Drácula

Drácula Resumen y Análisis Capítulos 5-8

Resumen

Capítulo 5

El capítulo 5 presenta la correspondencia entre Mina Murray y Lucy Westenra (fechada entre el 9 y el 24 de mayo), seguida por la entrada fonográfica del diario del Dr. John Seward (25 de abril), y por una carta entre Quincey Morris y Arthur Holmwood del 25 de mayo. Finalmente, se incluye un telegrama entre Arthur y Quincey del 26 de mayo.

La acción se centra ahora en Inglaterra, y se desprende de la correspondencia entre dos jóvenes y encantadoras mujeres. Mina y Lucy son grandes amigas y confidentes. Mina le cuenta a Lucy sobre su interés por trabajar a la par de su prometido, Jonathan, para lo cual está practicando con la escritura de un diario detallado, en el que vuelca sus observaciones de la realidad, así como sus pensamientos. También le cuenta a su amiga que su prometido regresará pronto, según una carta que acaba de recibir, de lo que se desprende la ironía dramática que domina esta parte de la novela: el lector sabe que Jonathan está en peligro y que no regresará según plantea la carta, pero Mina y Lucy lo ignoran completamente.

Lucy le responde a Mina y le cuenta que recibió tres propuestas de matrimonio el mismo día, y que su corazón pertenece a Arthur Holmwood. El Dr. John Seward, director del asilo psiquiátrico, y Quincey Morris, un opulento aventurero tejano, han sido rechazados por Lucy a favor de Arthur, un joven que ha sido amigo de Lucy desde la infancia.

El Dr. Seward reporta en su diario que ha estado sintiéndose triste desde el rechazo de Lucy, y que debe concentrarse en su trabajo para no desalentarse. Hay un paciente que le llama particularmente la atención. Su nombre es Renfield y presenta una conducta muy extraña, con raptos de extrema violencia y momentos de gran tranquilidad y lucidez.

Finalmente, la carta de Quincey a Arthur es para congratularlo por su compromiso con Lucy, y lo invita a beber junto a él y al Dr. Seward, todos amigos entre sí. Arthur telegrafía para contestarle que allí estará.

Capítulo 6

El capítulo 6 presenta las entradas del diario de Mina del 24, 26 y 27 de julio y del 1, 3 y 6 de agosto, además de las entradas del diario del Dr. Seward del 5 y 18 de junio, y del 1, 8, 10, 11, 19 y 20 de julio.

Tal como dijo que haría, Mina mantiene un diario durante su visita a Lucy. Las dos mujeres se hallan en el tranquilo pueblo costero de Whitby, en la costa noreste de Inglaterra. Mina describe la belleza del lugar y la vida sosegada de sus habitantes. Hay una abadía en ruinas en los alrededores, y el pueblo tiene una iglesia con un gran cementerio, pero los jardines son acogedores y la vista es hermosa. Mucha gente del pueblo se dirige a dichas zonas elevadas durante el día para contemplar el paisaje de los alrededores. Lucy y Mina traban amistad con un viejo local llamado Sr. Swales, que aparece como la figura de un abuelo y habla un dialecto provincial particular. El viejo sabe mucho de la historia local y Mina y Lucy se pasan horas escuchándolo hablar de la zona. Mina manifiesta también cuánto extraña a Jonathan, quien aún no ha regresado y tampoco ha escrito desde hace un buen tiempo.

El Dr. Seward reporta la extraña conducta de Renfield: el loco se muestra fascinado por los animales que se devoran entre sí. Atrapa moscas y se las da de comer a las arañas, mientras que también las devora él mismo. Luego, comienza a atrapar gorriones y los alimenta con las arañas; en un momento, le pide al Dr. Seward si puede conseguirle un gatito, a lo que el médico se niega. Al día siguiente, los gorriones han desaparecido. El Dr. Seward pregunta por ellos, pero Renfield solo responde que se han ido. Sin embargo, hay plumas en el cuarto y sangre en la almohada del paciente. Más tarde, Renfield es llevado a la enfermería por un malestar, y deben realizarle un lavaje de estómago para que vomite los pájaros que ha ingerido crudos. Seward inventa una nueva clasificación para este tipo de locura, y llama a Renfield “zoofago maniático”. Renfield trata de absorber tantas vidas como puede. Los diarios del Dr. Seward revelan un deseo de experimentar en mayor profundidad con Renfield, aunque la idea parece presentarle un dilema ético. También, registra cierta envidia que siente hacia su paciente, puesto que el maniático manifiesta tener un propósito en la vida, y él, desde el rechazo de Lucy, no lo tiene.

En Whitby, Mina está cada vez más inquieta por la suerte que puede haber corrido Jonathan, quien no ha vuelto a escribir. Mientras tanto, Lucy ha regresado a su hábito infantil de andar sonámbula. Lucy se encuentra con el Sr. Swales mientras da una caminata, y el hombre le dice que siente cómo se aproxima su propia muerte. En ese momento, observan un velero en el mar que se mueve como si nadie estuviera al timón.

Capítulo 7

Este capítulo comienza con un artículo periodístico recortado por Mina Murray y pegado en su diario, y contiene también una entrada correspondiente al 8 de agosto. El recorte del diario incluye la bitácora de viaje del Deméter, la embarcación que apareció en el capítulo 6. La embarcación rusa llega a la costa en medio de una terrible y repentina tormenta, y se descubre que toda su tripulación está desaparecida, a excepción del capitán, cuyo cuerpo sin vida está atado al timón, aferrando un crucifijo. La gente atestigua haber visto un enorme perro descender del barco y correr hacia los bosques tan pronto como la nave llegó al puerto. El cargamento que transporta la embarcación, una gran cantidad de cajas de madera, son entregadas a un procurador en contacto con la embajada de Rusia, que se encargará de entregarlo a su dueño. La bitácora da testimonio de un viaje espeluznante: la embarcación partió del puerto de Varna, en Rusia, y diez días después desapareció un miembro de la tripulación sin dejar ningún rastro. Un marinero decía haber visto a un hombre alto y delgado sobre la cubierta que no estaba entre la tripulación inicial. Los marineros revisaron la nave pero no encontraron a nadie, y algunos días después, otro de ellos desapareció. Los marineros continuaron desapareciendo, uno por uno, y tanto el capitán como el primer oficial comenzaron a enloquecerse. Cuando la embarcación estaba próxima a la costa inglesa, una penetrante niebla la envolvió y la hizo perderse. Solo cuatro marineros quedaban a bordo en ese momento, pero dos de ellos desaparecieron repentinamente y el primer oficial enloqueció por completo. Tras un encuentro con Drácula, el oficial decidió suicidarse arrojándose al mar. El capitán asumió entonces que su primer oficial había sido el asesino del resto de tripulantes, pero luego vio a Drácula y fue presa del horror. Desesperado, se ató al timón, con un crucifijo entre sus manos, y murió mucho antes de que la embarcación llegara al puerto. El perro que la gente vio descender del Deméter no se encuentra por ningún lado, aunque se anuncia que un perro de la ciudad fue brutalmente asesinado por otro animal.

En su diario, Mina se pregunta sobre el destino de Jonathan y comenta los eventos del día. Durante el funeral del capitán del Deméter, Lucy se muestra intranquila. Ha estado caminando sonámbula todas las noches, y presenta un estado deplorable. El señor Swales fue encontrado muerto esa misma mañana, con el cuello roto y una expresión de terror en su rostro. En el funeral, el perro de uno de los asistentes comienza a ladrar furioso y, luego, aterrorizado. Mina nota la extraña conducta y el efecto que esta tiene en la sensibilidad de Lucy, que observa al perro con una expresión de desaliento en el rostro.

Capítulo 8

El capítulo 8 presenta las entradas del diario de Mina del 8, 11, 12, 13, 14, 15, 17, 19 y 19 de agosto. Incluye también la correspondencia entre Samuel F. Billington e Hijo, corredores de Whitby, con los señores Carter, Paterson y Cía., de Londres, entre los días 17 y 21 de agosto, y concluye con la entrada del diario del Dr. Seward del 19 de agosto.

En el medio de la noche, Mina se despierta con una sensación de agobio y encuentra la cama de Lucy vacía. Busca a su amiga frenéticamente, primero por toda la casa y luego afuera. Así, llega hasta la iglesia, con la idea de que quizás Lucy está en su asiento favorito en el cementerio. Mientras se aproxima, puede contemplarla a la distancia: Lucy está acostada sobre el banco, y una extraña figura parece estar inclinada sobre ella. Sin embargo, la iglesia se interpone en la visión de Mina a medida que avanza y, momentos después, la figura oscura ha desaparecido sin ningún rastro, por lo que Mina duda de que haya existido realmente.

Lucy respira con dificultad y está sumida en un sueño convulso. Mina coloca un manto sobre su amiga, y se lo ajusta con un prendedor al cuello; entonces, observa que Lucy tiene allí dos marcas, y piensa que se las ha hecho ella accidentalmente al ajustarle el prendedor. Las noches siguientes, Mina cierra con llave la puerta de la habitación que comparte con Lucy, para que su amiga no pueda salir estando sonámbula.

Un día, mientras las dos amigas dan un paseo, Lucy murmura: “¡De nuevo sus ojos rojos! Son exactamente iguales” (p.115), mientras observa el banco en el que Mina la halló noches atrás. Esa noche, cuando Mina regresa a la casa de dar un paseo, observa a la distancia que Lucy está sentada en el alféizar de su ventana abierta y un enorme pájaro negro parece estar junto a ella. Para cuando Mina llega a la habitación, Lucy vuelve sonámbula a su cama, mientras se rasca con una mano la garganta. Mina sigue preocupándose: conforme los días pasan, Lucy está cada vez más pálida y débil. Mina también se entera de que la madre de Lucy padece problemas de corazón y podría morir en cualquier momento. Sin embargo, la Señora Westenra no quiere que su hija se entere de su afección, por lo que Mina guarda el secreto.

En las correspondencia entre los corredores de Londres y de Whitby el lector se entera que las cincuenta cajas de tierra traídas en el Deméter son enviadas a Carfax y ubicadas en la capilla en ruinas de la abadía.

En las últimas entradas del diario de Mina, se reporta que Lucy se ve cada vez más demacrada, aunque sus ánimos no se han visto dañados. En un paseo, Lucy le cuenta lo que soñó esa noche en que Mina la encontró en el banco del cementerio: la joven recuerda un sentimiento de terror mezclado con dicha, y la sensación de que el alma se le escapaba del cuerpo.

Finalmente, Mina recibe noticias de Jonathan: una monja llamada Agatha envía una carta reportando que Jonathan fue encontrado hace semanas en un estado de fiebre y debilidad extremos. El inglés había logrado llegar a Budapest, y allí fue encontrado delirando sobre lobos y demonios. Mina entonces parte con premura para reunirse con Jonathan en el convento donde le han dado asilo y lo están cuidando.

El Dr. Seward reporta que la conducta de Renfield se ha vuelto más extraña. Se la pasa hablando de un “maestro”, con un lenguaje críptico que remeda muchas de las declaraciones sobre Cristo del Nuevo Testamento. Una noche en la que el Dr. Seward está considerando tomar hidrato de cloro para dormir, Renfield se escapa. El doctor y sus ayudantes lo encuentran en Carfax, tratando de forzar la puerta de la capilla en ruinas y jurando lealtad a su Señor. Después de una pelea desesperada, consiguen capturarlo y lo devuelven al asilo. Sorprendido por la fuerza de Renfield, el Dr. Seward ordena que le coloquen un chaleco de fuerza y lo destinen a una de las celdas acolchadas, para que no pueda hacerse daño.

Análisis

Los capítulos 5 a 8 están dedicados al intercambio de correspondencia entre Mina y Lucy, y luego al diario de Mina, cuando esta se encuentra con su amiga para pasar unos días de vacaciones en un pueblo costero de Inglaterra.

En el capítulo 5, el traslado de la acción a Inglaterra es, por una parte, un alivio para el lector, aunque, al mismo tiempo, una causa de aprehensión. El mundo que se describe es brillante y está lleno del drama humano más común y corriente, pero el lector sabe que ese mundo va a ser invadido en breve por el poder destructivo de Drácula. Mina y Lucy serán dos de los objetivos del conde: las mujeres son amigas entre sí, pero hay grandes diferentes entre ellas. Mina es de temperamento calmo y comedido; su deseo de desarrollar sus capacidades de observación lleva la narrativa de nuevo al conflicto entre la Inglaterra moderna y el antiguo Oriente: además de que las cartas y las entradas de los diarios personales otorgan credibilidad a la novela, el objetivo de Mina presenta un contexto en el que la capacidad de observación se transforma en un instrumento para la supervivencia. Lucy es una buena mujer, pero mucho más coqueta y frívola que Mina. En su carta, le pregunta a su amiga por qué una mujer no podría casarse con tres hombres, aunque luego se arrepiente de la pregunta y parece sentir pesar por haberla hecho. Su naturaleza más sexual la hará, como se verá luego, mucho más vulnerable al influjo de Drácula.

Este capítulo introduce también al resto de personajes principales, con la excepción del Dr. Van Helsing. Los tres jóvenes presentan un carácter valeroso y honrado, y los tres prometen proteger a Lucy a toda costa. Los tres son amigos entre sí, y así permanecen a pesar de que todos ambicionan casarse con Lucy y solo Arthur lo consigue. Mediante la presentación de personajes decentes y buenos, Bram Stoker prepara al lector para una batalla maniqueísta entre el bien y el mal.

En el capítulo 6, Whitby presenta un enorme contraste con Transilvania, con lo que se acentúan las diferencias entre Occidente y Oriente. Aquí, las historias de fantasmas son contadas por el viejo Swales y no son más que un poco del color local ante los ojos de Mina y Lucy. La ciudad tiene un cementerio apacible, al que la gente va a caminar y a pasar la tarde contemplando el paisaje. Todo el pueblo está en las antípodas de Transilvania, donde la gente vive con un terror constante hacia los no-muertos, y donde las supersticiones hablan de los demonios y sus hijos que todavía caminan sobre la tierra.

La conducta de Renfield, uno de los pacientes del Dr. Seward, se vincula con la necesidad de Drácula de absorber la vida, representada por la sangre. Renfield anhela convertirse en un ser como Drácula, y luego se volverá su criado. Algo de esto deja entrever las primeras entradas del diario del Dr. Seward sobre Renfield: cuando ve que su paciente junta moscas y arañas, le pide que se deshaga de ellas. Al poco tiempo lo visita para comprobar si lo ha hecho, y esto es lo que registra:

Sentí repugnancia porque, cuando estaba con él, entró al cuarto un moscardón horrendo, hinchado por la carroña; lo atrapó, lo sujetó en son de triunfo entre el pulgar y el índice, y antes de que me diera cuenta, se lo metió en la boca y se lo comió. Lo reté, pero me contestó tranquilamente que era comida sana y nutritiva; que era vida sana y que a él le concedía vida (p.88).

Claro que Seward no logra asociar el comportamiento de su paciente a la influencia de Drácula hasta muchos tiempo después, pero para el lector la conexión ya se hace evidente. Las entradas del diario del Dr. Seward giran en torno a un tema importante para la novela: la locura. En toda la novela los personajes experimentan un miedo constante y creciente a volverse locos. El Dr. Seward, en particular, suele registrar en su fonógrafo este miedo. A su vez, en capítulos posteriores, los personajes van a planear su contraataque en el asilo psiquiátrico del Dr. Seward, donde la locura, aunque contenida, los rodea. A lo largo de todo el libro, lo supernatural y lo demencial amenazan con invadir el orden las vidas “sanas”. Las dos fuerzas amenazan por igual la estabilidad de las vidas inglesas de los personajes, y el comentario que hace Seward, cargado de envidia, sobre la locura de Renfield proyecta los bordes difusos y de naturaleza resbaladiza que existen entre la locura y la cordura.

En el capítulo 7, los eventos aterradores ocurridos en el Deméter constituyen una historia dentro de la historia, y un presagio terrible de lo que va a suceder. Drácula destruye a toda la tripulación, poco a poco, aprovechándolos antes para poder llegar a Inglaterra. El nombre del barco, Deméter, es una alusión a la diosa griega de la tierra, cuya pena por la pérdida de su hija causa el invierno, según el relato mitológico. El nombre se ajusta bien al barco que transporta la tierra que Drácula necesita para dormir.

El mito de Deméter y el rapto de su hija de alguna forma establece un paralelismo con lo que va a suceder luego en la novela: Perséfone, una diosa joven y virtuosa, fue raptada por Hades, el dios del Inframundo. Deméter, sin embargo, consigue hacer un trato con Hades, quien deja salir del Inframundo a Perséfone, ahora su esposa, y pasar seis meses sobre la tierra. Cuando Perséfone regresa al Inframundo, el luto de su madre produce el invierno. Como Perséfone, Lucy y Mina son dos mujeres jóvenes y virtuosas que serán empujadas a cierto tipo de casamiento con Drácula, quien, de alguna manera, es un señor del Inframundo. También como Perséfone, ambas serán forzadas a vivir parte en el mundo de los vivos y parte en el mundo de los muertos.

A través del relato del capitán, el lector puede observar los poderes de Drácula: es capaz de manipular el clima y crear un banco de niebla, o conjugar una terrible tormenta que azota la costa pero que protege la nave y la hace llegar al puerto. También es inmune al cuchillo del primer oficial, que trata de apuñalarlo. Aparentemente, tiene el poder de adoptar formas animales: el capitán en ningún momento de su bitácora menciona que un perro viaja en el barco, por lo que es fácil deducir que el que salta de la borda a tierra no es otro que Drácula. Esto se comprobará en los capítulos siguientes, en los que Drácula adoptará tanto la forma de un perro como de un enorme murciélago.

La conducta de Lucy hace evidente que la joven ya es una víctima de Drácula, incluso desde antes de que este llegue a Whitby. En su sonambulismo parece siempre querer dirigirse a un lugar en particular, pero renuncia a ello pacíficamente si alguien la detiene, como si quisiera llegar a un lugar sin que nadie la descubriera. Por otro lado, cuando es testigo del incidente del perro enloquecido en el funeral del capitán, parece comprender por qué el animal se comporta de una forma tan extraña.

En el capítulo 8, la seducción que Drácula ejerce sobre Lucy remeda la seducción sexual. La virgen es arruinada por el vampiro aristócrata, de una forma común a los relatos góticos que presentan a nobles consumiendo a los plebeyos como si fueran sus presas. La penetración de las defensas de Lucy y la posesión establece un paralelismo con el sexo, y Lucy no puede o no quiere salvarse de él. Aunque Lucy es inocente y pura, Drácula la corrompe. Las sensaciones que Lucy experimenta en el cementerio son descriptas como una mezcla de terror y de dicha, y las imágenes que recuerda de su sueño prolonga el paralelismo con la penetración. Lucy dice:

Tengo un recuerdo de un ser alto y oscuro, con ojos rojos, semejante al que vimos con la puesta de sol, y me sentí rodeada de algo dulce y amargo a la vez. Luego es como que me sumergí en unas aguas verdes y profundas y en mis oídos se oyó un cántico como ese que, dicen, oyen los ahogados. Después, sentí la sensación de que algo huía de mí, el alma salía flotando de mi cuerpo. Creo recordar que el faro del oeste se hallaba a mis pies, y experimenté una sensación de angustia como si estuviese en medio de un terremoto (p.119).

Intencional o no, el faro es un poderoso símbolo fálico, y el terremoto puede simbolizar el orgasmo femenino. Una vez más, en estos pasajes se vinculan las nociones de terror y deseo. Los vampiros son una gran amenaza a la pureza y, por ello, una amenaza a la cultura y el orden victorianos. El cementerio como el sitio de seducción presagia el futuro de Lucy como una de los no-muertos.

En este capítulo, el lector también puede observar una faceta más oscura del Dr. Seward, quien ha estado utilizando sedativos para poder dormir. Como indica en su diario, la noche del escape de Renfield había decidido no usarlo para que la droga -cloral -no se le vuelva un hábito. Su conflicto con el consumo de sedantes provee un destello fugaz de la oscuridad de este personaje, y contribuye a la representación ambigua del asilo, un lugar donde la oscuridad es contenida y sometida al análisis científico, pero donde también la locura amenaza el mundo de los sanos. Su ansiedad sobre el cloral pone de manifiesto el enorme precio que le cobra su trabajo desmedido. La proximidad del asilo a la guarida de Drácula también simboliza la permeabilidad de las barreras entre lo supernatural y la amenaza de la locura, por un lado, y el mundo racional y científico de la era victoriana, por el otro.

La locura de Renfield y su transformación en un siervo de Drácula sigue desarrollándose y presenta una semejanza siniestra entre Drácula y Cristo. Renfield puede interpretarse como una versión maligna de Juan el Bautista, una persona que prepara el camino para un Maestro superior. Mientras, en Carfax, al igual que en Transilvania, Drácula duerme en la capilla en ruinas, es decir, en un lugar de culto cristiano transformado en una guarida del mal, donde el conde es el nuevo Amo y Señor.