El capote

El capote Temas

El estatus y el rango

El tema del estatus y el rango está muy presente en la obra. El narrador muestra una sociedad en donde la mayoría de las personas parecen demasiado interesadas por el rango que ocupan. Así lo vemos desde el comienzo del cuento, cuando explica: “entre nosotros, antes que nada, hay que declarar el puesto” (p.259). La obsesión por el ascenso social puede verse en el afán de las personas por imitar el comportamiento de quienes ocupan puestos jerárquicamente más altos: “En nuestra Santa Rusia, todo está contaminado de imitación: cada cual quiere parecerse a su superior” (p.283). Además, vemos que las personas que consiguen puestos más altos se empeñan en ostentar su nueva posición por todos los medios. Por ejemplo, la persona importante “recurría a todos los medios para realzar su importancia” (p.283), entre ellos, establece un procedimiento absurdo para acceder a una cita con él. Otro ejemplo similar lo encontramos en el caso de un consejero titular que, cuando lo ascienden a jefe de una repartición, encarga construir en su oficina un despacho particular, al que llama “sala de audiencias” (p.283).

El personaje de Akaky se presenta como una excepción en esta sociedad obsesionada con el rango y el estatus. Su comportamiento es, incluso, inverso al de la mayoría de las personas: cuando uno de los directores quiere gratificarlo por sus eficientes servicios asignándole una tarea distinta, Akaky la rechaza.

En relación con este tema, también se presenta el del abuso del poder. Las personas que ocupan rangos más altos resultan más propensas a ignorar o a maltratar a sus subalternos. Además, este cuento muestra que el ascenso social puede envilecer a los individuos. Este es el caso, por ejemplo, de la persona importante, quien maltrata a las personas de rango inferior. Él adquirió este comportamiento justamente cuando la ascendieron: "(...) Era un hombre de buen corazón, generoso con sus compañeros, y muy servicial; pero el título de general en el orden civil le había hacho perder la cabeza. Desde el día en que le fue concedido el rango de general se desorientó, perdió el camino y ya no supo cómo comportarse" (p.284).

El abuso del poder

Este tema está desarrollado principalmente a partir del personaje referido como “la persona importante”. Su comportamiento frente a sus subalternos es reprobable, mientras que con sus iguales desarrolla “lo mejor de su carácter” (p.291). Él se empeña sobre todo en demostrar la autoridad que posee, sin considerar los perjuicios que su conducta puede ocasionar. Por ejemplo, ha dispuesto que sus subalternos no puedan reunirse con él sin acordar previamente una cita, que debe seguir un orden riguroso, desde el empleado del escalafón más bajo hasta el más cercano su posición.

Este cuento muestra los resultados nefastos que puede ocasionar este tipo de comportamiento. Cuando Akaky recurre a él para pedir ayuda, no solo lo hace esperar innecesariamente para demostrarle a un amigo suyo las libertades que puede tomarse, sino que, luego de que Akaky se presenta, lo maltrata por dirigirse directamente a él sin seguir el protocolo para acceder a una cita. Finalmente, a causa del maltrato, Akaky padece una fuerte descompensación que, junto a otros factores, lo conducen a la muerte.

La burocracia

En la sociedad donde vive Akaky parece más importante tener conocidos influyentes que la justicia o la eficiencia de las instituciones. Tras el robo de su capote, Akaky busca ayuda en vano para recuperarlo. Así comienza para él un largo y absurdo enredo con asuntos burocráticos.

El policía que vigila la plaza donde ocurre el robo del abrigo se evade de sus responsabilidades y le aconseja que se dirija al inspector al día siguiente. La casera que alquila la habitación a Akaky, por el contrario, le recomienda a este que no recurra al inspector, “pues lo engañaría con vanas promesas” (p.281) y que, en cambio, se dirija al comisario. Luego de insistir en tres oportunidades y tras una muestra inaudita de enojo, cuando Akaky finalmente consigue hablar con el comisario, este, en vez de prestar atención a los hechos, comienza a interrogarlo con tono acusatorio y Akaky se retira de su casa “sin saber si el asunto del capote adquiriría o no un curso legal” (p.282). Finalmente, Akaky se ve obligado recurrir a la persona importante, quien, lejos de ayudarlo, lo maltrata por no seguir el procedimiento indicado para acceder a una cita con él.

En este cuento se satiriza sobre la burocracia mediante la descripción del procedimiento absurdo que este personaje debe llevar adelante para que la información llegue a sus manos: “(…) que el empleaducho informara al encargado de sección, que éste lo hiciera saber al consejero titular y así, subiendo peldaño a peldaño la burocracia oficial, la información llegara hasta él” (p.283). Estos procedimientos se presentan como absurdos e innecesarios, sobre todo porque el único fin que persigue la persona importante con ellos es el de destacar su elevado rango.

El trabajo

La importancia y las formas de entender la actividad laboral son temas que se abordan de distintas maneras en este cuento. Por un lado, al comienzo de la obra, el trabajo de Akaky consume toda su vida. El narrador dice que “hubiese resultado difícil encontrar otra persona que viviera tan exclusivamente para su empleo” (p.262). El trabajo le da alegría a Akaky, quien lo realiza con amor y gran concentración. Incluso el personaje continúa trabajando cuando llega a su casa todos los días, después de la jornada laboral, relegando su vida social. A pesar de la dedicación que pone en su trabajo, Akaky no pretende ascender a un mejor puesto. Según sus compañeros, lo único que ganó con tanto esfuerzo es “una hebilla para el ojal y hemorroides en las asentaderas” (p.262), con lo que quieren decir que todo su empeño no le ha servido para crecer en el ámbito laboral.

Los compañeros de Akaky, por el contrario, una vez terminado el horario de trabajo en la oficina, se reúnen a realizar otras actividades para distenderse, como ir al teatro, a un bar, o a la casa de un colega a jugar whist, tomar el té y fumar. Según el narrador, estas actividades permiten descansar y olvidarse de “las mil preocupaciones propias y ajenas, y de todo aquello que se impone voluntariamente, casi siempre sin necesidad, el hombre infatigable” (p.265). Esta frase sugiere que la excesiva consagración del hombre al trabajo resulta innecesaria. Se cuestiona en la obra la manera en que los rangos de las personas en su trabajo influyen en su forma de ser y tratar a los demás. En varias oportunidades se muestra cómo aquellos con un rango superior en el trabajo maltratan a los subalternos.

El aislamiento

Akaky es un hombre que vive aislado de la sociedad. Aunque trabaja en una oficina y tiene compañeros de trabajo, sus interacciones con ellos se limitan a lo estrictamente necesario para continuar desempeñándose en sus tareas. A diferencia de sus colegas, quienes suelen reunirse a jugar al whist, tomar té y contar chismes luego del horario laboral, Akaky no comparte actividades con ellos. El narrador nos muestra que él vive en un mundo propio, replegado sobre sí mismo. Las tareas laborales ocupan toda su interioridad, a la que solo asoma fugazmente el mundo exterior: “adondequiera que mirase, siempre veía sus pulcros renglones, escritos con letra minuciosa y pareja, y solo cuando de repente veía encima de sus hombros la cabeza de un caballo y sentía el viento huracanado que salía de sus fosas nasales, se daba cuenta de que no estaba en medio de un renglón, sino en medio de la calle” (p.263).

Sin embargo, esta situación cambia radicalmente cuando el personaje se ve obligado a adquirir un nuevo capote. Su actitud frente a la vida se transforma, él se llena de vigor y de entusiasmo e, incluso, cuando consigue la nueva prenda, se vuelve más perceptivo respecto del mundo que lo rodea. Se abre así un nuevo panorama sobre las posibilidades de socialización del personaje. En ese momento, por primera vez, asiste a una reunión con otros compañeros de la oficina. La adquisición del nuevo abrigo marca un cambio sustancial en la vida de Akaky, que pone fin, al menos momentáneamente, a su aislamiento.

La literatura

En este cuento se alude a otros escritores y a otras obras literarias para poner en cuestión los procedimientos narrativos usuales, para mofarse de ellos, para reflexionar sobre la literatura y para romper algunas convenciones. Por este motivo, la literatura misma es uno de los temas que se presentan en el relato, a través de las observaciones y reflexiones del narrador.

La primera de ellas se presenta en la frase inicial del cuento, cuando el narrador hace explícita su decisión de omitir uno de los datos de la historia que está presentando: “En la oficina ministerial de…; pero no, mejor no digamos en qué oficina (…)” (p.259). El narrador explica las consecuencias de las decisiones narrativas a nivel social. De esta manera, se muestra que la literatura tiene efectos en la sociedad y, al mismo tiempo, lo social afecta a la producción literaria, por ejemplo, como en este caso, marcando ciertos límites entre lo que es conveniente o no decir. El narrador también menciona las costumbres de otros escritores; por ejemplo, la de “ensañarse con aquellos que no muerden” (p.259), o los procedimientos literarios a los que recurren, como el de describir detalladamente a todos los personajes para ponerlos en cuestión.

De esta manera, el lector puede reflexionar también sobre la literatura, sus contenidos, los procedimientos elegidos para contar las historias y el efecto que pueden producir los relatos a nivel social.