La naranja mecánica

La naranja mecánica Resumen y Análisis Segunda parte, Capítulos 1 - 4

Capítulo 1

Resumen

Alex se encuentra ahora en la cárcel estatal número 84F, donde se lo identifica con el número “6655321”. Han transcurrido dos años desde que lo arrestaron y hace un repaso de los acontecimientos que ocurrieron desde entonces: el dolor de sus padres en el tribunal de la primera instancia, su tiempo bajo custodia y el juicio, en el que fue sentenciado a catorce años. En prisión, ha tenido que lidiar con guardias brutales, prisioneros que han intentado abusar de él y un trabajo sin sentido. Sus padres le han hecho llegar la noticia de que Georgie fue asesinado durante un robo.

El domingo por la mañana Alex está en la capilla de la prisión. Su tarea es poner música solemne antes, durante y después de la misa. El capellán les pregunta a los prisioneros si continuarán siendo criminales y terminarán en el infierno, o si se arrepentirán y cambiarán su forma de vida. Un disturbio menor provoca que los guardias golpeen a un prisionero. Alex relata que el capellán lo ha tomado bajo su protección después de descubrir su interés en la Biblia. Como parte de su educación, se le permite escuchar música clásica en el estéreo de la capilla mientras lee el libro sagrado. Pero lo que más le atrae a Alex de la lectura es el sexo y la violencia que encuentra en sus pasajes.

Cuando finaliza el sermón, los prisioneros cantan un himno. Después de que se van, el capellán le pide a Alex noticias de los prisioneros. Él usa esta información para obtener los elogios del director de la prisión y avanzar así en su carrera. Alex miente sobre un supuesto envío de cocaína y aprovecha la ocasión para pedirle al capellán que proponga a las autoridades que prueben con él un tratamiento del que ha oído hablar. No sabe en qué consiste, pero entiende que hace que liberen rápidamente al prisionero y que este permanezca en libertad. El capellán le dice que ese tratamiento, llamado la técnica de Ludovico, todavía está en la etapa experimental, y expresa sus dudas acerca de la posibilidad de que una técnica pueda hacer bueno a un hombre, ya que la bondad, dice, es una elección. Alex es enviado de regreso a su pequeña celda con una variedad de prisioneros despreciables. Su celda ha sido construida para tres personas, y ellos ya son seis cuando esa tarde llevan a un nuevo prisionero.

Análisis

“¿Y ahora qué pasa, eh?” es la pregunta con la que comienza la segunda parte de la novela, igual que la primera. También como en la primera parte, se repite aquí cuatro veces, haciendo pensar en las posibilidades de vida que se abren con el libre albedrío. En esta ocasión, es el capellán quien la pronuncia, cuando les pregunta a los prisioneros qué harán con sus vidas. La pregunta los invita a ejercer su libre albedrío, ya que les da el poder de decidir cuál será su futuro. Sin embargo, en este caso es una pregunta retórica, es decir, no espera una respuesta, y hasta puede sonar irónica considerando las limitaciones del libre albedrío de los prisioneros.

El capellán tiene algunos profundos pensamientos filosóficos, y aborda el tema principal de la novela: “La bondad viene de adentro, 6655321. La bondad es algo que uno elige. Cuando un hombre no puede elegir, deja de ser hombre” (49). En el capítulo 4 de la primera parte, Alex expresa su idea de que la maldad es una elección personal. Acá, de manera análoga, el capellán piensa lo mismo de la bondad. Además, este personaje se niega a creer que una bondad forzada sea equivalente a una bondad elegida. Sin libre albedrío, cualquier bondad que tengan los humanos carece de autenticidad y es, por tanto, inhumana.

Por otro lado, vemos cómo en la cárcel Alex es despersonalizado: se le da el número 6655321 como única identidad. El número está compuesto por siete dígitos, y también son siete los capítulos que componen cada parte del libro. Se refuerza así la simetría estructural de la novela, que se revelará en la tercera parte.

Capítulo 2

Resumen

Las insinuaciones sexuales del nuevo prisionero sobre Alex provocan una pelea, y sus compañeros de celda lo respaldan. Golpean al prisionero y luego lo sostienen mientras Alex lo golpea hasta dejarlo inconsciente.

Alex sueña que toca en una orquesta en la que el director es una mezcla de Beethoven y Handel y parece ciego, sordo y cansado del mundo. Por la mañana, descubre que el prisionero está muerto. Los prisioneros se echan la culpa entre ellos por la desgracia, pero ponen la mayor parte de la responsabilidad sobre Alex. Así se lo plantean a los guardias, y luego el director y el Ministro del Interior visitan a Alex. El Ministro dice que “el Gobierno no puede continuar aplicando teorías penales pasadas de moda” (53), y que necesitarán “todo el espacio disponible en las cárceles, para los criminales políticos” (53). Para él, los “delincuentes comunes” como Alex necesitan ser curados de sus reflejos criminales. Entonces le dice al director que, a partir del día siguiente, pondrán a Alex en manos de Brodsky para probar con él un nuevo sistema de curación.

Análisis

El Ministro del Interior se refiere al impulso criminal como un “reflejo” (54) que necesita curación. La palabra “reflejo” implica su creencia de que los prisioneros no ejercen el libre albedrío al elegir un comportamiento inmoral, sino que lo hacen inconscientemente, como un reflejo, de una manera que parece predeterminada. Si esto es así, tal como él mismo dice, “el castigo no significa nada” (54). Si el prisionero ha ejercido el mal inconscientemente, entonces la amenaza de castigo no es un elemento disuasorio válido. Solo si el prisionero ha puesto en una balanza, conscientemente, los costos y beneficios de comportarse inmoralmente y de recibir un castigo, el castigo puede actuar como un elemento disuasorio, ya que la persona puede tomar la decisión de que la satisfacción del acto criminal no vale tanto al lado del castigo.

Este personaje tiene un punto de vista que entra en conflicto con el de Burgess. Alex ejerce el libre albedrío haciendo el mal, porque esa es su elección, y no un acto reflejo. Pero vemos que el personaje no reflexiona después de hacerlo. Alex no siente remordimiento por el asesinato del prisionero, como tampoco lo sintió antes con el de la anciana. En cambio, sí se preocupa por su sentencia en prisión. Quizás la contemplación retrospectiva de por qué uno ha hecho el bien o el mal es más un signo de madurez que un indicador de libre albedrío.

Capítulo 3

Resumen

Alex es llevado a la oficina del director por la tarde. Este admite que no le gustan las nuevas ideas que aplicarán para reformar a los presos como Alex. Él cree en la justicia del ojo por ojo, y piensa que el Estado debería “devolver el golpe” a los delincuentes en lugar de tratar “de convertir lo malo en lo bueno” (55). Le informa a Alex que va a ser reformado y que al día siguiente lo llevarán a ver a un hombre llamado Brodsk. Además, le dice que el tratamiento durará dos semanas y que, al finalizarlo, estará en libertad. Alex firma un documento en el que acepta someterse al “Tratamiento de Recuperación”.

Alex es enviado al capellán, quien confidencialmente le dice que está en contra del tratamiento al que se someterá, y que eliminará el deseo de Alex de cometer actos de violencia, y cualquier otro tipo de “delitos contra la paz del Estado” (56). Alex afirma que le gustará ser bueno, aunque en realidad no lo cree y se ríe por dentro. El capellán le advierte que tal vez “ser bueno puede llegar a ser algo horrible” (56) y que, quizás, la posibilidad de elegir sea más importante que la bondad. Aún así, espera que, al elegir ser privado de la capacidad de tomar decisiones éticas, Alex haya elegido algo bueno. Preocupado por Alex, el capellán llora y se sirve un trago.

A la mañana siguiente, Alex es enviado a un nuevo edificio cercano que se parece a un hospital. El doctor Branom, asistente del doctor Brodsky, recibe a Alex y lo envía con otro enfermero a una habitación limpia, donde cambia su ropa de prisión por un pijama a la moda. Mientras el doctor Branom examina a Alex, le explica que le mostrarán “películas especiales” (57) y que después de cada comida recibirá una inyección en el brazo. Después de que se va, Alex piensa en formar una nueva pandilla tras ser liberado: el primer ataque sería contra Pete y el Lerdo. También piensa que tendría cuidado de no volver a ser atrapado, ya que el Estado se habrá tomado muchas molestias para reformarlo. Finalmente, le dan una buena comida y, luego, una enfermera le da la inyección en el brazo. Alex se siente débil y un enfermero lo saca de la habitación en una silla de ruedas.

Análisis

El capellán continúa reflexionando sobre el tema principal de la novela: que la capacidad de elegir, incluso si la elección es malvada, es más importante que la bondad forzada. También plantea la posibilidad cíclica de que elegir no elegir supone, de alguna manera, ejercer el libre albedrío. Sin embargo, el humano que elige perder su libertad y convertirse en una naranja mecánica pierde su libertad original tanto como su carácter humano, asociado a ella.

Alex dice que las vitaminas que le inyectarán después de las comidas lo “pondrían bien” (58). Si bien cree que esas inyecciones ayudarán a su salud, no se da cuenta de que serán fundamentales para ponerlo en el camino correcto, haciéndolo bueno. Del alguna forma, más que “ponerlo bien”, lo “pondrían del lado del bien”. Burgess anticipa para el lector el tratamiento ominoso que le harán a Alex, una combinación de “películas especiales” e inyecciones, pero el personaje, quien todavía es un inocente ignorante, se ríe y no comprende en qué consiste exactamente la técnica de Ludovico.

Además, vemos que no ha entendido el significado de su castigo. Promete tener cuidado de no ser atrapado nuevamente después de ser liberado, ya que el Estado ha hecho mucho para hacerlo bueno, pero no contempla la posibilidad de dejar de ser un criminal. Por supuesto, no ser atrapado no es el objetivo de rehabilitación, sino que no quiera cometer más crímenes. Este es un contraargumento que Burgess parece proponer a su propia premisa: el pensamiento de Alex parece mostrar que, para los delincuentes incorregibles, quizás la única solución pragmática es obligarlos a ser buenos.

Capítulo 4

Resumen

Alex es llevado a un cine no convencional. Hay un banco con medidores en una de las paredes, y un asiento estilo dentista con alambres que sobresalen frente a la pantalla. Enfrente de la pared de la pantalla hay una pared con agujeros, detrás de la cual está la cabina de proyección. Alex, todavía débil, es ayudado a sentarse. El joven cree ver y escuchar a personas a través de un vidrio opaco que está debajo de los agujeros por donde se proyecta la película. Uno de los médicos le ata la cabeza a la silla para mantenerla quieta y obligarlo a mirar la pantalla. Alex no entiende por qué lo hace, ya que él está dispuesto a mirar las películas que le pasen. Los médicos también sujetan los párpados de Alex para mantenerlos abiertos. Un médico le dice que la película será “una joroschó de horrores” (59), y luego pegan ventosas llenas de cables en el abdomen y el pecho de Alex.

Entra el doctor Brodsky, se apagan las luces y comienza la proyección. La película muestra a dos jóvenes golpeando a un anciano. Mientras Alex observa esto se siente mal físicamente y lo atribuye a su desnutrición. La siguiente película muestra una brutal violación en grupo. Alex se siente mucho peor a pesar de saber que las filmaciones no pueden ser reales, y cuando esta termina el doctor Brodsky toma nota estadística de la reacción de Alex. Una tercera película muestra una violencia brutal ejercida contra un rostro humano. Alex se siente aún peor, especialmente porque no puede vomitar, por alguna razón, y no puede evitar que sus ojos permanezcan abiertos. La cuarta película muestra a una anciana golpeada y quemada viva. Alex le ruega a los médicos que le permitan vomitar, pero Brodsky le dice que no son ganas reales de vomitar, y que ya comienza la siguiente película. Alex escucha que Brodsky se ríe. Luego ve la película siguiente, que muestra escenas de tortura japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Entonces, el joven les ruega a los médicos que detengan la película. Ellos se ríen y le dicen que apenas han comenzado.

Análisis

La técnica de Ludovico finalmente se expone en la mitad de la novela (la edición británica original tiene 21 capítulos y esto se desarrolla en el décimo). El lector entiende que las “vitaminas” que Alex supone haber recibido tienen algo que ver con su intensa reacción negativa a las películas. Parece que los médicos están condicionando a Alex para que la violencia y el crimen le provoquen disgusto. La disposición inicial de Alex a mirar las películas se debilita rápidamente y, al final del capítulo, no tiene libertad de elegir ni sobre las acciones de los médicos ni sobre sus propias reacciones a lo que se le muestra.

La elección de proyectar una película sobre la tortura durante guerra es significativa. Los doctores son torturadores como los que aparecen en el filme. Además son sádicos, porque se deleitan con la violenta experimentación a la que someten a Alex. Sus comentarios sarcásticos hacia la víctima, ahora indefensa, recuerdan el sarcasmo de Alex y su pandilla con sus propias víctimas, lo mismo que el acto de obligar a Alex a abrir los ojos es similar al de hacer ver, al hombre de la casa con la inscripción “HOGAR”, la violación de su esposa.

Por otro lado, siguiendo con la comparación con la película sobre la guerra, la proyección de las películas se describe con términos que las asemejan a un arma disparada contra Alex: “Pero no podía cerrar los glasos, y aunque trataba no conseguía sacarlos de la línea de fuego de la película” (60).

Además, el término que Alex usa para la palabra "cine" es “sinys”, que en inglés remite a “sin” (pecado). Esto crea un juego de palabras que se pierde en la traducción, pero es significativo ya que alude al pecado que prevalece en las películas que se le muestran al protagonista. Por último, el método de control mental de los médicos basado en la proyección de películas producidas, encima, por el gobierno, recuerda el desdén de Alex por la televisión como método de control mental propio de los medios de comunicación. Los ciudadanos frente al televisor, en el capítulo 2 de la primera parte, están tan paralizados como lo está ahora Alex frente a esta pantalla.