Historia de dos ciudades

Historia de dos ciudades Temas

La resurrección

La resurrección es el tema principal de esta novela. El Libro Primero, titulado “Devuelto a la vida”, trata de la reaparición del Doctor Manette, que lleva 18 años encerrado en la Bastilla. El código de la misión secreta para rescatarlo de Paris es, justamente, “Devuelto a la vida”, por lo que el señor Lorry piensa que el prisionero ha estado fuera de la sociedad el tiempo suficiente como para ser considerado muerto. Este tema se trata con más humor a través de la ocupación de Jerry Cruncher como desenterrador (en inglés: Resurrection-man, “hombre de la resurrección”). Aunque su profesión de desenterrar cadáveres y vender sus partes parece horripilante, esto le proporcionará una información crucial para el desenlace de la novela, cuando “resucite” a un espía revelando que, en realidad, nunca fue enterrado.

Las “resurrecciones” más importantes de la novela son las de Charles Darnay, que se salvará dos veces de ser sentenciado a muerte. La primera vez es absuelto por el parecido que tiene con Sydney Carton, que lo salvará de nuevo cuando cambie de lugar con él antes de marchar a la guillotina. Estas resurrecciones están envueltas en un lenguaje fuertemente religioso, con el que se compara el sacrificio de Carton por los pecados de otros con el sacrificio de Cristo en la cruz.

La lucha de clases

Este tema es inevitable en una novela sobre la Revolución francesa, que históricamente marca el cambio de la sociedad estamental por una de clases. En última instancia, Dickens manifiesta su oposición a la Revolución, debido a la fuerza despiadada e incontrolada de las turbas enardecidas. Aun así, la historia del marqués que viola a una campesina, junto con otros detalles del maltrato aristocrático a los estratos inferiores, proporciona cierta justificación del accionar revolucionario. En el final, Dickens retrata a aquella turba como algo que ha sobrepasado los límites de lo justo y de lo humano; la turba revolucionaria actúa con tal fuerza que se asemeja a un elemento natural, como el fuego o el agua.

La injusticia social

Este tema se vincula con el de la lucha de clases, porque quienes sienten los efectos negativos de la injusticia son los que comienzan a luchar contra ella. Dickens ofrece una perspectiva compleja sobre la Revolución francesa porque, aunque no simpatiza con sus resultados truculentos e irracionales, sí lo hace con el malestar de las clases más bajas de la sociedad. Dickens pinta vívidamente el maltrato de la aristocracia hacia el pueblo, como cuando el marqués solo se detiene brevemente para lanzar una moneda al padre de un niño al que acaba de atropellar. Debido a que la situación en Francia era tan grave, la de la clase trabajadora en Inglaterra se muestra menos penosa que en otras obras como en Tiempos difíciles u Oliver Twist, en las que también se hace hincapié en la injusticia social.

El destino

Esta novela histórica marca el paso del tiempo cuidadosamente, y las frases introductorias de los capítulos suelen contener referencias específicas a años o meses. Llevar la cuenta del tiempo es importante porque, en su transcurrir, el tiempo acarrea y ejecuta el destino, que es una presencia muy importante en la historia. Desde el primer capítulo, en el que se describen los árboles que esperan para ser convertidos en guillotinas, la revolución aparece como algo inevitable. Los personajes individuales también se sienten empujados por el destino. Por ejemplo, Darnay se siente atraído de regreso a Francia como si estuviera bajo la influencia de un imán. El presentimiento de Lucie de que el ruido de pies que resuena en su casa presagia una futura intrusión augura acertadamente lo que está destinado a suceder. El pasado de Darnay finalmente lo alcanza y deberá pagar por el mal que hizo su familia. El destino opera de manera más ominosa que optimista para los personajes de la novela, lo que se representa en la señora Defarge como una de las míticas parcas que ensombrecen el porvenir.

La familia

La novela pone el foco de atención en la preservación de la familia. La primera manifestación de este tema ocurre en el viaje de Lucie para reunirse con su padre en París. Aunque a ella le preocupa que él parezca más un fantasma que su padre, la posibilidad de reencontrarse es suficiente para emprender el largo viaje. Después de que Lucie se casa con Charles Darnay, la novela tiende a ocuparse de la lucha para mantener unida a su familia. Cuando Darnay se lamenta por su propia condena a muerte, lo hace pensando en el bien de su familia y no en el suyo. El sacrificio de Carton, un hombre desvinculado de cualquier tipo de afecto filial, es el triunfo de la familia, porque así se preserva el grupo formado por el doctor Manette, Lucie, Darnay y sus hijos.

El doble

Desde el título Historia de dos ciudades, Dickens señala que se trata de una novela sobre la dualidad. Todo, desde los escenarios (Londres, París) hasta los personajes, se presenta en parejas. Los pares son a menudo opuestos, como lo manifiesta la luminosidad física moral de Lucie que se contrapone con la oscuridad de la señora Defarge. Por otra parte, la apertura dicotómica de la novela ("Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos", p.7) marca el carácter contradictorio de la Revolución, que se erigió como un levantamiento que revindicaría los males que se cometieron contra el pueblo con destrucción y muerte. Otra incidencia importante de la duplicidad se manifiesta en el parecido entre Charles Darnay y Sydney Carton, que mueve los hilos de la trama. Darnay y Carton son iguales físicamente, pero diferentes moralmente, distinción que será clave para que Carton pueda redimirse convirtiéndose en un héroe abnegado que salve a Darnay y a su familia del poder destructor de la Revolución.

Los cambios radicales

Uno de los principales efectos de la agitación causada por la Revolución francesa consistió en que puso a la sociedad patas arriba, haciendo que los subyugados u oprimidos se conviertan en opresores y viceversa. Esto se representa nítidamente cuando Darnay regresa a Francia y observa que los nobles están en prisión y que los criminales son sus carceleros. Los cambios radicales de la Revolución se manifiestan en esta inversión de poderes, pero también en la inversión de valores e identidades, como el hecho de que los ideales de libertad e igualdad se desvirtúen en deseos de sangre y muerte. La sustitución de Darnay por Carton en el final de la novela también ilustra cómo un hombre bueno puede ser remplazado por uno que ha sido malo en una sociedad tan revolucionada.