La naranja mecánica

La naranja mecánica Resumen y Análisis Tercera parte, Capítulos 5 - 7

Capítulo 5

Resumen

Alex se despierta de un sueño tranquilo y sin pesadillas. Encuentra una copia de “La naranja mecánica” y ve el nombre del autor: F. Alexander. Alex lee un poco y descubre las ideas principales: las personas se están convirtiendo en máquinas y los humanos son como frutas en el huerto de Dios. Esto último hace que Alex se pregunte si el escritor está loco.

F. Alexander llama a Alex y le dice que ha estado hablando por teléfono con varias personas durante horas. El joven dice que pensaba que la casa no tenía teléfono, recordando que la esposa del escritor había dicho eso. F. Alexander sospecha por un momento, pero luego vuelve a contarle sobre su trabajo. Cree que Alex puede ser un arma para ayudar a vencer al gobierno actual en las próximas elecciones. La principal victoria del gobierno, en su opinión, ha sido reducir el crimen a través de una fuerza policial brutal y de la técnica de Ludovico. Teme que se estén acercando a un gobierno totalitario. Quiere que Alex firme un artículo que ha escrito sobre lo que le hizo el gobierno.

Alex pregunta si podrá revertir la técnica de Ludovico. F. Alexander evade la pregunta y le muestra el artículo. Es un relato del triste sufrimiento de Alex y una propuesta para desafiar al gobierno. Alex lo comenta con la palabra “joroschó”. F. Alexander le pregunta sobre ese término, y Alex le explica que es nadsat. El escritor va a la cocina a lavar los platos.

Llaman a la puerta y F. Alexander deja entrar a tres hombres: Z. Dolin, Rubinstein y D. E. da Silva. Observan al joven y planean lo que van a hacer con él como si él no estuviera allí. Alex habla con más palabras del nadsat y F. Alexander dice que siente que ha entrado en contacto con él antes. Hablando con más cuidado, Alex le pregunta qué será de él. Le aseguran que “el Partido no olvida” (92), y que recibirá una sorpresa. El joven quiere volver a ser como era antes, pero los hombres ignoran sus súplicas. Alex grita que no es un “lerdo”, y F. Alexander se pregunta si el chico podría estar relacionado con la pandilla que violó y mató a su esposa. Sus amigos intentan calmarlo. Cuando Alex intenta irse, lo detienen.

Los hombres, sin F. Alexander, lo llevan a un piso en la ciudad, que será su nuevo hogar. Le preguntan a Alex si estaba en la pandilla que violó y mató a la esposa de F. Alexander. Él admite que sí, pero dice que ha pagado por sus acciones. Los hombres se van a trabajar. Alex se acuesta a dormir un rato. Se siente aturdido y sin saber qué clase de vida le espera. Despierta escuchando una pieza de música clásica y se siente descompuesto. Les grita a los vecinos que lo apaguen y golpea la pared agónicamente, pero la música continúa. Intenta salir, pero se da cuenta de que han cerrado la puerta con llave. Recorriendo el departamento, ve la palabra “MUERTE” en la portada de un folleto antigubernamental. Otro folleto tiene una imagen de una ventana abierta, y ambos inspiran a Alex a suicidarse saltando por la ventana. Se asoma por la ventana abierta de su habitación y salta.

Análisis

F. Alexander y sus amigos no son mucho mejores que las personas que trabajan para el gobierno. Ellos también quieren restringir el libre albedrío de Alex y usarlo para lograr sus objetivos. De alguna forma, también lo convierten en una naranja mecánica. Hacer que quienes luchan por la libertad sean personajes un tanto totalitarios le permite a Burgess contrarrestar su propio argumento y equilibrar La naranja mecánica para que su postura no resulte maniquea.

El paralelismo entre este capítulo y el tercero de la primera parte se centra en la música. En la primera parte, Alex escucha a la mujer cantar bellamente en el bar Korova. Le parece como si “un gran pájaro hubiera entrado volando en el bar lácteo” (22), un contraste irónico con el salto de Alex por la ventana, ya que esta decisión está directamente relacionada con escuchar música clásica. Además, el canto de la mujer pertenece a una ópera que se conecta con el propio intento de suicidio de Alex: el pasaje corresponde al momento en “que ella se muere con la garganta cortada en dos, y los slovos dicen: «Quizá sea mejor así»” (22). Pero la imagen espejada más ingeniosa viene de la combinación de su salto a través de la ventana y su eyaculación al final del capítulo 3 de la primera parte. En el momento de la eyaculación dice: “yo, tendido en mi cama con los glasos bien apretados y las rucas tras la golová, sentí que me quebraba, y spataba, y exclamaba aaaaah, abrumado por el éxtasis. Y así la bella música se deslizó hacia el final resplandeciente” (25). La descripción del salto, por su parte, es así: “Me subí al reborde, y la música seguía sonando a mi izquierda, y cerré los glasos y sentí el viento frío en el litso, y salté.” (94).

Es interesante notar que no se dice el primer nombre de F. Alexander, y que nunca se indica el apellido de Alex. En un momento, Alex se refiere al otro como “F. ​​Alex” (91), y su conexión nominal los hace parecer una dupla padre-hijo. Alex incluso se refiere a él diciendo que es “casi maternal” (89), intercambiando géneros. Esto invita a una lectura freudiana, ya que Alex, como hijo, aparentemente satisfizo sus deseos edípicos al tener relaciones sexuales con la esposa de F. Alex, es decir, la que sería su madre.

Capítulo 6

Resumen

Alex salta y se golpea contra la vereda. Antes de desmayarse, piensa que los amigos de F. Alexander prepararon todo para que se suicidara y pudieran culpar al Gobierno. Despierta en un hospital, todo vendado, y no siente nada. Una enfermera hermosa está junto a su cama y Alex intenta pedirle que se acueste con él, pero no puede hablar correctamente porque le faltan algunos dientes. Ella se va y Alex se duerme rápidamente otra vez. Más tarde puede escuchar que la enfermera ha vuelto con médicos para que lo examinen. También está con ellos el capellán, quien dice que ya no trabaja en la prisión. Alex no puede mantenerse consciente mucho tiempo y vuelve a dormirse.

Más tarde lo visitan los amigos de F. Alexander y le informan que ha destruido las posibilidades de reelección del Gobierno. Alex trata de reprocharles que lo han usado, pero no puede pronunciar las palabras. Le muestran recortes de periódicos que lo muestran como una víctima y, al gobierno, como un asesino. La enfermera saca a los hombres para que no lo exciten demasiado.

Alex se duerme y tiene varios sueños con violencia y sexo, que no lo descomponen. Se despierta y encuentra a sus padres allí. Ellos se sienten en parte responsables por el intento de suicidio de su hijo. Le dicen que Joe fue golpeado por la policía y volvió a su casa. Le piden que vuelva a vivir con ellos, y Alex dice que lo considerará. Su madre llora y él amenaza con lastimarla si no se detiene. Luego se da cuenta de que se sintió bien amenazando a su madre, y le dice a su padre que, si vuelve a la casa, será el jefe. Su padre acepta. Ambos se van y Alex le pregunta a la enfermera si los médicos han estado haciendo algo con su cabeza, pero recibe una respuesta evasiva.

Unos días después, los médicos ponen a prueba a Alex mostrándole fotos y preguntándole qué piensa. Él siente deseos de realizar actos violentos y los médicos le dicen que está curado. Parece que lo reacondicionaron y revirtieron los efectos de la técnica de Ludovico mientras estaba inconsciente.

Pasado un tiempo, Alex recibe la visita del Ministro del Interior, acompañado por la prensa. El Ministro lo alienta a reconocer al grupo de F. Alexander como enemigos suyos. También le informa que han encerrado a F. Alexander para protegerlo, porque él creía que Alex le había hecho daño a su esposa. El Ministro también le dice que será recompensado “porque estás ayudándonos” (100). Los reporteros toman fotos de los dos sonriendo, y el Ministro le regala a Alex un estéreo. Alex les pide escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven, y todos empiezan a retirarse mientras él se queda escuchando. Firma algo sin saber ni importarle qué es, y se imagina cortándole la cara a todo el mundo con su navaja mientras disfruta de la música. Entonces piensa que ya está curado.

Análisis

Alex ha recuperado su libre albedrío, o eso es lo que parece. Es cierto que Alex está “curado” en cierta forma: puede volver a disfrutar de la violencia y de la música de Beethoven. Su sueño de que a su cuerpo le drenan el agua sucia y lo rellenan con agua limpia representa esta transformación curativa y constituye una ironía, por supuesto, ya que Alex ha perdido sus sentimientos limpios y ha vuelto a su sucia violencia.

Sin embargo, Alex no ha recuperado del todo su libre albedrío. El gobierno lo usa tal como lo hizo antes el grupo de amigos de F. Alexander. La forma en que lo hace se asemeja, incluso, al tratamiento anterior a través de la técnica de Ludovico: Alex está confinado en una cama sin poder hacer nada, tal como antes estaba confinado en la silla del otro hospital. Además, Alex sigue haciendo cosas sin pensar. Dice: “yo sonreí como besuño sin pensarlo” (100), mostrándose así cómplice del gobierno ante las cámaras de los periodistas. Acá podemos ver otro siniestro uso de los medios de comunicación. También sin pensarlo, Alex firma un papel para el Gobierno, sin saber de qué se trata.

En un sentido más amplio, Alex nunca piensa en ninguna de sus acciones. En el mismo sentido, nunca expresa tampoco remordimiento por su pasado violento. Apenas considera por qué realiza actos violentos, y es porque le dan placer. La idea principal detrás de La naranja mecánica es que la capacidad de elegir es constitutiva del ser humano, y que la bondad no es auténtica sin libre albedrío. Pero Alex, por otra parte, no parece haber elegido el mal, sino haber nacido con él, con un instinto hacia él.

El capítulo termina con una nota pesimista, ya que nos damos cuenta de que el gobierno opresivo sigue en el poder. Además, F. Alexander, uno de sus opositores, ha sido encarcelado. El Ministro le dice a Alex que lo han aprisionado para su seguridad, lo cual es absurdo. Es evidente la manipulación que el gobierno ejerce respecto a la libertad de las personas, y el panorama que se presenta es muy desalentador para quienes quieran oponerse a su poder.

Para disgusto de Burgess, la edición estadounidense de su novela y la adaptación cinematográfica de Stanley Kubrick omitieron el siguiente y último capítulo, dejando a los lectores y espectadores con este final.

Capítulo 7

Resumen

Alex se sienta en el bar lácteo Korova y le pregunta a sus tres nuevos amigos, Len, Rick y Toro: “¿Y ahora qué pasa, eh?” (101). Alex es el líder de la pandilla por ser el mayor, por haber sido famoso, y porque tiene el mejor trabajo. Ahora trabaja en los Archivos Nacionales de Gramodiscos. Alex está aburrido, como le suele pasar ahora, y quiere irse. Antes de hacerlo, golpea a un adicto balbuceante.

Afuera, Alex les da la orden a sus amigos de golpear a un anciano. Luego van al bar Duque de Nueva York y están a punto de comprar bebidas para las ancianas, pero Alex se niega a hacerlo. En esos días ha estado sintiendo ganas de quedarse con su dinero. Aún así, termina accediendo y saca todo lo que tiene en sus bolsillos para pagar las bebidas. Cuando lo hace, accidentalmente pone sobre la mesa la foto de un bebé que recortó de un periódico. Los demás se ríen y él rompe la fotografía. Alex los llama "bebés" por pasar todo el tiempo golpeando a otros y riéndose. Repentinamente, al ver su cerveza siente náuseas, la derrama y dice que se va a su casa. Toro, tratando de asumir el cargo de líder, dice que pospondrán su robo programado; Alex le responde que continúen sin él.

Alex se va y camina solo por las calles. Reflexiona sobre la lucha entre los adolescentes desobedientes y la policía, y se pregunta por qué ya no le importa tanto. Su reciente aprecio por la música romántica, en vez de las sinfonías clásicas, también lo confunde. Quiere un poco de té y le viene a la cabeza una imagen de sí mismo como un anciano. En un lugar de “té-y-café” lleno de personas inofensivas ve a su viejo amigo Pete bien vestido. Alex se sorprende cuando Pete le presenta a su esposa, porque lo considera muy joven para estar casado. Pete describe su vida de clase media e invita a Alex a que los visite algún día. Luego Pete y su esposa se van a una fiesta.

Alex piensa que, con sus 18 años, ya se ha vuelto demasiado viejo para seguir con sus crímenes, y se compara con artistas que a su edad ya habían realizado grandes obras. Se imagina a sí mismo llegando a una casa después del trabajo, donde lo esperan una mujer y un bebé. Piensa que debe poner fin a su etapa de juventud, ya que ser joven es como ser una especie de juguete a cuerda que no puede evitar hacer lo que hace. Él le explicará esto a su hijo, aunque sabe que este no lo entenderá, y hará cosas como las que hizo él. Y así será generación tras generación, y las cosas se repetirán una y otra vez, como si Dios hiciera girar una naranja entre sus manos. Alex decide encontrar una esposa. Explica que la causa de sus malas acciones fue su juventud, pero que ahora ha crecido, y se despide de la audiencia.

Análisis

La simetría de este capítulo final con el primero de la novela es evidente. Ambos comienzan situando a sus personajes en el bar lácteo Korova. Alex está en ambas partes con tres amigos tomando leche mezclada con drogas. También acá dan un paseo en la fría noche invernal y más tarde van al bar Duque de Nueva York. Allí siguen estando las ancianas del capítulo 1 de la primera parte, y Alex y sus amigos continúan pagándoles bebidas. Todo parece que podría seguir repitiéndose infinitamente, o al menos esa es la sensación que provoca el inicio de este capítulo.

Sin embargo, Alex finalmente toma la decisión de cambiar el curso de su vida. Ahora, siendo mayor de edad (tiene 18 años), desecha su violento pasado y adopta un estilo de vida pacífico y maduro. Lo más importante de esta transición, a diferencia de sus dos transformaciones anteriores, es que elige cambiar voluntariamente. El tesis central de la novela, que la capacidad de elegir define a la humanidad, en este capítulo se reformula con más precisión: la capacidad de elegir define la adultez. La juventud, como describen las imágenes de Alex, es mecánica, pues los jóvenes se comportan como un juguete a cuerda, y actúan de acuerdo con el determinismo impuesto por Dios, quien hace girar la naranja (o la Tierra).

Solo aquellos que han visto suficiente en la vida como para tomar decisiones informadas pueden asumir el libre albedrío y escapar del destino de ser una naranja mecánica. Burgess eligió el capítulo 21 (capítulo 7 de la tercera parte) para mostrar la maduración de Alex, ya que 21 años era la edad para votar en Gran Bretaña y, además, esta se considera la edad del rito del pasaje a la edad adulta. Con esa edad llega la adultez y, aunque Alex solo tiene 18 años cuando termina la novela, su vida, atravesada por la experiencia, lo lleva a elegir su destino, uno al que pueda aspirar por voluntad propia.

El final es cíclico, puesto que Alex señala que su hijo probablemente también actuará como él cuando sea joven. Burgess retoma la idea de que la maldad no desaparece del mundo, porque es el pecado original de la humanidad, pero que el libre albedrío puede ser más fuerte.