La naranja mecánica

La naranja mecánica Metáforas y Símiles

"Y entonces, como un ave de hilos entretejidos del más raro metal celeste, o un vino de plata que flotaba en una nave del espacio, perdida toda gravedad, llegó el solo de violín imponiéndose a las otras cuerdas, y alzó como una jaula de seda alrededor de mi cama." (Primera parte, capítulo 3, p. 25) (Símil)

La narración de Alex se vuelve más poética cuando habla de la música. Con este símil compara la llegada del solo de violín en la composición musical que está escuchando. La descripción hace ver la extremada sensibilidad que tiene el personaje, y su gran capacidad para apreciar la música en cada detalle.

"Canta como un jilguero" (Primera parte, capítulo 7, p. 43) (Símil)

El jefe de la policía usa este símil para referirse a la capacidad de persuasión que tiene Alex, pues él habla con los policías tratando de restarse culpabilidad por el crimen que cometió. A lo largo de la novela vemos que Alex tiene una gran capacidad para modificar su voz y su lenguaje con la finalidad de manipular a sus oyentes. En algunos casos, como este, trata de hacerse pasar por una víctima de la traición de sus amigos: "-No fui yo, hermano, señor -dije, un malenquito lloroso-. Defiéndame, señor, tan malo no soy. Señor, los otros me traicionaron y me llevaron por mal camino" (p. 43).

En otras ocasiones vemos que Alex modifica su voz para engañar a sus víctimas y convencerlas de que le abran las puertas de sus casas:

"-¿Sí? ¿Quién es? -Era la voz de una filosa, una débochca joven por el timbre, de modo que dije con lenguaje muy refinado, la golosa de un auténtico caballero -Perdón, señora, lamento muchísimo molestarla, pero mi amigo y yo salimos a pasear, y mi amigo enfermó de pronto y se siente realmente mal, y ahora está ahí en el camino, inconsciente y gimiendo. ¿Me permitiría usar su teléfono para llamar una ambulancia?" (p.18)

Más adelante, en otra oportunidad, él mismo afirma: "Acerqué la rota al agujero de las cartas y hablé con golosa refinada" (p.37). Alex usa su voz y su discurso para engañar a sus oyentes. Nos preguntamos entonces, como lectores, si a nosotros también nos ha estado engañando quien se llama a sí mismo "Vuestro Humilde Narrador", y nos interpela como "hermanos" y "amigos" de manera lisonjera, haciéndose pasar por la víctima de un sistema perverso o, más aún, culpando a su juventud, como dice en el capítulo final, por haber hecho lo que hizo sin pensar y sin tener otra alternativa.

"La dueña, la vieja ptitsa, me miró agresiva como un hombre." (Primera parte, capítulo 6, p. 39) (Símil)

En esta novela, toda la agresividad está en el universo masculino; las mujeres solo son víctimas u objetos de deseo. Este símil lo comprueba: la mujer que adopta una actitud agresiva se compara allí con un hombre.

"Pero en cierto modo ser joven es como ser un animal. No, no es tanto ser un animal sino uno de esos muñecos malencos que venden en las calles, pequeños chelovecos de hojalata con un resorte dentro y una llave para darles cuerda fuera, y les das cuerda grrr grrr grrr y ellos itean como si caminaran, oh hermanos míos. Pero itean en línea recta y tropiezan contra las cosas bang bang y no pueden evitar hacer lo que hacen. Ser joven es como ser una de esas malencas máquinas." (Tercera parte, capítulo 7, p. 106) (Símil)

Al final de la novela, Alex describe la juventud con este símil, en el compara a los jóvenes con pequeñas máquinitas o muñecos a cuerda que venden en la calle. Los jóvenes, según él, no pueden evitar hacer lo que hacen; sus movimientos no nacen de su voluntad y se tropiezan continuamente. Con esta descripción, Alex justifica de algún modo las maldades que hizo, y la de los jóvenes en general, puesto que no son conscientes de sus actos sino que actúan como robots. Solo cuando las personas deciden sobre sus actos se convierten en adultos.

"Fumaban cánceres con filtro" (Tercera parte, capítulo 7, p.104) (Metáfora)

En esta metáfora podemos ver la connotación negativa que se imprime sobre los cigarillos. A pesar de que Alex fuma, hace explícito el daño que provoca. Usa la metéfora en el último capítulo, cuando entra por primera vez a un bar de "té-y-café", en vez de su habitual bar lácteo Korova. Acá ya intuimos el gran cambio en la vida de Alex, que ahora pasa a la vida adulta. Pero la descripción de ese bar presenta una atmósfera mortuoria, la cual se completa con esta metáfora:

"estaba atestado de liudos apagados, corrientes, de litsos pacientes e inexpresivos, que no harían daño a nadie, todos sentados allí goborando quedamente y piteando unos tés y cafés inofensivos. Iteé en el interior, fui hasta la barra y pedí un buen chai caliente con mucha moloco, y luego iteé hasta una mesa y me senté a pitearlo. Una pareja joven ocupaba aquella mesa y bebían y fumaban cánceres con filtro, y goboraban y smecaban en voz baja (...)." (104)