En el camino

En el camino Resumen y Análisis Parte 1, Capítulos 11-14

Resumen

Sal llega a San Francisco dos semanas más tarde de lo esperado y se encuentra con su viejo amigo de la universidad, Remi Boncoeur. Remi y su novia, Lee Ann, viven cerca de los barracones del puerto en un proyecto de vecindad llamado Mill City, que es supuestamente el único lugar de Norteamérica donde blancos y negros conviven voluntariamente en un mismo barrio. Luego de pasar algunas semanas con Remi en su cabaña, Sal decide que necesita un trabajo, y Remi lo ayuda a entrar como guardia en los barracones del astillero.

Los otros guardias son antiguos policías que se la pasan contando historias de arrestos que realizaron y revueltas que reprimieron en Alcatraz. Una noche, antes de que un grupo de marineros se embarque rumbo a China, Sal intenta imponer el orden en una fiesta que se está realizando en los barracones. Sin embargo, termina bebiendo con los marineros hasta embriagarse e iza, la mañana siguiente, la bandera estadounidense invertida. Al otro día, sus colegas le dicen que podría ir preso por aquel delito hacia la patria.

La mayoría de las noches le toca hacer guardia junto a Remi. Caminan por los corredores y Remi busca puertas abiertas para colarse en las habitaciones y robarle a los marineros mientras duermen. Una noche se cuelan accidentalmente en el cuarto del supervisor de los barracones, un nombre a quien Remi llama Dostioffski, deformación de Dostoievski debida a la mala pronunciación, y que casi los denuncia y los envía a prisión. También suelen entrar a la cafetería de los barracones para tomar helado y robarse comida. Una noche Remi roba una enorme caja de provisiones para su casa, aduciendo que el presidente Truman ha pedido a la población que mantenga bajo el costo de vida.

Fuera del trabajo, Sal y Remi hacen una visita a la ciudad para visitar al Rey de las Bananas, un viejo que vende bananas en la calle, y también pasan el rato en un astillero destruido encallado en la bahía, en el que Remi busca infructuosamente objetos de valor que pueda robar. Sal pasa sus noches en la ciudad en busca de una chica. Con el revólver que le han dado como guardia, una noche trata de amedrentar a un homosexual que se le aproxima en el baño de un bar.

Sal se siente cansado y solo en San Francisco, y su relación con Remi y con Lee Ann comienza a deteriorarse. Tras una noche de apuestas en las carreras de caballos, en la que Remi pierde 100 dólares (todos sus ahorros), Remi y su novia tienen una gran pelea y deciden romper. Esto pone también fin a la amistad que sostienen con Sal. Remi solo les pide que ese fin de semana lo acompañen a una cena con su padrastro y actúen como si todo estuviera normal entre ellos, puesto que en las cartas que le envía le ha contado de su amistad con ellos.

Cuando el padrastro llega, todos pretenden que las cosas marchan bien, hasta que Sal se encuentra con uno de sus amigos de Denver, Roland Major, y los dos se emborrachan y le arruinan la noche a Remi y, consecuentemente, su amistad. Sal siente que su viaje ha llegado a su fin, y decide regresar al Este.

Con esta idea en mente, hace autostop hasta Baskersfield, y allí toma un autobús hasta Los Ángeles, donde conoce a una joven muchacha mexicana llamada Teresa -o Terry- que escapa de un marido golpeador. En ese mismo viaje en autobús los dos se sienten enamorados y planean una vida en conjunto. En Los Ángeles (LA) alquilan una habitación de hotel, se emborrachan y tienen una pelea cuando Terry malinterpreta una historia que Sal le cuenta sobre una chica de Nueva York y piensa que acaba de conocer a un chulo que la quiere convertir en una prostituta. Sin embargo, el malentendido se arregla y los dos hacen el amor y duermen juntos.

En LA, Sal y Terry deciden conseguir trabajo para ganar dinero antes de regresar a Nueva York. Sal piensa que LA es una jungla llena de personajes variopintos: beats, hípsters, criminales y policías. Los siguientes días se los pasan recorriendo toda la ciudad, incluso Hollywood, pero nadie les da ningún trabajo. Entonces deciden hacer autostop de regreso a Nueva York con los 13 dólares que les quedan. Esa noche, después de que Terry busca ropa que ha prestado a algunas amigas y de que Sal intenta comprar marihuana en un bar y es timado, los dos tratan de conseguir alguien que los saque de LA, pero en la ruta solo pasan autos llenos de estudiantes que se ríen de ellos cuando pasan.

Al día siguiente tratan de conseguir trabajo recogiendo uvas en los viñedos, pero no tienen suerte. Al final, hacen autostop hasta la casa del hermano de Terry, Ricky, donde Terry se reúne con su hijo, Johnny. Ricky y uno de sus amigos, Ponzo, pasean a Sal y a Terry por todo el interior de California mientras tratan de hacer negocios vendiendo abono para los campos, aunque en verdad solo se la pasan bebiendo cerveza de bar en bar. Finalmente terminan en un pueblo mexicano donde alquilan una habitación de hotel. A Sal y a Terry les quedan solo 2 dólares. En los próximos días, la pareja se la pasa en una tienda-habitación alquilada, bebiendo junto a Ricky y Ponzo, con Johnny entre ellos. Cuando finalmente se les acaba todo el dinero, Sal consigue trabajo en una plantación de algodón donde pagan 3 dólares cada 40 kg de algodón recogidos.

En un principio, Sal disfruta de su nuevo trabajo, incluso cuando las yemas de sus dedos comienzan a sangrarle y su espalda a dolerle; Terry y Johnny lo ayudan, y lo hacen con mucha mayor rapidez que él. Al final de cada día, Sal logra juntar unos 20 kg de algodón, por los que le pagan un dólar y medio, lo justo para comprar comida para esa familia que parece convertirse poco a poco en la suya propia. Sal experimenta una vida doméstica en las tiendas de campaña para los trabajadores de temporada y, a medida que las semanas pasan, comienza a hacer frío y la falta de dinero se hace cada vez más complicada. Finalmente, Sal propone que Terry y su hijo vuelvan con la familia, mientras que él pide 50 dólares a su tía y se prepara para regresar a Nueva York. Tras pasar una noche en el granero de una granja, Sal se despide de Terry y hace autostop hasta LA, donde compra un pasaje hacia Pittsburgh.

Cuando llega a Pittsburgh, comienza a hacer autostop hasta Harrisburg y desde allí comienza a caminar por la ruta, donde conoce a un viejo vagabundo que está tratando de llegar a Canadá. Tras encontrarse con este personaje fantasmagórico, Sal se percata de que el Este puede ser tan salvaje y misterioso como el Oeste. Cuando consigue que otro conductor lo lleve, Sal siente que va a desfallecer del hambre. Irónicamente, este conductor cree que pasar hambre hace bien a la salud, y lleva él mismo tres días sin comer. Al final, elle hombre le ofrece unos sándwiches de mantequilla y lo lleva todo el trayecto que falta hasta Nueva York.

Sal llega a Times Square y el movimiento frenético de la ciudad lo impacta. Allí, pide a un cura griego algo de dinero para poder tomar el autobús hasta Nueva Jersey. Una vez en casa de su tía comienza a recuperar su vida normal. La tía le cuenta que Dean estuvo en la casa y se quedó algunas noches esperándolo, pero finalmente se fue a San Francisco, al apartamento de su novia, Camille. Al finalizar la primera parte del libro, Sal dice que pasará un año antes de volver a encontrarse con su amigo.

Análisis

La llegada de Sal a San Francisco parece prometedora. Su estadía en Mill City, una ciudad que alberga tanto a blancos como a negros por igual es, a ojos de Sal, una promesa de progreso y de equidad entre seres humanos que no puede encontrar en otras partes. Su amistad con Remi Boncoeur (la traducción de su apellido sería “buen corazón”) es un emblema de la hospitalidad que espera encontrar en la ciudad. Pero Sal descubre rápidamente que San Francisco es una ciudad tan solitaria y conflictiva como todas las que ha conocido. Remi y Lee Ann tienen una relación tumultuosa y explosiva, que también influye en los ánimos de Sal, a quien Lee Ann atrae poderosamente. A través de las peleas de pareja, se aborda la problemática de las relaciones entre hombres y mujeres, un tema recurrente a lo largo de toda la novela que el lector ya ha encontrado previamente en las relaciones sexuales frustradas entre Sal y Rita Bettencourt. Al final, son los problemas de la relación entre Remi y Lee Ann, sumados a la falta de interés que tiene Sal por adecuarse a los códigos de la hospitalidad, lo que terminan destruyendo su amistad con Remi. Sobre la incapacidad de comunicarse entre hombres y mujeres se volverá en los capítulos siguientes, ya que es un tema que atraviesa a toda la novela.

En estos capítulos, Kerouac también explora el tema de la autoridad y el orden. Sal obtiene un trabajo como guardia en los barracones del astillero, como parte de las fuerzas de policía. Este tipo de trabajo representa el estilo de vida opuesto al que Sal ha estado desarrollando en Denver y que esperaba encontrar en San Francisco. Los otros guardias, casi todos ex policías o guarda cárceles, disfrutan haciendo arrestos y reforzando el orden de forma excesiva. Sobre ellos, Sal expresa: “Eran unos hombres horribles, hombres con espíritu de policía, excepto Remi y yo. Remi sólo trataba de ganarse la vida, y yo igual, pero ellos querían detener a gente y ser felicitados por el jefe de policía local. Incluso decían que si no se detenía por lo menos una persona por mes, nos despedirían” (p. 89). En este pasaje, la policía es pintada como un tipo particular de sujeto social, apegada a las normas y al orden que busca la aprobación de un superior y cree que su trabajo es eficiente solo si arresta a algún revoltoso de tanto en tanto. Hay una dimensión del accionar policial, entonces, que queda ligada al miedo: miedo de perder el trabajo, pero también miedo de no ser útil y de ser castigado por ello. El miedo y la inseguridad generados por la propia estructura social son algunas de las causas que contribuyen a la reproducción de las mismas estructuras, y si bien el narrador no profundiza ni reflexiona al respecto, sí se hace evidente que su rechazo a la policía es también un rechazo a ese accionar que está marcado por el miedo.

En la descripción que Sal hace del policía Sledge, y que tiene mucho de parodia, se dejan entrever algunos rasgos negativos que le atribuye a la policía:

...era alto, musculoso, con el pelo negro cortado al cepillo y un tic nervioso en el cuello; como un boxeador que siempre anda golpeándose la palma de la mano con el puño. Iba disfrazado como un antiguo Ránger de Texas. Llevaba el revólver muy bajo con una canana llena de municiones, y también llevaba una pequeña fusta, y tiras de cuero colgando por todas partes, como si fuera una cámara de tortura ambulante: zapatos relucientes, chaqueta muy grande, sombrero llamativo, en fin, todo menos las botas (p. 92).

La imagen del policía como una cámara de tortura ambulante manifiesta una percepción de la fuerza de autoridad como una institución cuyo objetivo es reprimir y censurar a los individuos que se escapan de la norma social.

Sal no logra comprender a estos personajes y se diferencia claramente de ellos al mostrar una actitud mucho más permisiva hacia los marineros de los barracones. Junto a Remi, incluso subvierten la función de su profesión y se dedican a robar en la cafetería, algo que se opone absolutamente al trabajo que están llevando a cabo. Esta subversión implica el rechazo explícito a las reglas con las que se organiza la estructura social que la Generación Beat rechaza. Así lo plantea Remi en una conversación que tiene con su amigo: “La bofia, las Lee Anns, todos los canallas del mundo andan detrás de nosotros. Tenemos la obligación de evitar que nos impongan su modo de vida” (p. 97). Además, Sal suele emborracharse con los marineros que debería supervisar, lo que demuestra que está mucho más próximo a su estilo de vida que al de los guardias y policías. Kerouac insinúa en estos pasajes que las presiones sociales de trabajar para hacer dinero y para llevar un determinado estilo de vida, considerado “decente” son injustas y empujan a la gente a cumplir roles para los que no están preparados y que van incluso contra su naturaleza. Sal y Remi se rebelan abiertamente contra las presiones de la cultura de consumo al aprovecharse de sus posiciones y robar los alimentos de la cafetería de los barracones, justificando el robo con una cita del presidente Truman: “debemos reducir el coste de vida” (p. 97).

La relación de Sal con Terry, una inmigrante mexicana que está escapando de un marido abusador, es un punto de inflexión en la novela. Esta relación empuja a Sal incluso más lejos de la clase media de Nueva York en la que ha crecido y es su primera experiencia con el estilo de vida del campesinado, que es el estilo de vida y la cultura del marginado. Sal se enamora y comienza a identificarse con esta persona de otra etnia, lo que marca una separación aún más clara en relación a su vida de Nueva York y refleja los valores que ha estado construyendo durante su viaje.

Es interesante notar que en Los Ángeles los dos amantes invierten los estereotipos: Sal piensa que Terry es una prostituta y Terry piensa que Sal es un chulo; esto ilustra los malos entendidos étnicos de la época, contra los que Sal y Terry deben rebelarse para sobreponerlos.

El final de la primera parte de la novela encuentra a Sal convertido en parte de la cultura marginalizada de la Norteamérica hispánica antes de regresar a su vida en Nueva York. Al enamorarse de Terry y transformarse en el proveedor y protector, Sal se identifica a sí mismo como un inmigrante mexicano, un chicano, al igual que ella. Sal, quizás sin darse cuenta, se expone al racismo de Los Ángeles: ni él ni Terry consiguen trabajos y tienen que dirigirse al interior de California para realizar las únicas tareas que parecen adecuadas para ellos: las de los trabajadores golondrina que recogen las cosechas de los campos. Trabajando en el campo de algodón, Sal se sumerge de lleno en la vida de los inmigrantes: no gana más que un dólar y medio por día, mientras se rompe la espalda y los dedos juntando kilos y kilos de algodón de sol a sol. Al finalizar el día, lo que lo espera es una tienda de campaña acondicionada para hospedar a las familias inmigrantes durante la temporada.

Hasta este momento de la novela, Sal ha estado rebelándose voluntariamente contra la vida de confort y estatus que le corresponde tan solo por pertenecer a determinada etnia y a determinado estrato social. Podía divertirse con sus amigos y beber durante semanas enteras sin preocuparse por nada porque sabía que tendría dinero cuando lo necesitara. Sin embargo, cuando Sal pasa a formar parte de la comunidad marginal de trabajadores inmigrantes, comprende que ya no posee aquellos privilegios de clase. La comida y el dinero se acaban, y como ahora se identifica como un hispánico, está forzado a tomar el único trabajo disponible para él. Sin embargo, cuando comienza el frío, Sal reconoce que tiene el privilegio de abandonar aquella vida, y así lo hace. Este es un privilegio que no tienen ni Terry ni su hijo, y ella termina rogando a su familia que vuelva a aceptarla en su casa, mientras que Sal regresa a Nueva York. Las diferencias étnicas que Sal y Terry experimentaron primero en Los Ángeles finalmente los empuja a cada uno a sus vidas y sus trasfondos culturales anteriores.

Los pasajes pastorales y bucólicos en los campos de algodón son un intento de Kerouac de idealizar, de forma poco convincente, las tenciones entre etnias a finales de los años ‘40s en Estados Unidos. La aventura de Sal como un trabajador inmigrante no logra representar con claridad la dureza de la vida de aquellos trabajadores y la desesperación en que suelen verse sumidos la mayor parte del tiempo; en lugar de ello, realiza una semblanza idílica del trabajo de los inmigrantes. En lugar de sumergirse realmente en la dureza de la cultura de los trabajadores inmigrantes, Sal solo parece interpretar un rol dentro de un juego, y es un rol que tanto el lector como el narrador saben todo el tiempo que no durará por siempre.

Cuando Sal regresa a Nueva York se da cuenta de que no se ha transformado completamente en la persona que quisiera ser. Ha extrañado a Dean, el motivo inspirador de su viaje, y ahora se encuentra nuevamente frente a una vida de trabajo y de familia que había tratado de dejar atrás. El regreso a su casa pone fin a su primer viaje y a la primera parte de la novela.