En el camino

En el camino Resumen y Análisis Parte1, Capítulos 1-4

Resumen

En el camino comienza con el encuentro de los dos personajes principales de la novela, Sal Paradise (el narrador) y Dean Moriarty. Sal es un joven universitario que vive en casa de su tía, en Nueva Jersey, y se dedica a la escritura de una novela que recién terminará en la parte 2 del libro. Los dos se encuentran en Nueva York luego de que Dean saliera de un reformatorio y se mudara a Harlem junto a Marylou, su pareja en ese momento. Dean es un sujeto excéntrico, lleno de una energía vital intempestiva y con aires de intelectual, que se suma al grupo de los amigos neoyorquinos del narrador. Luego de una pelea entre Dean y Marylou, a raíz de la cual su novia lo denuncia a la policía -por una causa aparentemente inventada -la pareja rompe y Dean se muda a la casa de la tía de Sal, con el doble objetivo de vivir sin gastar dinero y de aprender a escribir a partir de la observación de su amigo.

En esas semanas, Dean conoce a Carlo Marx, un amigo de Sal, y comienza a pasar todo su tiempo con él. Dean está totalmente deslumbrado por la vida en Nueva York y se la pasa hablando con Marx de sus ideas intelectualoides, escribiendo y encontrándose con mujeres. Mientras tanto y para ganarse la vida, trabaja en un estacionamiento, un trabajo que realiza 8 horas seguidas con una energía inagotable. Sal considera que sus amigos Dean y Carlo están locos, pero los sigue porque son interesantes y tienen unas enormes ganas de vivir. La intensidad y, a veces, la locura de sus amigos alimentan la curiosidad de Sal y definen lo que luego se conocería como la cultura beat.

Cuando la primavera comienza, Dean abandona Nueva York y regresa al Oeste. Al darse cuenta de que su época en el campus universitario, rodeado de los mismos amigos, debe llegar a su fin, Sal decide unirse a su amigo Dean y viajar junto a él hacia el final de la primavera, para dar paso a nuevas experiencias que lo enriquezcan como escritor. En julio de 1947, con 50 dólares en sus bolsillos, Sal abandona Nueva York y se dirige en primer lugar hacia Denver, donde pretende encontrarse con Dean y el resto de sus amigos. En primer lugar decide tomar la ruta 6 y hacer autostop (o “dedo”), pero sin éxito. Luego de empaparse bajo una tormenta, y de darse cuenta de que la ruta 6 no tiene suficiente tráfico en la dirección hacia la que desea moverse, consigue que un conductor lo lleve de nuevo a Nueva York. Allí, termina comprando un pasaje de autobús hasta Chicago, puesto que desea llegar al día siguiente.

Una vez en Chicago, el protagonista se pasa el día recorriendo la ciudad al son del “bop in the loop”, una melodía de jazz muy famosa de la época. Luego, hace autostop hasta Davenport, Iowa. Desde allí comienza a viajar junto a camioneros y a estudiantes que lo recogen en la ruta y llega en la mañana a Des Moines, donde se queda todo el día descansando en una pensión barata. Cuando se despierta y se pone en camino al atardecer, tiene la sensación de no saber quién es.

Con el objetivo de encontrarse con sus amigos en Denver, Sal comienza a hacer autostop con una persona que se encuentra en sus mismas condiciones, un neoyorquino llamado Eddie, de ascendencia irlandesa, que hace bromas verdes y que le recuerda al protagonista a su primo del Bronx. Eddie y Sal hacen autostop a lo largo de Iowa y de Nebraska y son llevados por un vaquero que tiene dos autos y que planea encontrarse con su mujer más adelante. Luego de ser recogidos por otros conductores, los dos personajes llegan a Shelton, Nebraska, donde se quedan varados.

Luego de que un hombre les ofreciera trabajo en una feria (que los personajes no aceptan), un granjero que conduce un tráiler destartalado se detiene para recogerlos, pero solo puede llevar a uno de los dos, por lo que Eddie salta sin dudarlo al vehículo y se separa del narrador, quien lamenta que su compañero se llevara una camisa de algodón que le había prestado. Sal espera en Shelton hasta que un joven lo alcanza unos 150 kilómetros hacia Denver.

Cuando comienza el capítulo 4, Sal es recogido por dos granjeros de Minnesota que conducen un camión con plataforma abierta llena de otros pasajeros que hacían autostop. Entre ellos hay algunos jóvenes granjeros itinerantes, unos chicos del secundario que vacacionan como mochileros durante las vacaciones, y dos vagabundos con los que Sal entabla cierta amistad: Montana Slim y Mississippi Gene. El viaje a través de Colorado solo es interrumpido por una parada rápida para almorzar y para comprar whiskey. Mientras beben, ríen y bromean, Sal y Gene se dan cuenta de que tienen un amigo en común, un vagabundo llamado Big Slim, que se dedica a marcar vacas en Texas. Sal se hace amigo de Gene y cuando se separan le regala al vagabundo una caja de cigarrillos. En la helada noche de Colorado, todos los pasajeros se refugian debajo de una lona, en el camión, para dormir sin morir congelados. Cuando el camión llega a Cheyenne, Wyoming, Sal y Montana Slim se bajan del camión y se proponen explorar la celebración de la Semana del Oeste Salvaje, que está ocurriendo en el pueblo.

Análisis

En el camino es una obra de ficción basada en la vida de su autor, Jack Kerouac, y los viajes que realizó a partir de 1946 durante 7 años. Por eso, en sus páginas el lector puede encontrar la ficcionalización de la propia experiencia de viaje del escritor: Sal Paradise, el narrador, es el alter ego de Jack Kerouac. Asimismo, Dean Moriarty, su frenético amigo, representa a Neil Cassady, el héroe de la Generación beat, y Carlo Marx no es otro que Allen Ginsberg, poeta beat llevado a juicio por obscenidad tras la publicación de su libro Aullido. La relación que Kerouac sostenía con sus amigos Neil y Allen es la misma que en la novela encarnan Sal, Dean y Carlo. Así, es importante tener en cuenta que, si bien no puede leerse la novela como una autobiografía, todos sus elementos están basados en las experiencias vividas por su autor y su grupo de amigos beat, lo que confiere al relato un peso y una importancia sociocultural insoslayable.

Es interesante notar que, como pseudónimo, Sal Paradise tiene el objetivo de disimular la ascendencia francesa de Kerouac y hacerlo pasar por un ítalo-americano. Por otra parte, el segundo protagonista de la obra y también una de las personas más importantes para Kerouac, tanto a nivel literario como a nivel personal, Neal Cassady, es rebautizado como Dean Moriarty, una muy poco sutil referencia al profesor Moriarty, el personaje antagónico de la saga de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. A partir de ello, se puede pensar en esta relación complementaria y compleja entre Sal y Dean (o Jack y Neil), que no dejaba de tener una dimensión tóxica y autodestructiva, como se comprobará a lo largo del relato. A su vez, el personaje de Carlo Marx, quien introduce a Dean, es un seudónimo para Allen Ginsberg, un poeta de la Generación beat, gran amigo de Kerouac, que fue llevado a juicio por obscenidad tras la publicación de su poema Aullido.

Los dos primeros capítulos introducen al lector a los dos personajes principales de la novela, Sal Paradise y Dean Moriarty. Sal, como escritor, siente una atracción profunda por la gente excéntrica y por las nuevas experiencias. Dean, espontáneo en sus apetitos hacia la comida, el sexo, las drogas y la vida en general, se transforma en una casi una obsesión para Sal y alimenta su deseo de viajar.

Los capítulos iniciales también presentan una primera aproximación al estilo de vida de la Generación beat: Se trata de un estilo de vida estimulante y extático basado en la experimentación de todas las posibilidades de la vida, especialmente relacionada al sexo y a las drogas. Pero también se trata de un estilo de vida intelectualmente estimulante en el que la escritura y el pensamiento ocupan lugares de importancia. Dean y Carlo Marx comparten un vínculo intelectual particularmente fuerte. Kerouac mismo ha dado su interpretación de lo beat:

La 'Generación Beat' fue una visión que tuvimos John Clellon Holmes y yo, y Allen Ginsberg más salvajemente todavía, hacia fines de los años cuarenta, de una generación de hipsters locos e iluminados, que aparecieron de pronto y empezaron a errar por los caminos de América, graves, indiscretos, haciendo dedo, harapientos, beatíficos, hermosos, de una fea belleza 'Beat' — fue una visión que tuvimos cuando oímos la palabra Beat en las esquinas de Times Square y en el Village, y en los centros de otras ciudades en las noches de la América de la posguerra — 'Beat' quería decir derrotado y marginado pero a la vez colmado de una convicción muy intensa (Kerouac, La filosofía de la 'Generación Beat' y otros escritos, 2015, pág. 87).

Lo que logran ver estos autores, amigos todos que se conocieron en la Universidad de Columbia, es que en la posguerra y tras la Depresión, muchos jóvenes comenzaban a alejarse de los ideales de sus padres, de su formalidad y apego a las convenciones, y dirigían su valor cultural hacia una actitud inconformista, crítica, experimental y relacionada estrechamente a los grupos marginales y todas las subculturas “underground” de las grandes ciudades norteamericanas.

Mientras se prepara para su periplo por Estados Unidos, Sal se presenta como un personaje que comienza a alejarse de su vida como estudiante y miembro de una familia de clase media. La tía de Sal piensa que Dean es una mala influencia para su sobrino, pero de todas formas alienta su viaje. Sal se siente muy atraído por la forma de vida y las aventuras que está seguro que sus amigos tienen en el ancho escenario de Norteamérica.

El accidente inicial en el viaje de Sal, en el que elige la ruta equivocada, queda varado en medio de la lluvia y tiene que regresar a Nueva York para gastar gran parte de su dinero en un pasaje hacia Chicago, pone de manifiesto su ingenuidad, pero también sus ansias de entregarse al estilo de vida de la Generación beat.

Los capítulos 3 y 4 introducen al lector un nutrido grupo de personajes que Sal encuentra en la ruta, al mismo tiempo que pone de manifiesto la rápida evolución del narrador. En muchas instancias, se hace evidente al lector el progreso de aquel estudiante universitario de la Costa Este en la dirección de la cultura beat. A lo largo de estos capítulos, Sal menciona que durante los primeros días de viaje solo se alimenta de tartas de manzana y helado, platos que remiten a las comidas que hacía de niño. Eddie, el amigo que se encuentra cerca de Adel, Iowa, le recuerda también a un primo del Bronx, y Sal encuentra en estos parecidos cierta comodidad. En este sentido, el viaje pone a jugar también una cierta percepción del tiempo, asociada al movimiento y al avance inexorable, que empuja a Sal y, como se verá luego, también a Dean, a tratar de recuperar desesperadamente el pasado. Un intento de recuperar ese pasado es mediante el recuerdo de sus infancias y en los primeros capítulos, las comidas que realiza Sal y las similitudes que encuentra entre los personajes que se cruza en su viaje y sus parientes son una forma de revivir ese pasado y hacerlo presente de alguna manera, aunque sea pasajera y se revele, finalmente, como inútil.

En una pensión barata en Des Moines, luego de haber cruzado el río Mississippi, una reconocida frontera que marca el ingreso al Oeste de Estados Unidos, los primeros cambios comienzan a manifestarse en el carácter de Sal. Se despierta en el hotel para descubrir que ya no sabe quién es:

… y miraba hacia el techo lleno de grietas y auténticamente no supe quién era yo durante unos quince extraños segundos. No estaba asustado; simplemente era otra persona, un extraño, y mi vida entera era una vida fantasmal, la vida de un fantasma. Estaba a medio camino atravesando América, en la línea divisoria entre el Este de mi juventud y el Oeste de mi futuro (p. 29).

Sal se siente como una persona diferente. Esta transformación va a continuar a lo largo de todo el viaje, pero este momento marca el punto de inflexión en la vida del narrador, y la deriva definitiva desde su vida como neoyorquino hacia la cultura beat.

Conforme el viaje avanza hacia el oeste, el narrador comienza a observar las personalidades de la gente local y su conexión con el paisaje y la región que habitan. Los camioneros de Iowa hablan a los gritos y ríen a carcajadas escandalosas, al igual que el vaquero de Nebraska. “Dije para mis adentros: ¡Whamm!, escucha cómo se ríe ese hombre. Es el Oeste, y estoy aquí en el Oeste” (pp. 33-34). Esa certeza atraviesa al narrador cada vez que se expone a una psicología que considera como un ejemplo de las formas de ser de los locales. A su vez, el lector también puede observar a través del narrador algunas marcas de la cultura del Antiguo Oeste, explícitamente en vías de desaparecer. Cuando llega a Cheyenne, Wyoming, es recibido por el festival del Oeste Salvaje (Wild West Festival), una celebración que parece querer recrear tristemente una época que ya se ha ido para siempre.

Los compañeros de Sal que viajan en el camión con plataforma y se dirigen a Los Ángeles también representan el interior profundo de un país que el narrador no pudo conocer en Nueva York. Mississippi Gene y su protegido están huyendo de la ley, y estos pobres vagabundos no tienen dinero ni siquiera para comprar comida, lo que contrasta mucho con el restaurante lleno de chicas bonitas que Sal ve en una parada en Colorado. A medida que su viaje hacia Denver continúa, los lectores comienzan a observar parte del corazón de los Estados Unidos y de aquellos que viven en los márgenes de la sociedad.