Las mil y una noches

Las mil y una noches Temas

El ascenso social

Muchas de las historias de Las mil y una noches hablan de hombres que pasan de la pobreza a la riqueza y la prosperidad. Esto es evidente en el caso de Aladino en "Aladino y la lámpara maravillosa", de Alí Babá en "Alí Babá y los cuarenta ladrones" y de Simbad en "Simbad el Marino", entre otros.

En cada una de estas historias, el protagonista es pobre, pero logra ascender en la escala social gracias a la suerte. Ahora bien, ese golpe de suerte que los provee de riqueza no alcanza para asegurarles ese ascenso social definitivo. En todo caso, es una oportunidad que ellos van a tener que capitalizar a fuerza de perseverancia y administrando su nueva riqueza con lucidez. Sin ir más lejos, varios de estos personajes vuelven a tener mala suerte después de asegurar inicialmente una fortuna, pero logran recuperarla, justamente, gracias a esa perseverancia recién mencionada.

La idea de un hombre común que asciende en la escala social no solo fue un concepto popular durante la Edad de Oro islámica; la idea de que podemos superar nuestra posición social y alcanzar la riqueza es un concepto popular que aparece en varias obras literarias incluso hasta el día hoy.

La suerte

Por lo general, un personaje encuentra el éxito en estas historias a través de algún raro golpe de buena suerte. Alí Babá está cerca de los ladrones cuando abren la cueva, por lo que sabe cómo acceder a ella y tomar el tesoro. El visir Ja'far, en "Las tres manzanas", encuentra al esclavo responsable, evitando así su propia ejecución. Aladino, en "Aladino y la lámpara maravillosa", también se encuentra con una lámpara que alberga un genio que le provee fortuna.

En estas historias, el poder de la suerte y el destino se explora muy a menudo, porque a la gente de todas partes le encanta creer que la buena fortuna puede ocurrirle también a ella. Y, sin embargo, casi todas estas historias agregan un giro al tema: en la mayoría de estos casos, los personajes tienen que capitalizar la suerte para tener éxito. Por ejemplo, Aladino tiene buena suerte varias veces, pero tiene que usar su astucia y perseverancia para finalmente consolidar esa suerte y capitalizarla de forma permanente. La suerte (buena o mala) nos afecta a todos, pero los más exitosos sabemos aprovechar la oportunidad que esa suerte nos propone.

La aventura

El tema de la aventura y la audacia está presente en casi todas estas historias. En "Simbad el Marino", Simbad tiene una sed de aventuras en mar abierto que no puede ser satisfecha con uno o dos viajes; sale a comerciar en un barco siete veces antes de que finalmente decida dejar de buscar emociones. Otros personajes principales se enfrentan regularmente a obstáculos que ponen a prueba su ingenio, fuerza y ​​agilidad, todos elementos de los relatos de aventuras.

Las historias de aventuras como estas siempre serán atractivas para los lectores, ya que a menudo nos gusta proyectar nuestras vidas más emocionantes de lo que en verdad son. En todo caso, lo notable de Las mil y una noches es que sus relatos exploran de una manera profunda la naturaleza humana, y lo hacen a través de aventuras tan extraordinarias como conmovedoras. En ese sentido, la ficción busca empatizar con sus lectores, es decir, crear esa sensación de mímesis en la que podamos sentirnos identificados con los personajes, más allá de que estos se vean envueltos en aventuras que difícilmente nos puedan ocurrir a nosotros.

La codicia

En una recopilación de historias que se enfoca tan fuertemente en la riqueza y la fortuna, la codicia surge naturalmente como un vicio humano que los personajes deben contrarrestar en sí mismos y en los demás.

Los antagonistas de estos cuentos son casi siempre malvados y su peligrosidad suele atribuirse a su codicia. Pensemos en el derviche de "Aladino y la lámpara maravillosa", los cuarenta ladrones en "Alí Babá y los cuarenta ladrones" o el visir del rey Yunan de "El visir y el sabio Duban", todos personajes que causan problemas para saciar su propia codicia.

Sin embargo, podría decirse que las historias son más profundas cuando los protagonistas deben contrarrestar su propia codicia. En algunos casos, como con Simbad, su victoria sobre la codicia asegura su supervivencia. En otros, como Alí Babá, los protagonistas acaban felices a pesar del vicio. La principal diferencia entre los protagonistas y los antagonistas en general es que los protagonistas buscan riqueza para mejorar sus vidas; los antagonistas continuamente quieren más, incluso cuando tienen suficiente, y se niegan a compartir. En general, Las mil y una noches valora la búsqueda de la riqueza, pero establece una buena cantidad de advertencias en el camino.

La hospitalidad

En muchas culturas antiguas y clásicas, la hospitalidad se consideraba sagrada. Aunque esta recopilación de relatos no hace muchos comentarios explícitos sobre la hospitalidad, es un tema recurrente e importante. En particular, la hospitalidad en estas historias sugiere la conexión de un individuo con la comunidad.

Por ejemplo, Simbad el Marino alimenta a Simbad el cargador todas las noches mientras cuenta su historia y le da una gran suma de dinero cuando se va. Además, sus historias tienen un propósito implícitamente didáctico: quiere enseñar al humilde cargador lo que ha aprendido sobre la vida. De manera similar, Simbad recibe una maravillosa hospitalidad por parte de muchos de los reyes que encuentra durante sus viajes.

Sin embargo, Las mil y una noches no siempre presenta ejemplos positivos de hospitalidad. En ese sentido, un hombre puede querer aprovecharse de esa hospitalidad, lo que, por tratarse de una trasgresión hacia algo sagrado, lo llevará a la ruina. Un ejemplo de esto sucede en "Alí Babá y los cuarenta ladrones": el jefe de los ladrones busca aprovecharse de la hospitalidad de Alí Babá para matarlo, pero, finalmente, el que acaba siendo asesinado es él. Sin hacer un comentario explícito sobre el tema, Las mil y una noches refleja la cultura islámica de la época al presentar la hospitalidad como sagrada y los peligros que conlleva cualquier intento de aprovechamiento respecto de esa buena fe del anfitrión.

El espíritu de competencia

Los protagonistas de muchas de estas historias se toman muy en serio la competencia; el ejemplo más destacado está en "Los tres príncipes y la princesa Nouronnihar". Los tres príncipes aceptan universalmente la idea de competir por la mano de la princesa en matrimonio, a pesar de su conexión familiar. También hay casos de competencia menos saludable, como entre Alí Babá y Qasim. A menudo, en estas historias, los hombres pobres se ven a sí mismos compitiendo con los hombres más ricos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, un espíritu competitivo ayuda a los hombres a descubrir su fuerza interior y, por lo tanto, a prosperar.

La competición se consideraba una de las mejores formas de que un hombre demostrara su honor y su fuerza en la época en que estas historias fueron escritas, y esta idea se refleja mucho en los relatos de Las mil y una noches.

El poder del relato

El poder del relato es posiblemente el tema más importante y que más se pone de relieve a lo largo de Las mil y una noches. En la historia-marco, Shehrezad cree que el poder del relato y la intriga que propone en sus historias podrán evitar que su marido la mate a ella o alguna de sus futuras esposas. Este sentimiento de que las historias no solo son entretenidas, sino también poderosas, capaces de cambiar a las personas, se refleja en casi todos los relatos que le cuenta a Shahri-iar. Está claro que cada relato busca, de una forma u otra, hacer reflexionar al rey y convencerlo para que cambie su forma de actuar. En ese sentido, es evidente que el poder del relato no se circunscribe a una mera intención de entretener, sino que propone una instancia de reflexión que pretende funcionar como un mecanismo que ayude a Shahri-iar entenderse mejor a sí mismo; algo que también podría aplicarse a los lectores si lograran empatizar lo suficiente con la historia.

Por otro lado, Simbad cree que sus historias ayudarán a que el humilde cargador comprenda mejor el mundo. Además, las historias se utilizan con mucha frecuencia como medio de persuasión, como en "Las tres manzanas" y "El pescador y el genio". Las obras de esta colección enfatizan el poder detrás de las palabras y reflejan la importancia de la narración en la sociedad islámica. Sin estos relatos que proponen giros inesperados del destino y golpes de suerte, el mundo se habría convertido en un lugar mucho más desesperanzado y desolador.