La Celestina

La Celestina Resumen y Análisis Textos posliminares

Resumen

"Concluye el autor"

Este es primer apartado de la última sección de la obra. La voz del autor resalta los sufrimientos padecidos por Calisto y Melibea, así como su final trágico. Además, se dirige a los lectores y les dice que no se avergüencen ante los aspectos groseros, lascivos o sexuales de la obra. Sostiene que, al expresar esos temas, logra dar un buen ejemplo de lo contrario, o sea, de las conductas honestas que se corresponden con los mandatos sociales de la época.

En la misma línea, reafirma la importancia de honrar a Dios y vivir según los preceptos cristianos. Repite que ha trabajado con temas bajos y burlones con el propósito de dar buenos ejemplos y razones limpias.

"Alonso de Proaza"

Es el apartado final de toda la obra. El propio texto reconoce que lo ha escrito el corrector de la impresión, llamado Alonso de Proaza. Estas estrofas también se dirigen a los lectores y buscan organizar la lectura de la obra.

Por un lado, Proaza afirma que los lectores tienen un gran poder a la hora de interpretar el texto. Por eso, indica que la obra debe ser leída correctamente para evitar sufrimientos como los de Calisto y Melibea. Además, comenta la calidad y la singularidad de la obra. Dice que ni siquiera los grandes poetas griegos y latinos han creado un retrato tan bueno de los falsos sirvientes y las malas mujeres. Destaca que la tragicomedia está escrita en castellano y esa es una característica de su originalidad.

Por el otro lado, esta sección declara el secreto de los versos acrósticos. Es decir, brinda las indicaciones para leer la primera letra de cada verso en las once coplas previas al Auto I y de esa manera encontrar el nombre, la tierra y la nación del autor. Luego, asegura que la obra debe llamarse "tragicomedia" y no "comedia". Esto se debe a la importancia absoluta que tiene el final fatal de los tres personajes principales, sobre todo el de los amantes, Calisto y Melibea.

Por último, deja asentado que la primera impresión de la obra se hace en Salamanca hacia el año 1500. Termina definitivamente con un agradecimiento a Dios.

Análisis

Tras el último auto, encontramos dos apartados breves que cierran la obra. Ambos están compuestos por estrofas de ocho versos de arte mayor con rima a-b-b-a-a-c-c-a. Retoman el tono de los textos preliminares para organizar y reforzar las claves de lectura sugeridas por el propio autor. Así, se subraya una vez más la función didáctica de la obra.

En estos dos textos encontramos nuevamente la voz del autor, esta vez acompañada por la del imprentero de la obra. Es necesario recordar que la imprenta se inventa a mediados del siglo XV en Europa y que para la época en que se escribe La Celestina comienza a ser más frecuente su uso. Esto permite hacer muchos ejemplares de un libro de manera rápida y barata, ya que antes las copias se hacían a mano. Este desarrollo tecnológico está directamente relacionado con la popularidad de la tragicomedia, porque permite la existencia de más libros accesibles para lectores que no necesariamente pertenecen a los sectores de la élite. De ese modo, los temas de la obra y el modo de producción del libro comparten su carácter popular.

La primera estrofa escrita por el autor para finalizar la obra hace uso de la primera persona del plural en las conjugaciones verbales, y de esa manera se aproxima a la experiencia del lector. Es un "nosotros" que integra la autoría con la lectura, lo cual le permite organizar las formas en que debe interpretarse el texto. En primer lugar, enfatiza el carácter ejemplar de la tragicomedia ya anticipado en los textos preliminares: "Pues aquí vemos cuán mal fenecieron / Aquestos amantes" (p. 299), es decir, observamos la tragedia absoluta que recae sobre Calisto y Melibea por haber actuado según los impulsos del amor-pasión.

En la segunda estrofa, el autor se dirige directamente a los lectores: "No dudes ni hayas vergüenza, lector, / Narrar lo lascivo, que aquí se muestra; / Que siendo discreto verás que es la muestra / Por donde se vende la honesta labor" (p. 300). En estos versos se evidencia la conciencia de Fernando de Rojas sobre su polémico uso de groserías y vulgaridades en la obra. Sabe que pueden interpretarse de manera negativa, sobre todo desde los valores cristianos que tanta fuerza tienen en la sociedad castellana de la época, y por eso se excusa y explica la función de lo lascivo en la obra. Se trata de ejemplos negativos para mostrar que el camino correcto, la honestidad, es justamente el contrario. Asegura que no propone una apología, una defensa de esas groserías, sino que sirven para causar gracia livianamente.

Para terminar su apartado en esa misma línea, la última estrofa afirma con contundencia que es "Celoso de amar, temer y servir / Al alto Señor y Dios soberano" (p. 300). Esta insistencia de los textos preliminares y posliminares en demostrar el cristianismo tanto de la obra como del autor es una valiosa prueba de la fuerza que tienen en su contexto histórico las improntas católicas.

El avance de la imprenta también otorga poder a nuevas figuras en el armado de los libros: los editores e imprenteros. Alonzo de Proaza, el "corrector de la impresión", interviene el texto con una serie breve de estrofas finales que funcionan como comentario de crítica literaria, aportan información sobre el autor y resaltan el carácter cristiano de la publicación. Este hombre también ha estudiado en la Universidad de Salamanca, es amigo de Fernando de Rojas y, como él, se ha formado en el Humanismo.

Las siete estrofas de Alonso de Proaza están dirigidas al lector y, al igual que los versos anteriores, manifiestan una gran preocupación por subrayar la función didáctica de La Celestina, así como presentar cuidados para que no sea malinterpretada. En sintonía con su formación humanista, refiere a la mitología grecorromana a través de personajes como Orfeo para señalar la belleza y la dulzura con la que puede interpretarse la literatura. De inmediato asegura que los lectores tienen el poder de clasificar una obra a través de sus interpretaciones. Por lo tanto, es necesario que la lean correctamente. Si lo hacen, lograrán que se cumpla el objetivo didáctico de la obra: los jóvenes enamorados no caerán en las trampas de sirvientes y alcahuetas. El imprentero, entonces, dedica una estrofa a este propósito, en la que expresa "el modo que se ha de tener leyendo esta tragicomedia" (p. 301).

Además, usa hipérboles para hablar de la excelencia de la obra. Sostiene que ni Nevio, ni Plauto, ni otros grandes dramaturgos y poetas griegos y romanos han escrito con tanta magistralidad "Como este poeta en su castellano" (p. 301). De esta manera, recuerda la importancia de escribir en las lenguas de cada nación y abandonar la tradición de escribir literatura en latín, que resulta inaccesible para grandes sectores del público lector en la época. Con todo ello, exhibe su impronta humanista y brinda una lectura crítica, analítica, de la pieza literaria.

En esta sección final, por otra parte, se encuentra el guiño que permite identificar el acróstico de las estrofas preliminares. Proaza indica que para conocer el nombre del autor: "... juntemos de cada renglón / De sus once coplas la letra primera, / Las cuales descubren por sabia manera / Su nombre, su tierra, su clara nación" (p. 302). No es sorprendente que siendo amigo de Fernando de Rojas quisiera que este fuera reconocido y celebrado por escribir una pieza que consideraba tan excelente. En esa misma línea, también afirma que debe llamarse "tragicomedia" y no "comedia", para darle relevancia a las fatalidades del final de la obra como parte de su efecto didáctico, de su enseñanza.

El hecho de que cierre la obra con las palabras "A Dios gracias", una vez más, señala la importancia de enmarcarla en las creencias y normas sociales del cristianismo imperante. De esa manera, las palabras del autor y las del imprentero coinciden entre sí de manera perfecta en los textos posliminares. A su vez, ambos escriben en coplas de arte mayor (con versos de 12 sílabas), una de las formas preferidas para las estrofas de la poesía castellana de la Baja Edad Media. Con ello, demuestran su conocimiento y su habilidad para producir la literatura que se considera valiosa en la época. Todo esto permite que sus afirmaciones y recomendaciones de lectura sean más efectivas, porque dejan en claro que están capacitados para juzgar las creaciones literarias.