La Celestina

La Celestina Resumen y Análisis Textos preliminares

Resumen

"El autor a un su amigo"

Este es el primer apartado del libro y está escrito en prosa. En él, el autor cuenta en primera persona que escribe la obra pensando en su tierra natal, ya que está lejos de ella. Recuerda que allí hay muchos jóvenes enamorados que no tienen herramientas para enfrentar las pasiones sin correr graves riesgos. Entonces, ofrece su escritura como advertencia para no caer en las trampas de malos sirvientes y hechiceras engañosas. Además, asegura que no ha escrito la obra desde cero, sino que ha encontrado unos papeles con el comienzo (el Auto I) y los ha completado (con los siguientes autos). Los papeles hallados no tienen firma, pero pueden pertenecer a Juan de Mena o Rodrigo Cota, escritores del siglo XV castellano. Luego el autor afirma que es jurista y que escribir esta pieza literaria ha sido una aventura realizada durante unas vacaciones.

"El autor, excusándose de su yerro en esta obra que escribió, contra sí arguye y compara"

Este segundo segmento está compuesto por un conjunto de estrofas que también brindan información sobre la obra y su autoría. Estos versos de La Celestina se denominan "acrósticos" porque al tomar la inicial de cada uno se forma la frase "EL BACHJLER FERNANDO DE ROIAS ACABO LA COMEDIA DE CALYSTO Y MELYVEA Y FUE NASCJDO EN LA PVEVLA DE MONTALVAN".

Por otra parte, dice que aunque la obra parezca un simple cuento, la escribe con un propósito: ayudar a los amantes para que no sean víctimas de engaños y estafas. Se excusa por usar un lenguaje grosero y dice que es el modo de llamar la atención de ciertos lectores. Añade que ha encontrado el Auto I en Salamanca y reitera que la ha terminado estando de vacaciones. Cree que esas páginas halladas son cristianas y valiosas. En la anteúltima estrofa se dirige a los lectores y les indica que sean fieles a Dios y a la Iglesia. Finalmente, les advierte que lean esta obra como si fuera un espejo, para no cometer los mismos errores que sus protagonistas.

"Prólogo"

Se trata de un apartado en prosa de carácter filosófico. Es un texto breve en el que el autor reflexiona sobre la naturaleza humana. Afirma que todas las cosas del mundo (incluyendo a los seres humanos) son creadas con la forma de la contienda, es decir, de la batalla o la discusión. Para sostenerlo, se apoya en pensadores como el filósofo Heráclito y el poeta Petrarca. Cita a estos autores en latín y traduce las ideas al castellano. Utiliza ejemplos de la naturaleza como las variaciones del clima, las fuerzas meteorológicas y el comportamiento de los animales para demostrar la dinámica caótica del mundo, esa regla general de discusión, guerra o batalla permanente. Una vez más, cita a grandes pensadores como Aristóteles, Plinio y Lucano. Los hombres, entonces, comparten con el resto de las cosas esa naturaleza de contienda. Eso explica las guerras, la envidia y la competencia. Por ese motivo, el autor confiesa que no siente sorpresa si la obra despierta polémica o discusiones entre los lectores, y asegura que solo Dios podrá juzgarla de manera definitiva.

Hacia el final del prólogo, el autor expresa que los impresores de la obra la han modificado con algunos comentarios o títulos. Para terminar, comenta el debate sobre el género de la obra (comedia o tragedia) y muestra que él mismo quiere llamarla tragicomedia. Por último, dice que tras conocer los comentarios de los lectores de la Comedia de Calisto y Melibea ha completado la publicación con nuevos autos para extender la historia y sumarle el final trágico.

"Síguese", "Argumento"

Inmediatamente después del prólogo encontramos dos apartados muy cortos, "Síguese" y "Argumento", típicos de las obras teatrales de la época. Estas líneas explican de manera general el tema de la obra y ofrecen una presentación rápida de los personajes. Nuevamente, se propone la finalidad de la obra como advertencia para los jóvenes enamorados.

Análisis

La Celestina es una obra original, única y compleja en varios aspectos. Uno de ellos es la diversidad de textos que la conforman. El corazón de la tragicomedia está en los 21 autos escritos en diálogo donde conocemos en detalle a todos sus personajes. Sin embargo, los variados textos preliminares ofrecen claves de lectura fundamentales, así como información sobre la autoría y las etapas de escritura de la obra. Se trata de apartados en prosa (con explicaciones, reflexiones filosóficas y consideraciones literarias), entre los que se ubica un apartado compuesto por estrofas, es decir escrito en verso.

Un primer aspecto a destacar es que el propio autor reconoce la originalidad de la obra. En "El autor a un su amigo" asegura que ha encontrado el Auto I ya escrito en unos papeles sin firma y lo considera un texto valioso por su belleza, su carácter filosófico y buena escritura. Y rescata sobre todo los valores morales que expresa. Cree que la publicación del texto es precisa porque en su patria hay muchos jóvenes galanes y enamorados que no tienen las armas suficientes para combatir los peligros del amor. Se refiere particularmente a su tierra natal, en Castilla-La Mancha, región central de la actual España. Este servicio a la patria se ve reforzado porque la obra está escrita en castellano, y así resulta accesible para más lectores. En la Baja Edad Media, de la mano del Humanismo, se comienza a abandonar la tradición de escribir literatura en latín, de la que solo podían disfrutar las élites. En este punto, el texto está escrito en segunda persona; se dirige directamente al lector, considerado que probablemente sea uno de esos muchachos en peligro. Así, genera un tono de confianza, de intimidad y familiaridad. Este tono y la escritura en castellano son acordes a los temas populares, cotidianos y pasionales de la tragicomedia. Por lo tanto, los textos preliminares preparan a los lectores para la lectura.

De esa manera, desde el comienzo hay una declaración de la función didáctica de la obra: el objetivo de enseñar algo a los lectores es expreso. Esa enseñanza radica en avisar y aconsejar contra los malos sirvientes y las falsas mujeres hechiceras, que se aprovechan de los jóvenes enamorados. Toda la obra quiere ser un ejemplo para esos muchachos. De hecho, el subtítulo aclara: "La cual contiene de más de su agradable y dulce estilo muchas sentencias filosofales y avisos muy necesarios para mancebos, mostrándoles los engaños que están encerrados en sirvientas y alcahuetas". En suma, el autor lee su propia obra como necesaria, bella y potente.

Por su parte, el apartado escrito en verso es fundamental porque funciona como acróstico (los textos posliminares dan la pista para leerlo así). Se trata de once octavas en arte mayor, de versos dodecasílabos y rima a-b-b-a-a-c-c-a. Esta forma de estrofa es típica de las composiciones castellanas medievales; el autor demuestra que conoce las convenciones literarias de la época y que las maneja con destreza. La clave ofrecida por el acróstico evidencia que el nombre de este autor es Fernando de Rojas, nacido en La Puebla de Montalván. También permite identificar que la obra es producto de un universitario, ya que afirma en primera persona que encontró el Auto I en Salamanca, es decir en la Universidad de esa ciudad. También cuenta que escribió los autos siguientes durante unas vacaciones y así llegó a publicar la Comedia de Calisto y Melibea, primera versión de la obra. Pocos años más tarde, motivado por los lectores, la completa para llegar a la Tragicomedia.

Tanto en las estrofas como en el apartado siguiente hay muchas marcas del humanismo, corriente del pensamiento y la creación artística predominante en la época para los universitarios. Por ejemplo, hay múltiples referencias a la Antigüedad grecorromana: citas a la mitología (como la mención a Dédalo, el constructor del laberinto de Creta, para hablar de la calidad de la obra), referencias a grandes filósofos como Heráclito y Aristóteles; e incluso fragmentos en latín y sus traducciones al castellano.

El "Prólogo", por su parte, tiene una estructura ensayística: es una propuesta teórico-filosófica sobre la naturaleza del hombre y del cosmos. El autor afirma que todas las cosas tienen origen en la contienda, en la guerra o la discusión. Para sostener su planteo ofrece varios ejemplos de la naturaleza, de los cielos y finalmente, de los seres humanos. Este modo de argumentar y de plantear ideas es también muy propio de un estudiante universitario. Hacia el final de este apartado se anticipa a las posibles discusiones que puedan surgir de la lectura. Esto se debe a que para los lectores cultos de la época el texto tiene marcas inesperadas: hay insultos, obscenidades, temas cotidianos, y los personajes groseros, cursis o ridículos. Sin embargo, el autor asegura que lo más importante es la utilidad de la obra, es decir, su función didáctica, el ejemplo que propone. Este apartado se escribe cuando la obra ya está completa, tal como la conocemos en la actualidad. De hecho, el autor comenta que debe llamarse "tragicomedia" porque combina características de la tragedia con la comedia: el tono general es burlón y humorístico pero su final es trágico, ya que mueren todos los protagonistas. Ahora bien, esas muertes son presentadas de manera liviana y, en algunos casos, graciosa o absurda (como la de Calisto).

Por último, estos textos preliminares tienen varias marcas potentes de la cristiandad, que reina en la Península Ibérica en el período. En una de las estrofas, desea que Jesucristo tenga en la gloria al autor del Auto I que ha encontrado y en la estrofa siguiente indica a los lectores: "Load siempre a Dios visitando su tempo" (p. 45). Es decir que aconseja a esos enamorados confundidos mantenerse cerca de las iglesias y creencias cristianas, para no sufrir los peligros del amor-pasión. En el "Prólogo" se refuerza ese marco de obra en el cristianismo al punto de asegurar que Dios es el único que puede juzgar el valor del texto y sus intenciones.