El beso de la mujer araña

El beso de la mujer araña Resumen y Análisis Capítulos 1 - 3

Resumen

Capítulo 1

La novela comienza con la conversación entre Molina y Valentín. En ella, Molina cuenta la trama de una película que tiene de protagonista a Irena, una mujer muy especial que parece tener algo particular que la distingue de las demás, ya que tiene una conexión hipnótica con las panteras del zoológico. Ella se enamora de un joven arquitecto, al que le cuenta una leyenda, típica de su pueblo, sobre la existencia de unas enigmáticas mujeres pantera que parecen normales pero pueden convertirse en bestias salvajes si un hombre las besa. Frente a este temor, el hombre respeta sus miedos y acepta sus tiempos: se casan pero no mantienen contacto físico por las pesadillas de su mujer. Él le propone a Irena comenzar una terapia con un psicoanalista, para así poder hablar sobre sus miedos y mejorar el vínculo marital. Ella le cuenta al terapeuta sus miedos de no ser una buena esposa y de convertirse en pantera. En simultáneo, el marido traba buena relación con una colega laboral, a quien cuenta sus confidencias y secretos del particular vínculo marital con Irena. Ella, celosa, la sigue. La arquitecta comienza a correr, aterrorizada, y ya no se oye el taconeo sino pasos imperceptibles, como los de un animal. Molina termina aquí la narración para ir a dormir, lo que mantiene la intriga de Valentín en vilo hasta el día siguiente.

A lo largo de todo el capítulo, Valentín le pregunta a Molina quién le gusta y qué actores aparecen en la película, y comenta su atracción por la arquitecta, su identificación con el personaje del psicoanalista y su lectura sobre la decoración de la casa del arquitecto. También abre la posibilidad de que Molina incluya su propia trayectoria en la historia que cuenta, y así el lector sabe que está preso por corrupción de menores y que en la película se identifica con Irena, la heroína.

Capítulo 2

A diferencia del comienzo de la novela, el capítulo empieza con una discusión entre Molina y Valentín sobre la importancia de los gustos cotidianos en relación con un objetivo mayor. En este intercambio, Valentín explica que los placeres de la vida son secundarios, tanto para él como para sus compañeros de militancia, ya que el eje conductor de su existencia es la lucha por sus ideales marxistas. Molina se siente tocado por esta acusación, y por haber compartido su comida con Valentín y que él la menospreciara. Valentín lo acusa de sensible y sentimental, como una mujer, lo que Molina reivindica absolutamente como un valor positivo. Su compañero desprecia esa manera de pensar.

Luego de este cruce, Molina retoma la narración de la película interrumpida el día anterior. Finalmente, la arquitecta logra huir de la persecución e Irena también vuelve a su casa, con los zapatos llenos de barro. Su marido la mira asombrado, sin entender nada, y ella le confiesa su terror de ser una mujer pantera. Frente a sus sugerencias, ella decide retomar los encuentros con el psicólogo, al que besa y termina devorando, convertida ya en un animal. Luego de esto, vuelve al zoológico a encontrarse con las panteras y termina muerta, con un rasguño, frente a la mirada de su esposo y la arquitecta. Con el final de la narración, Valentín se entristece, ya que le recuerda a su compañera de militancia. Le cuenta a Molina el origen de este romance, su familia adinerada, su trayectoria política, su vida. Interrumpe su relato por tener sueño, lo que intriga a su interlocutor. Valentín le propone a Molina pensar en una nueva película para compartir y se compromete a contarle su vida cuando tenga ganas, pero sin presiones.

Capítulo 3

Como en el capítulo 1, Molina reconstruye el argumento de una película, pero, en este caso, elige una obra que promueve la ideología y los valores nazis. Leni es cantante en una Francia ocupada por los soldados alemanes, pretendida por un oficial nazi de alto rango, joven y apuesto, que la protege y la cuida. Una compañera de trabajo le confiesa que está embarazada de un soldado alemán, y esa misma noche, dos hombres, uno bizco y el otro rengo, la atropellan. Al día siguiente, interrogan a Leni sobre el asesinato de la corista y es demorada por la policía, que la libera porque es una artita muy famosa. Molina detalla muy minuciosamente la decoración de los lugares, los trajes elegantes de Leni, los objetos de lujo.

Valentín repudia la elección de esta película, ya que no puede abstraerse del contenido político panfletario y le dice que es una inmundicia. Molina se quiebra y se pone a llorar, no solo por la incomprensión de Valentín sino especialmente por la necesidad de compartir sus gustos con su gran amor, Gabriel. Frente a las preguntas de su compañero de celda, Molina cuenta que es un mozo de un restaurant, lindo e inteligente, casado con una mujer, “un hombre normal”, aunque le nota una mirada triste, melancólica, por las penurias de su vida: la muerte de una hija, las injusticias del mundo laboral, un trabajo que no lo satisface. Molina quiere cuidarlo, estimularlo a tener una vida distinta, pero Gabriel no quiere y, frente a esta negativa, Molina se resigna con mantener su amistad.

Esta confesión da pie a diversas preguntas y sugerencias de Valentín sobre qué significa ser homosexual y también qué significa ser un hombre. Ambos discuten sobre los valores de la masculinidad, ya que Molina se nombra a sí mismo en términos femeninos y destaca en un hombre la fuerza, la seguridad, la determinación, mientras que, para Valentín, ser hombre se relaciona con la capacidad de no humillar a nadie ni hacerlo sentir menos persona. También estimula en Molina la posibilidad de ver una salida en la vida repetitiva de Gabriel, ya que ningún trabajo es menos que otro y todos tienen la posibilidad de transformar sus condiciones de vida a través de la lucha sindical. Molina toma estos consejos de Valentín y, cuando se van a dormir, se prometen hacer algo por el otro: Molina jura continuar con la narración de la película de propaganda nazi y Valentín asegura reflexionar sobre la situación de Gabriel y Molina.

En este capítulo, aparece por primera vez un recurso que se hará habitual en la novela: las notas al pie de página en relación con el texto central de la novela. Frente a Valentín y su desconocimiento sobre las inclinaciones sexuales de Molina, este apartado repone distintas teorías sobre la homosexualidad. En esta primera nota, el investigador J.D. West resume y refuta tres perspectivas posibles sobre el origen físico de la homosexualidad: el desequilibrio hormonal, la intersexualidad y los factores hereditarios.

Análisis

Estos primeros capítulos ingresan al lector al mundo íntimo de la celda de Valentín y Molina, dos presos cuyo intercambio está marcado con los signos característicos de toda charla escrita: raya de diálogo y alternancia de voces. La narración comienza in media res, es decir, sin presentar el espacio ni los personajes, como si fuera una función de cine a punto de empezar. Con una estructura dialogal carente de un narrador que monopolice la narración, es el personaje de Molina quien cuenta historias dentro de la historia para así poder escaparse momentáneamente del encierro al que están condenados

Desde el comienzo de la novela, la narración de Molina atrae a su interlocutor, pero también al lector. La primera obra elegida es una película llamada Cat People, y Molina convierte el espectáculo audiovisual del cine en plena oralidad. Para lograr su objetivo, repone los rasgos corporales de los personajes, prendas de ropa, a veces hasta con demasiado detalle –Valentín le pide que no hable de comida ni de erotismo, dos grandes vacíos de la vida en el encierro-. Las descripciones de Molina revelan sus propios deseos, anhelos, fantasías y consuelos. Es importante entender estas narraciones no como resúmenes de argumentos o tramas, sino como una producción repleta de su mirada personal. Es ejemplar al respecto el comentario que hace sobre la casa del protagonista de la película: "Yo qué sé si la casa era de la madre, yo te dije eso porque me gustó mucho ese departamento y como era de decoración antigua dije que podía ser de la madre, pero nada más. A lo mejor él lo alquila amueblado" (p. 22). De esta manera, las narraciones de Molina no son ni una invención ni crónicas de filmes vistos, sino que exhiben la forma de ver el mundo que tiene el personaje.

Sin embargo, los relatos de Molina no son monólogos, sino que son interrumpidos por las intervenciones de Valentín. Este, por un lado, le aporta a las narraciones una mirada teórica, proveniente tanto de las teorías marxistas como del ejercicio del psicoanálisis. Así, diagnostica a la protagonista Irena como una frígida, que le teme al sexo, o desprecia la película nazi por su contenido político tan cuestionable. Por otro lado, también potencia la imaginación de Molina, ya que le hace preguntas sobre cómo se imagina a la madre del protagonista o con qué personaje se identifica. De esta manera, el relato de la película se ramifica más allá de la trama central y da lugar a nuevas derivaciones vinculadas con sus propias experiencias personales.

Si Molina es el gran narrador, Valentín pide la palabra a través de los intersticios de los relatos de las películas. El lector sabe que es un preso político, vinculado con ideas de izquierda y que lucha por un ideal más importante que la vida cotidiana: un mundo más justo, sin relaciones desiguales entre los seres humanos. Cuando le cuenta a Molina sobre su novia y compañera de lucha, lo hace de manera involuntaria y se siente avergonzado, ya que, para su propia construcción masculina del héroe revolucionario, exhibir sentimientos es un signo de debilidad. De una manera paradójica, Valentín se confiesa amorosamente antes que Molina, que recién en el capítulo 3 menciona su vínculo sentimental con el mozo.

En relación con las tramas de las películas elegidas, ambas tienen un eje estructural romántico; en el caso de Cat People, Irena es una mujer peligrosa y seductora, una pantera que, ante el mínimo contacto sexual, aniquila a su presa. Su trágico final habilita la otra historia de amor de la película: la del arquitecto y su colega. La mujer animal remite inevitablemente al título de la novela: mujer pantera, mujer araña. No se sabe aún qué las conecta, pero es posible imaginar un lazo entre ellas. ¿Serán ambas peligrosas? ¿Pondrán en riesgo la vida de sus víctimas?

Estos primeros capítulos nos revelan uno de los temas fundamentales de la novela: la sexualidad. Molina se define como loca, sinónimo de puto, homosexual. Utiliza la marca del femenino para nombrarse, lo que nos indica la presencia de un rol homosexual fuertemente feminizado. Frente a este desvío de lo “esperado”, Valentín manifiesta ignorancia pero al mismo tiempo interés sobre la orientación sexual de Molina. En esta perspectiva, aparecen por primera vez las notas al pie de página. Este recurso establece una relación paratextual con el texto central, es decir, acompañan pero de una manera periférica, alejado de la centralidad. De esta manera, se puede afirmar que la explicación científica se encuentra fuera de la narración principal. No es casual entonces que en las conversaciones de Valentín y Molina no ingresen estos discursos teóricos sobre la homosexualidad sino que aparezcan al pie de cada página, con una tipografía más pequeña, como relegados. Esta primera nota al pie explora algunas teorías sobre la homosexualidad en la voz de un narrador objetivo, que presenta un saber enciclopédico y que choca, así, con las formas de hablar de Valentín y Molina, informales, personales y orales. Estas perspectivas amplían el debate sobre la sexualidad, y nos exhibe que Molina es una manifestación concreta de la homosexualidad.