La Celestina

La Celestina Metáforas y Símiles

"Digo que me alegro de estas nuevas, como los cirujanos de los descalabrados. Y como aquellos dañan en los principios las llagas y encarecen el prometimiento de la salud, así entiendo yo hacer a Calisto" (Celestina, Auto I, p. 72) (Símil)

Celestina es presentada como médico en varias oportunidades a lo largo de la obra. En este caso, ella misma expresa el símil, al aceptar el engaño que le propone Sempronio. Se alegra de que Calisto esté como enfermo de amor porque eso le permite trabajar en la curación y así obtener beneficios económicos. Como se ha analizado, la alcahueta aprovecha la alegoría del amor como enfermedad a favor de su manipulación. En esa línea se presenta como la curadora, la doctora del amor. A su vez, asegura que la experiencia -por haber intervenido en muchas situaciones relacionadas con el amor y la sexualidad- le da autoridad y conocimientos sobre el tema y la convierte en maestra.

Esta comparación vuelve a manifestarse cuando actúa como médica (o curandera) de Melibea, en el momento en que la chica confiesa que arde en amores por Calisto y se siente como enferma. La anciana le recomienda "melecinas" y tratamientos para esos dolores. Además, repite el símil para obtener información y afirma: "... cumple que al médico, como al confesor, se hable de toda verdad abiertamente" (Auto X, p. 199).

"Deja los vanos prometimientos de los señores, los cuales desechan la substancia de sus sirvientes con huecos y vanos prometimientos. Como la sanguijuela sacan la sangre, desagradecen, injurian, olvidan servicios, niegan galardón" (Celestina, Auto I, p. 85) (Símil)

Celestina compara a los señores, como Calisto, con sanguijuelas, para demostrar que se aprovechan de sus criados. De esta manera, explica la explotación que sufre Pármeno para que el chico abandone su lealtad al señor y se sume al engaño que ella planea junto a Sempronio. Esta comparación es un aporte importante a uno de los elementos realistas de la obra: la presentación de los conflictos e intereses contrapuestos entre las distintas clases sociales. En ese sentido, brinda una reflexión sobre los comportamientos válidos para los sirvientes criticando la injusta distribución de las riquezas de la sociedad en la que viven. No es conveniente ser fieles a los ricos, porque estos son traicioneros con sus criados; los usan y luego los descartan. La propuesta de Celestina convence a Pármeno, ya que más tarde veremos que este roba comidas y bebidas de la despensa de su amo, y no siente culpa al engañarlo para obtener sus riquezas.

"Fuerza y esfuerzo, no tuvo Hércules tanta. La presencia y facciones, disposición, desenvoltura, otra lengua había menester para las contar. Todo junto semeja ángel del cielo. Por fe tengo que no era tan hermoso aquel gentil Narciso, que se enamoró de su propia figura, cuando se vido en las aguas de la fuente" (Celestina, Auto IV, p. 126) (Símil)

En su primera visita, con el objetivo de seducir a Melibea, Celestina habla de las virtudes de Calisto y lo compara con figuras masculinas grandiosas de la mitología griega. En primer lugar, afirma que su capacidad física se asemeja a la de Hércules, héroe hijo del dios Zeus, célebre por su fuerza sobrehumana. En segundo lugar, sostiene que es incluso más bello que Narciso, otro personaje mítico griego, conocido por su destacada belleza.

Como se ha analizado en otras secciones, la alcahueta es una maestra de la retórica; usa las palabras con gran destreza para persuadir y manipular y, además, es conocedora del pensamiento antiguo. Combinando esas dos habilidades crea discursos como este pasaje, donde remite a figuras clásicas para ejemplificar los valores de Calisto, y así construye una descripción gloriosa del muchacho como si fuera un gran caballero, atractivo y valioso. Los lectores sabemos que es una descripción falsa, por lo que esta comparación también contribuye al efecto paródico de la figura de Calisto.

"Madre mía, que comen este corazón serpientes dentro de mi cuerpo" (Melibea, Auto X, p. 197) (Metáfora)

Melibea expresa la intensidad de su amor-pasión y el dolor que este le provoca mediante la metáfora citada. El amor por Calisto se manifiesta como una enfermedad que le genera dolencias en todo el cuerpo, principalmente en el corazón, en el pecho. El dolor la consume, como si muchas serpientes comieran su interior. Esta forma de vivir el amor, como si fuera una enfermedad, habilita nuevas intervenciones de Celestina en la vida de la muchacha. La anciana aprovecha este dolor del corazón para comportarse como si fuera su médico: le receta medicinas y tratamientos y así consigue completar su engañosa seducción. A su vez, la metáfora funciona para demostrar que la pasión de Melibea es absoluta, que está dispuesta a todo y, a partir de ello, la narración se encamina rápidamente hacia la tragedia.

"¡Oh angélica imagen; oh preciosa perla ante quien el mundo es feo; oh mi señora y mi gloria" (Calisto, Auto XIV, p. 242) (Metáfora)

Con estas palabras Calisto saluda a Melibea en uno de sus encuentros. En la misma línea que las descripciones que ofrece de su enamorada, habla de ella como si fuera un ángel y como su señora. Además, al igual que en varias oportunidades en el transcurso de la obra, se refiere a su belleza a través de la metáfora de la perla como elemento precioso, valioso, sofisticado. Así, destaca su hermosura y su blancura, aspectos centrales de la idea de belleza femenina perfecta del amor cortés. Anteriormente ha expresado que sus manos son perlas bañadas por uñas rojas como rubíes. La metáfora brinda una imagen pura y radiante de la muchacha, que se complementa con la imagen de sus cabellos dorados como lujosos hilos árabes. Las percepciones de Calisto tienden a ser exageradas y por lo tanto, cómicas, pero en este punto reproduce las formas de la ficción sentimental para describir a las doncellas. Es importante recordar que casi todos los personajes de la obra coinciden en que Melibea es extraordinariamente bella y que sus padres la consideran una "joya".