casarse con la hija del sultán. El clímax ocurre cuando el derviche roba la lámpara y se lleva a la princesa y el palacio a África. Así y todo, ese giro, que podría implicar la caída de Aladino, se resuelve rápidamente, cuando el propio Aladino derrota al derviche y finalmente se enfrenta a su malvado hermano también. Por último, la historia concluye con Aladino y la princesa viviendo felices para siempre en la prosperidad. Así las cosas, podemos decir que esta es una buena historia para ilustrar la dinámica de un arco narrativo típico (introducción-nudo o conflicto-desenlace). Así y todo, esta dinámica está íntimamente ligada a la cosmovisión narrativa de Occidente, lo que sugiere, según algunos críticos, que quizás Galland le dio una forma un poco occidental a la historia poco después de escucharla.

Por último, vale decir que Aladino, como personaje, tiene sus vicios y virtudes. Para empezar, parece ser un vagabundo que carece de ambición, pero descubre el impulso una vez que la buena fortuna se cruza en su camino. En otras palabras, aunque ciertamente tiene suerte, también capitaliza esa suerte. Además, es ingenioso y astuto. Quizás su mayor vicio sea su codicia. Nunca está satisfecho con lo que le da el genio; constantemente busca más y más. También siente la necesidad de hacer alarde de sus riquezas, particularmente a través de la construcción de un enorme palacio. En ese sentido, si Aladino no hubiera hecho alarde de sus riquezas de esta manera, es posible que el derviche nunca hubiese oído hablar de él y hubiera regresado a China a buscar la lámpara. Además, Aladino se niega a aceptar que la hija del sultán esté casada con otro, elaborando un plan bastante retorcido para conseguir lo que quiere. Aquí también podemos apreciar otro ejemplo de la forma en que Las mil y una noches normalmente usa a las mujeres: como objetos de deseo para los hombres. La codicia y la ingenuidad de Aladino son bastante típicas de un personaje como este, por lo que es sorprendente que finalmente conserve su fortuna. Es decir, las historias de este tipo suelen castigar al personaje por su codicia, o solo lo premian cuando usa una virtud mayor para el éxito.