El eternauta

El eternauta Símbolos, Alegoría y Motivos

El viajero del tiempo (Motivo)

El hombre que puede viajar a través del tiempo es un clásico motivo del género de la ciencia ficción. Ya sea gracias a una máquina que se lo posibilita o, como en este caso, por haber sufrido algún tipo de alteración en su cuerpo, este hombre tiene una capacidad sobrenatural que le permite acceder a información vedada para el resto de los mortales.

En el caso de El Eternauta, el viajero en el tiempo es Juan Salvo, y esta característica es uno de los primeros rasgos que se revelan sobre el personaje. Se materializa frente al guionista de historietas con “la mirada de un hombre que había visto tanto que había llegado a comprenderlo todo” (p.14), y empieza a contarle la historia de cómo adquirió esta capacidad, aunque el momento en el que esto efectivamente sucede está al final del relato. Por esta razón, los viajes en el tiempo no son frecuentes en El Eternauta, sino que la posibilidad de hacerlo, por parte del personaje homónimo, es en definitiva lo que posibilita la narración.

A su vez, gracias a que Juan Salvo puede trasladarse a distintas épocas, sobre el final se produce un giro argumental también conocido en la ciencia ficción: los hechos narrados por Juan, en lugar de haber sucedido durante un tiempo anterior al presente del relato marco, en realidad suceden en el futuro, exactamente cuatro años después. Esta distancia temporal le permite al guionista considerar la publicación de lo que el Eternauta le contó, a fin de evitar la invasión.

La invasión extraterrestre (Motivo)

Así como el viajero del tiempo, la invasión extraterrestre es un motivo recurrente en la ciencia ficción. En numerosas ficciones pertenecientes al género, el planeta en su conjunto se ve amenazado por la llegada de seres desconocidos procedentes del espacio exterior. Una asunción común es que estos invasores cuentan con armamento superior y letal, en gran medida como producto de su gran inteligencia. Aunque en algunas ocasiones se devela que la intención de los extraterrestres no es necesariamente invadir la Tierra, la mayoría de las veces su aterrizaje coincide con el inicio de una guerra.

Este es el caso de El Eternauta, que retoma este motivo y, con él, la sumatoria gradual y escalonada de los retazos de información que los humanos recopilan sobre sus invasores. La gran novedad que Oesterheld introduce con respecto a este motivo es que la base de la invasión se localiza en Buenos Aires, y no en alguna ciudad europea o estadounidense, como es usual.

La cafetera (Símbolo)

Juan y Franco secuestran al mano del pabellón de Barrancas de Belgrano y lo llevan hasta una casa para ocultarse del ataque de una nave. Allí, el mano despierta y les da información valiosa sobre la invasión. Una de las primeras cosas que llama su atención cuando se da cuenta de que está en el interior de una casa es una cafetera:

Alcáncenme esa escultura, por favor... En la gracia de ese cuello hay siglos de arte... (...) ¿Se dan cuenta los hombres de todas las maravillas que los rodean? ¿Tienen idea de cuántos mundos habitados hay en el universo, y de cuán pocos son los que han florecido en objetos como este? (p.172)

En la sofisticación de un objeto banal para los humanos, el mano ve "milenios de inteligencia... milenios de arte, milenios de ternura" (172). Es decir, la cafetera es un símbolo de la avanzada civilización humana, de acuerdo con lo que dice el mano, en comparación con otras comunidades del espacio.

Los claveles para Elena (Símbolo)

Durante la segunda estadía de la comunidad en el chalet de la familia Salvo, los sobrevivientes reciben la noticia de que otros humanos pudieron frenar la nevada en algunas zonas del planeta. Rápidamente, comienzan a reunir provisiones para viajar hasta el asentamiento más próximo, en Pergamino. En una de las salidas preparatorias, Favalli, Franco y Pablo consiguen un camión y un ramo de flores para Elena.

En cuanto lo ve, la esposa de Juan Salvo rompe en llanto: "¡Creí que nunca volvería a ver flores!" (p.327). Juan, para sus adentros, piensa que sus lágrimas "demostraban mejor que nada que lo peor había pasado (...): volvíamos a ser seres humanos, con nuestras flaquezas, nuestras debilidades, nuestras pequeñas cosas..." (p.327). Las flores, entonces, simbolizan este momento nuevo de esperanza para los Salvo y sus compañeros. Dan cuenta, por un lado, de que la vida continuó de alguna manera a pesar de la nevada, al igual que los pollitos que Juan y Franco encuentran en Belgrano y los renacuajos del arroyo de Pergamino más tarde. Pero, por otro lado, los claveles son especiales porque concentran en sí una belleza estética a la que hasta entonces los sobrevivientes no le hubiesen podido prestar tanta atención, principalmente por lo urgente del operativo de resistencia.