El beso de la mujer araña

El beso de la mujer araña Ironía

El apolítico Molina termina asesinado por causas políticas

Molina se reivindica como un personaje apolítico y le echa la culpa a la política de la decadencia del mundo. En la perspectiva de la novela, Valentín le reprocha esta opinión por anticuada, y denuncia que su superficialidad esconde en realidad una falta de compromiso con la realidad del país. Sin embargo, a lo largo de las semanas, el vínculo entre ellos cambia y, finalmente, Molina acepta ayudar a Valentín y se compromete a entregarle información al comando guerrillero. La ironía es que este grupo asesina a Molina, por miedo a su potencial confesión en caso de ser torturado por la policía. De esta manera, el personaje que se presentaba como carente de compromiso muere sacrificado por causas políticas.

La celda se transforma en un espacio de libertad

Valentín y Molina padecen el encierro como un castigo. Obligados al aislamiento, Valentín sufre estar alejado de su comando guerrillero y Molina se preocupa por la salud de su madre. Ambos sueñan con la posibilidad de salir y reanudar sus vidas. Sin embargo, la ironía de la novela es que la celda abre la posibilidad de imaginar un espacio de plena libertad. Si bien al principio ellos parecen ser completamente opuestos, tanto en su ideología como en su comportamiento, a lo largo de la novela incorporan al otro en su individualidad. De esta manera, el aislamiento les permite alejarse de las jerarquías, valores y estereotipos característicos de la sociedad represiva, y así pueden moldear su relación de la manera que quieren, sin presiones sobre cómo deben ser. De esta manera, la relación íntima de Valentín y Molina se acerca a un ideal amoroso y libre que, irónicamente, nace en un espacio de reclusión y encierro.

Valentín ama contra sus valores de hombre revolucionario

A lo largo de la novela, Valentín defiende la idea de una sociedad sin explotación ni jerarquía, donde reine la igualdad entre hombres y mujeres, más allá de su origen social o su género. Así, no teme enfrentarse con Molina y le indica que su sexualidad no debe ser causa de maltrato. Sin embargo, en la novela se plantea como una ironía el amor que Valentín siente hacia Marta justamente por su distinción y elegancia, valores atribuidos a las clases dominantes. En este punto, el personaje es consciente de su contradicción interna y se siente culpable por tan solo pensarlo. Molina lo calma y le recuerda que está encerrado en la cárcel justamente por reivindicar los derechos de los sectores menos favorecidos.

Es Molina, la supuesta mujer araña, quien termina atrapado

A lo largo de la novela, las narraciones cinematográficas de Molina cumplen diversas funciones. Por una parte, ofrecen un mundo de ensueño que les permite a los presos escaparse de la realidad opresiva y violenta en la que están inmersos. Por otra parte, son un modo de vinculación de los personajes, ya que en estas conversaciones revelan hasta los aspectos más íntimos de sus angustias, temores y deseos. De esta manera, Valentín y Molina llegan a un grado de mimetización total gracias a estas narraciones, en la que el punto de máxima conexión está representado en el beso como unión entre ambos. En este momento, Valentín nombra a Molina como la mujer araña, por su poder de atrapar a los hombres con sus relatos; el guerrillero se postula como una víctima de los encantos de su compañero de celda. Sin embargo, la ironía radica en que la seducción no es unilateral sino mutua, y es Valentín quien termina atrapando a Molina en sus convicciones políticas y llevándolo a su muerte.

Valentín ignora la complicidad entre Molina y el director de la cárcel

La primera parte de la novela finaliza con el interrogatorio entre el director de la cárcel y Molina, en el que el lector descubre que el procesado debe entregarle a la autoridad presidiaria datos sobre Valentín y sus compañeros de militancia a cambio de una libertad anticipada. Así, entendemos que la comida adulterada y las narraciones de Molina son estrategias para obtener información pertinente sobre el guerrillero y garantizar una salida anticipada de la prisión. De esta manera, los lectores poseemos un conocimiento con el que Valentín no cuenta. Este procedimiento se denomina "ironía dramática".