David Copperfield

David Copperfield Resumen y Análisis Segunda parte, Capítulos 16-19; Tercera parte, Capítulos 1-5

Resumen

David va al día siguiente a ver al Dr. Strong para hablar del puesto. Por el camino, decide que utilizará este tiempo para demostrarle a Dora que está dispuesto a trabajar esforzadamente y a cuidar de ella. Sueña con ganarse una bonita casa para que Dora y Jip jueguen en ella. El Dr. Strong recibe a David con alegría, y está encantado de tener ayuda con el diccionario. David trabaja duro pero lo disfruta, porque siente que está demostrando que es digno de Dora. El señor Dick también quiere ayudar con la situación financiera de la señorita Betsey, así que empieza a trabajar copiando documentos legales para Traddles.

Un día, Jack Maldon llega a casa del Dr. Strong y le pregunta si puede llevar a Annie a la ópera. El Dr. Strong la anima a ir y ella acepta, a pesar de que obviamente no quiere. Mientras tanto, David recibe una carta del señor Micawber diciendo que va a mudarse una vez más. David y Traddles cenan con los Micawber, quienes les revelan que el señor Micawber va a trabajar para Uriah, lo que inquieta mucho a ambos compañeros.

Durante este tiempo, Dora no tiene ni idea del terrible estado financiero de David, así que este va a casa de la señorita Mills para hacérselo saber. Al principio, ella no le cree cuando le dice que está arruinado. Cuando por fin cae en la cuenta de ello, se echa a llorar, pues es evidente que no quiere ser pobre, y se pone aún más nerviosa al pensar que podría tener que quedarse en casa. David se siente muy mal por haberla hecho llorar tanto. La señorita Mills consigue consolarla, pero le deja claro a David que no puede esperar que Dora sea capaz de lidiar con estas cosas. Después toma el té con Dora y tocan juntos la guitarra antes de que él tenga que irse a trabajar, a pesar de las súplicas de Dora para que no lo haga.

David está contento en este punto, trabajando duro para Dora. Estudia profundamente la taquigrafía, y Traddles, su tía y el señor Dick lo ayudan a practicar, escenificando falsos debates parlamentarios. Sin embargo, el señor Spenlow, con la ayuda de la señorita Murdstone, pronto descubre su amorío con Dora y le prohíbe a David que vuelva a verla. Pero David se niega. Más tarde, se entera de que el señor Spenlow ha muerto en un accidente con su faetón. Dora no quiere verlo, pues cree que es una falta de respeto a la memoria de su padre. La única conexión que David tiene con ella es a través de la señorita Mills, que le lee las entradas de su propio diario destinadas a hablar de Dora.

Para ayudarlo a olvidarse de Dora, la tía de David lo envía a visitar su casa de Dover. Luego va a Canterbury a visitar a los Wickfield, y descubre que el señor Micawber se ha mudado allí. David intuye, por una tensa conversación que ambos mantienen, que algo ha cambiado entre ellos. No obstante, se alegra de ver a Agnes y hablar con ella de su situación, y ella le aconseja que les escriba a las tías de Dora para pedirles permiso para verla. Después ya no pueden hablar a solas debido a la constante presencia de la señora Heep. Más tarde, Uriah le confiesa a David que le encargó a su madre que los vigilara, pues él ama a Agnes y planea casarse con ella. Una noche, Uriah se ocupa de emborrachar al señor Wickfield, y luego aprovecha para declarar su amor por Agnes. Wickfield prorrumpe en gritos contra Uriah, mientras que este proclama su humildad, pero también le advierte que no lo amenace, porque conoce su secreto.

Al día siguiente, David emprende la partida, tras una sentida despedida con Agnes y otra mucho más incómoda con Uriah. Siguiendo el consejo de Agnes, David escribe una carta dirigida a las tías de Dora, esperando una respuesta favorable. Una noche se encuentra con el señor Peggotty, que le cuenta que ha estado buscando a Emily por toda Europa continental. Ha estado a punto de encontrarla varias veces, y ella ha escrito tres cartas a la casa de Yarmouth, en las que envía dinero. David también se entera de que Ham sigue trabajando, pero está profundamente herido por todo el asunto. Mientras el señor Peggotty habla, David ve a alguien escuchando en la puerta, pero la figura se desvanece antes de que pueda hablar con ella. El señor Peggotty prosigue entonces su viaje, prometiendo buscar a su sobrina hasta que muera.

Entretanto, David recibe una respuesta de las tías de Dora, que acceden a reunirse con él para hablar de su relación con Dora. David lleva consigo a Traddles para que lo ayude a convencer a las tías de que lo dejen volver a ver a Dora. Después de algunas charlas, las tías de Dora, Clarissa y Lavinia, aceptan que David vea a Dora en la cena todos los domingos a las tres, y en el té, pero no más de dos veces por semana. Estos acuerdos hacen muy feliz a David. Por su parte, Dora se opone rotundamente a conocer a Traddles o incluso a Betsey, aunque con el tiempo cambia de opinión. Lo único que le disgusta a David es la forma en que las tías de Dora la tratan como a un “juguete encantador” (777), tal como ella trata a Jip. Incluso, a veces, se encuentra a él mismo tratándola así. Intenta conversar con ella sobre distintas tareas domésticas en las que ella debería ayudarlo en caso de casarse, pero la muchacha se muestra reacia. David no logra hablar con ella de esas cosas porque la muchacha se ofende. Para evitar su enojo, David no dice más nada y se limita a jugar y cantar con ella.

El segundo capítulo de la tercera parte comienza con un David mayor, quien reflexiona en su manuscrito sobre cómo trabajó toda su vida para intentar hacer todo bien, y reconociendo que no hay plenitud en la vida sin perseverancia. El talento y las oportunidades son necesarios, pero no suficientes. A continuación, describe una visita de los Wickfield a casa del Dr. Strong. Desgraciadamente, Uriah los acompaña, lo que no agrada en absoluto al joven David. Sin embargo, se alegra mucho al ver que Dora se encariña con Agnes. Dora, por su parte, se pregunta cómo es posible que David se haya enamorado de ella, habiendo crecido con una dama tan buena como Agnes. Esta última, mientras tanto, tranquiliza a David diciéndole que todo en casa de los Wickfield sigue igual, y le asegura que nunca se casará con Uriah.

Cuando David está a punto de acostarse, Uriah, que ya está allí con el Dr. Strong y el señor Wickfield, lo hace entrar en el estudio del Dr. Strong. Uriah los obliga a contarle al doctor sus sospechas sobre Annie y Jack Maldon. Pero el Dr. Strong se niega a creerles y se marcha tras un rato de mucha tensión. David golpea a Uriah por hacer algo tan horrible, pero en lugar de devolverle el golpe, Uriah lo perdona, algo que indigna aún más a David.

El protagonista también recibe una carta de la señora Micawber, en la que le dice que su marido se ha convertido en un hombre avaro y malvado, y que ya no es la persona jovial que solía ser.

Otra vez, el David mayor evoca su boda con Dora. Sus recuerdos son muy bellos: rememora la belleza de su esposa y la presencia feliz y cariñosa de amigos y familiares. Incluso recuerda a Dora utilizando un libro de cocina que él le regaló para enseñarle trucos a Jip.

Aunque Dora es muy mala ama de casa, y David tampoco es bueno, los dos son felices. Tienen sus discusiones domésticas, sobre todo con las criadas, que a menudo les roban. Dora intenta ser una buena esposa preparando la cena y tratando de cuidar sus finanzas, aunque pierde la concentración a poco de empezar estas tareas. Odia molestar a David, pero le dedica mucho tiempo, e incluso se queda despierta hasta tarde para verlo escribir. Ella desearía haberse quedado con Agnes un año antes de casarse para aprender de ella. Sin embargo, a pesar de los defectos de su esposa, David es feliz mientras Dora lo sea. A pedido de ella, empieza a tratarla como su "mujer-niña". También la señorita Betsey siente devoción por ella y hace todo lo que puede para hacerla feliz.

Mientras tanto, el matrimonio de Annie y el doctor Strong sigue siendo turbulento. La única persona que lo aprecia es la madre de Annie, la señora Markleham, a quien la señorita Betsey y David se refieren como “el Veterano”. El Dr. Strong ha estado enviando a Annie con frecuencia a obras de teatro y otras actividades, y a menudo envía a la señora Markleham para que le haga compañía. Pero Annie no disfruta de estas cosas, y sabe que el Dr. Strong duda de su fidelidad.

Una noche, el señor Dick le pregunta a David si cree que él es débil de inteligencia. Se alegra cuando David sugiere que sí, pues cree que gracias a ello podrá reconciliar al Dr. Strong y a Annie; considera que amigos más inteligentes no podrían hacerlo porque son demasiado educados. El señor Dick lleva entonces a Annie ante el Dr. Strong, y ella le proclama su fidelidad delante de David, la señorita Betsey y la señora Markleham, que es la única que no parece conmovida por la demostración. La señorita Betsey besa al señor Dick y le dice que es un buen hombre por sus acciones. El despliegue emocional de Annie agrada y preocupa a David, pero no puede explicar por qué.

Análisis

David sigue enamorado de Dora y trabaja muy duro para poder mantenerla. Es consciente de su indisciplinado corazón y debería asumir que ella no está preparada para mantener un hogar ni para vivir una vida que no sea lujosa, como la que él podrá ofrecerle. Así lo demuestra su reacción histérica ante la nueva pobreza de David y su visión peyorativa sobre su condición: “pues mi pequeña y querida Dora exclamó, abrazándola, que yo era un pobre obrero” (698). La señora Mills intenta advertirlo sobre la condición extremadamente mimada de Dora, pero David se niega a reconocer los problemas inherentes a su relación, aún durante el matrimonio.

Los recuerdos que David tiene de su matrimonio con Dora son tan hermosos que es imposible dudar de que está verdaderamente enamorado de ella. La mente infantil de Dora se revela aún más por el hecho de que todo el mundo, incluido David, tiene miedo de tratarla con normalidad por temor a herirla o asustarla; incluso la tratan como si se tratara de una muñeca: “Dora parecía pasar a los ojos de todo el mundo por un juguete encantador. Mi tía, con la que se había familiarizado poco a poco, la llamaba su «Florecilla»; y la señorita Lavinia se pasaba el tiempo cuidándola, haciéndole los bucles, adornándola. Todos la trataban como a una niña mimada” (778). Su devoción infantil por David y su deseo juvenil de ser una esposa mejor hacen que su personaje resulte entrañable. David termina llamándola su “mujer-niña”, pues aunque ella es incapaz de realizar cualquiera de las tareas típicas de un ama de casa victoriana, él la ama profundamente. Este matrimonio romántico podría ser la forma que tiene Dickens de recordarles a los lectores que la felicidad de un matrimonio no depende únicamente de las habilidades domésticas de la esposa, proporcionando la opción de que las esposas se salgan del molde victoriano tradicional.

Mientras tanto, David disfruta de su empleo con el doctor Strong. Dickens vuelve a utilizar la anticipación cuando Jack Maldon regresa una vez más para llevar a Annie a la ópera. Los problemas con esa relación se vislumbran de nuevo en el horizonte, aunque el Dr. Strong parece demasiado confiado para anticiparse.

Tal y como sugerían correctamente las señales de los capítulos anteriores, la situación de los Micawber se ha vuelto muy grave. El hecho de que el señor Micawber deba aceptar trabajar para Uriah resulta especialmente inquietante. Esta circunstancia revela que el carácter de Uriah es cada vez más fuerte; ahora puede contratar a alguien para que trabaje a sus órdenes. La relación del señor Micawber con David también cambia después de ese traslado, lo cual sugiere que Uriah lo ha corrompido.

El carácter de Uriah se revela aún más siniestro después de que David descubre que le ordenó a la señora Heep que vigilara las interacciones entre David y Agnes. Incluso se ha animado a emborrachar al señor Wickfield y admitirle que pretende casarse con Agnes. Si bien aún mantiene la fachada de humildad, le sugiere a Wickfield que no podrá negarse a esa unión. Todo esto deja claro que la traición de Uriah es inminente.

Más presagios se producen cuando Dora conoce a Agnes y se pregunta cómo podría David amarla con Agnes cerca. Pero mientras David esté enamorado de su mujer-niña, estará ciego a los fuertes sentimientos que lo unen a su amiga de la infancia. Sin embargo, se siente muy aliviado al saber que ella no tiene planes de casarse con Uriah en el futuro. Esto no significa, sin embargo, que Uriah pierda influencia sobre ella.

La señora Micawber le envía a David una carta en la que le cuenta que su marido se ha vuelto malvado y codicioso desde que trabaja para Uriah. Además, Uriah decide voluntariamente causar problemas entre el Dr. Strong y Annie sacando el tema con Jack Maldon, forzando a David y al señor Wickfield a revelar sus dudas sobre Annie. Durante toda esta farsa, mantiene su máscara de inocencia y piedad, perdonando incluso a David por pegarle. Con todo, queda claro que Uriah se ha vuelto peligrosamente audaz e influyente.

Por otro lado, el matrimonio Strong es salvado por el señor Dick, cuya mente sencilla es capaz de recordar a la pareja lo mucho que se quieren. Las confusas emociones de David al ver el arrebato emocional de Annie podrían ser una combinación de la alegría de ver a la pareja de nuevo junta y la aprehensión o sorpresa de que Uriah Heep fuera capaz de generar tanto daño.

Finalmente, en esta sección se hace muy patente la importancia que el dinero tiene a lo largo de toda la novela. El crecimiento de David va de la mano de conseguir trabajos que le permitan solventar su vida y, desde esta sección, se empeña en trabajar duro para tener dinero para su unión con Dora. Para la muchacha, de acuerdo al estilo de vida al que está acostumbrada, es importante saber que David podrá sostenerla económicamente. Por otra parte, el señor Dick también comienza a trabajar, ocupado por ayudar financieramente a Betsey. En el caso de los Micawber, el dinero siempre ha sido una carencia que marca su vida. Ahora, David también se entera de que el señor Micawber, asociado con Uriah, se ha convertido en un hombre avaro. Sabemos, además, que el dinero es el móvil que impulsa la codicia de Uriah.

En suma, el dinero es un tema omnipresente a lo largo de David Copperfield. Se trata de un elemento que condiciona prácticamente todos los vínculos interpersonales, lo cual da cuenta del contexto social y económico convulso que enmarca la novela de Dickens. Durante la época victoriana, en la que David Copperfield toma lugar, Londres atravesó la Revolución Industrial, lo cual significó una importante modernización, de expansión de la industria manufacturera, pero que trajo aparejada inestabilidad financiera y un contexto de explotación laboral y caída del valor de los salarios, lo cual empobreció a muchas familias. Así, la preocupación económica y la avaricia emergen como reacciones esperables del contexto.