La señora Dalloway

La señora Dalloway Resumen

Clarissa Dalloway sale a comprar flores para la fiesta que dará esa noche en su casa. La brisa del verano le recuerda su juventud en Bourton, antes de casarse, cuando su novio era Peter Walsh, cuyas cartas últimamente son aburridas.

Clarissa camina por Londres y disfruta mirar las vidrieras. A su hija, Elizabeth, no le interesan esas cosas; solo le interesa pasar tiempo con la señorita Kilman, una mujer soltera, religiosa y humilde que le enseña historia, y que incomoda a Clarissa porque siempre le hace sentir su superioridad moral. En un momento, suena un ruido fuerte y muchas personas se reúnen alrededor de un automóvil en el que creen que viaja el Primer Ministro o alguien de la realeza.

En el tumulto se encuentra Septimus Smith, un hombre de treinta años, veterano, con lesiones mentales que le quedaron por luchar en la Primera Guerra Mundial, terminada cinco años atrás. Septimus se encamina con su esposa Rezia, una joven italiana que no conoce a nadie más en Inglaterra, para visitar a un nuevo médico. Septimus se viene tratando con el doctor Holmes, a quien detesta, y que terminó derivándolo a un especialista, el doctor Bradshaw, para que atienda la enfermedad mental agravada que sufre.

Cuando Clarissa vuelve a su casa se angustia porque Richard, su marido, le dejó una carta avisando que fue a almorzar a la casa de Lady Bruton. Lady Bruton es la nieta de un general, una mujer a la que le interesa más la política que la gente: llamó a Richard porque este trabaja en política. Clarissa se siente rechazada y se refugia en la habitación individual, con aire virginal, en donde descansa desde que estuvo enferma. Allí recuerda un verano en Bourton en el que su amiga Sally, una muchacha libre que la inspiró a pensar desde otra perspectiva, la besó. Para Clarissa es el recuerdo más pleno y feliz de su vida. De pronto, una sirviente anuncia la llegada de Peter, que irrumpe en la habitación. En la conversación se entiende que ambos siguen sintiendo algo por el otro, a pesar de los años y aunque reprimen esos sentimientos. La escena se interrumpe por la llegada de Elizabeth, que avisa que irá de paseo con la señorita Kilman.

La señorita Kilman desprecia y envidia a las mujeres de alta sociedad como Clarissa, aunque intenta transformar su odio en devoción divina y ampararse en la religión y en la esperanza de que en algún momento haya justicia y ella sea recompensada. Elizabeth se termina incomodando por un discurso autocompasivo de la señorita Kilman y se toma un autobús. A ella no le interesan las fiestas, los hombres ni Londres: desearía estar en el campo con su padre.

En la casa de Lady Bruton, Richard se entera de que Peter ha vuelto a la ciudad. Siente celos, ya que Peter era el novio anterior de Clarissa, y decide comprar flores, volver a la casa y decirle a su mujer que la ama, lo que casi nunca hace. Sin embargo, cuando vuelve, no logra decir esas palabras.

El tratamiento que Bradshaw le propone a Septimus aumenta la desesperación del enfermo, que considera a los médicos la encarnación de la maldad de la naturaleza humana. Además, le es difícil convivir con sus crímenes de guerra y con su incapacidad para sentir. Tiene una última situación feliz compartiendo la tarde con su esposa, con quien logra comunicarse diseñando en conjunto un sombrero, pero luego el doctor Bradshaw irrumpe en la casa violentamente y Septimus, intentando escapar de él, se lanza por la ventana.

A la fiesta de Clarissa asiste toda la gente relevante de la sociedad inglesa, incluso el Primer Ministro, que irónicamente tiene apariencia ordinaria. También sorprende la visita de Sally, ahora llamada Lady Rosseter, quien está casada con un hombre rico y es madre de cinco hijos. También asiste Peter. Clarissa, sin embargo, no tiene tiempo de hablar con ellos, porque atiende a todos los invitados. En un momento llega el matrimonio Bradshaw, y Clarissa se entera del suicidio de un joven veterano. Entonces se encierra en una habitación y allí parece poder sentir el dolor y la muerte del joven, y luego reflexiona sobre la vida. La experiencia la revitaliza y ella sale dispuesta a reunirse con Peter y Sally. Peter está por irse, pero ve llegar a Clarissa y se siente feliz.