El zoo de cristal

El zoo de cristal Guía de Estudio

Tennessee Williams escribe El zoo de cristal en 1944, básandose en material escrito previamente por él, como su cuento “Retrato de una chica de cristal” y su obra The Gentleman Callers. En las semanas próximas al estreno (26 de diciembre de 1944 en Chicago, Estados Unidos), Williams tiene serias dudas acerca de su producción. El teatro tampoco espera que la obra dure más de unas pocas noches en cartel, y los productores preparan un anuncio de cierre, debido a la poca demanda de entradas en la preventa.

Sin embargo, dos críticos aman el espectáculo, y regresan casi todas las noches para monitorear el show. Mientras tanto, escriben entusiastas reseñas sobre la obra y continúan alabándola diariamente en sus respectivos diarios. Para mitad de enero, las entradas para el show se vuelven difíciles, casi imposibles de conseguir. Más tarde, en 1945, la obra se presenta en Nueva York con un éxito similar. La noche de estreno en esta ciudad, el elenco recibe tantos aplausos que debe salir a saludar unas veinticinco veces después de terminada la función.

Tennessee Williams no expresa una gran admiración por ninguno de los dramaturgos norteamericanos que lo preceden. Su maravillosa influencia dramática es el brillante dramaturgo ruso Antón Chéjov. Este, con su elegante yuxtaposición de humor y tragedia, sus solitarios personajes y su profunda sensibilidad, es una poderosa fuente de inspiración para el trabajo de Williams.

Al mismo tiempo, las obras de Williams son innegablemente norteamericanas en lo que respecta a escenarios y personajes. Otra influencia importante es el novelista D.H. Lawrence, quien le ofrece a Williams una imagen de la sexualidad como potente fuerza vital. Lawrence es aludido en El Zoo de Cristal como uno de los escritores favoritos de Tom. El poeta norteamericano Hart Crane es otra influencia importante para Williams. En la trágica vida y muerte de Crane, en su abierta homosexualidad y en su determinación a escribir poesía que no imite las susceptibilidades europeas Williams encuentra una inspiración eterna. El dramaturgo también pertenece a la tradición de grandes escritores sureños que ensalzan el lenguaje literario mediante el lirismo del inglés del sur.

Como Eugene O´Neill, Tennessee Williams quiere desafiar algunas de las convenciones del teatro naturalista. Verano y humo (1948), Camino Real (1953) y El Zoo de Cristal (1944), entre otras, ofrecen las primeras pruebas de las innovaciones de Williams. El Zoo de Cristal utiliza música, proyecciones y efectos lumínicos para crear una atmósfera encantadora y onírica, apropiada para una “pieza de recuerdos”. Al igual que El emperador Jones, de Eugene O´Neill, y Muerte de un Viajante, de Arthur Miller, las obras de Williams exploran maneras de emplear el escenario para representar la vida interior y los recuerdos de un personaje. Tom, como narrador, entra y sale de la acción de la obra. No hay reglas realistas para la convención: el público también accede a aquellos hechos de los que Tom no es directo testigo. Las proyecciones de pantalla, en el momento en que se estrena la obra, constituyen una innovación de vanguardia. En dichas proyecciones se usan efectos similares a los del cine y el poder de la fotografía (formas del arte que son mucho más jóvenes que el teatro) en un escenario teatral. En El zoo de cristal, el uso habilidoso del narrador por parte de Williams y su creación de una atmósfera ilusoria y de ensueño, ayudan a crear una representación poderosa de la familia, la memoria y la pérdida.

Suele decirse que El zoo de cristal es profundamente autobiográfica. Todos los personajes encuentran alguna base real en la familia de Tennessee Williams: Edwina es la esperanzada y demandante Amanda, Rose es la frágil y tímida Laura (cuyo apodo, “Blue Roses”, refiere directamente a la hermana real de Williams), y el distante y frío Cornelius sería el padre ausente y abandónico. Tom representa, en la ficción, a Tennessee Williams. De hecho, Williams trabajó en una tienda de zapatos en St. Louis, y también tiene una base verídica esa desastrosa velada con un único candidato que se presenta ante Rose. Además, Thomas es el verdadero nombre de Tennessee Williams, y el nombre “Thomas” significa gemelo, lo cual convierte a Tom en un representante no solo de Williams sino también, posiblemente, del espectador.

A través de Tom se accede a la situación de los Wingfields. Su dilema constituye el conflicto central de la obra, en tanto él enfrenta una elección agonizante entre la responsabilidad por su familia y el deseo de vivir su propia vida.

La obra posee un particular simbolismo poético. El zoo de cristal, con su fragilidad y delicada belleza, es un símbolo del personaje de Laura. Ella es extrañamente hermosa y, al igual que las piezas de cristal, fácil de destruir. La escalera de incendios es fácilmente asimilable al personaje de Tom y al tema del escape. Laura tropieza en la fuga, mientras Tom utiliza esa escalera para salir del departamento y entrar al mundo exterior. Él baja por la escalera de incendios por última vez al final de la obra, y se para allí durante sus monólogos. Su posición allí ilustra metafóricamente su posición entre su familia y el mundo exterior, entre la responsabilidad y la necesidad de vivir su propia vida.

La obra no es naturalista. Juega con las convenciones escénicas y hace uso de efectos especiales, como música y proyecciones. Al escribir una “pieza de recuerdos”, Tennessee Williams se libera de las restricciones del naturalismo. El tema de la memoria es importante: para Amanda, la memoria es una especie de escape. Para Tom, el viejo Tom que narra los hechos de la obra, la memoria es aquello de lo que no se puede escapar; él está aún atrapado por el recuerdo de esa hermana a la que abandonó años atrás.

La obra es adaptada dos veces al cine y una a la televisión.