El capote

El capote Ironía

La recomendable costumbre de muchos escritores por ensañarse con aquellos que no muerden (Ironía verbal)

Akaky trabaja de consejero titular. El narrador dice que es un puesto del que “se han burlado muchos escritores que tienen la recomendable costumbre de ensañarse con aquellos que no muerden” (p.259). El narrador califica de “recomendable” una costumbre que, por el contrario, hace ver como injusta: ensañarse con quienes no pueden defenderse. Por otro lado, él mismo se une a esta costumbre, puesto describe a su personaje con muchos rasgos ridículos.

La magnánima ayuda del clima de San Petersburgo a la muerte de Akaky (Ironía verbal)

El narrador dice que “gracias a la magnánima ayuda del clima petersburgués” (pág. 287), la enfermedad de Akaky avanzó más rápido de lo esperado y lo condujo a una muerte prematura. Utiliza la palabra "magnánima", que tiene connotaciones positivas, para describir la ayuda del clima de San Petersburgo que, en este caso, produce resultados completamente adversos.

Las audaces ideas de Akaky en relación a su capote (Ironía verbal)

El narrador describe la exaltación de los sentimientos de Akaky, haciendo ver un cambio de actitud en el personaje. Pero esta descripción hace esperar al lector algo mucho más sustancial que la elección de la piel que pondrá en el cuello del abrigo: “A ratos resplandecía una llama en su mirada e ideas más atrevidas y audaces surgían en su mente: «¿Y si se encargase un cuello de marta cibellina para su capote?»” (p.274). Lo audaz o atrevido de las ideas cobra un carácter irónico, y el narrador se burla de esta manera de la banalidad de las ambiciones del protagonista.

El narrador afirma que nadie sintió interés por Akaky, cuando es evidente que él sí lo hizo (Ironía verbal)

Después la muerte de Akaky, el narrador afirma: “Así desapareció un ser humano a quien nadie defendió, a quien nadie había querido, por quien nadie se interesó” (p.288). La afirmación es irónica, por lo menos en el último punto, puesto que la existencia este cuento evidencia lo contrario: al menos para alguien, -para el narrador-, Akaky fue interesante, y por eso él decidió contar su historia.