David Copperfield

David Copperfield Metáforas y Símiles

"—¡Inteligente! A todo le saca punta —dijo Steerforth—. Lo afila todo al igual que se ha afilado su rostro y su fig(ura en estos últimos años. Es una mujer cortante" (378) (Metáfora)

Para caracterizar la frialdad de Rosa, Steerforth la compara con un elemento cortante, filoso. Su carácter es tan antipático y rudo que se sugiere metafóricamente que posee la capacidad de afilar y sacar punta a las cosas. Ese efecto cortante representaría la capacidad de Rosa de herir, de agredir con su forma de ser. Con esta metáfora, Steerforth alude a su vínculo conflictivo, agresivo, con la muchacha.

“Pero fuera lo que fuera, yo, esclavo lunático de Dora, estuve dando vueltas alrededor de la casa y del jardín durante dos horas…” (474) (Metáfora)

David está perdidamente enamorado de Dora y, enceguecido por la idealización que de ella construye, se ve incapaz de ver todas las señales de que ese vínculo no prosperará. Aquí, el completo encantamiento que David siente por ella es representado por él mismo con la metáfora de la esclavitud: está tan aferrado a ella que incluso sugiere que es contra su voluntad y con un esfuerzo que reporta sufrimientos.

“No consintáis que un equívoco insignificante marchite las flores primaverales, que, una vez marchitas, no pueden volver a florecer. Me hace hablar así mi experiencia del pasado, de un pasado irrevocable. Los manantiales que brotan al sol no deben ser tapados por capricho; el oasis del Sahara no debe ser suprimido a la ligera” (623) (Metáfora)

En esta cita, la señora Mills despliega una serie de metáforas para describir vínculo entre Dora y David. En primer lugar, metaforiza el amor entre ambos como un florecimiento primaveral y, por lo tanto, el modo en el que David y Dora se evitan durante el cumpleaños de ella, impostando una lejanía, es representado como un modo de marchitar esas flores. También metaforiza la grandeza y la riqueza de ese amor con un oasis en el medio del Sahara y un manantial, esto es, como un tesoro que hay que aprovechar. Seguir evitándose sería como ahogar ese manantial, desaprovecharlo. Con estas metáforas naturales, la señora Mills evoca la voluptuosidad del amor que Dora y David se dedican.

“Y os creéis hechos el uno para el otro y os veis ya atravesando una vida llena de dulzuras y de confites, como las dos figuritas de azúcar que adornan la tarta de la recién casada en un banquete de bodas, ¿no es verdad, Trot?” (647) (Símil)

Betsey caracteriza el amor entre David y Dora mediante un símil que los compara con dos figuritas de azúcar que decoran una torta de bodas. Es evidente que esa comparación busca destacar el carácter idealizado y falso del amor entre ambos. Se trata de un efecto vistoso y dulce, que causa impresión, pero que no tiene verdadero contenido ni profundidad; es mero decorado.

“La señorita Mills me contestó que, según sus principios, la cabaña de la alegría valía más que el palacio del frío esplendor y que donde había amor lo había todo.” (699) (Metáfora)

Esta es la metáfora que usa la señora Mills cuando David va a contarle a Dora que está en malas condiciones económicas, pero está trabajando duro para recuperarse. Ante la tristeza de Dora, Mills interviene para tranquilizarla, y también contiene a David, pues ve el esfuerzo que está haciendo. En ese sentido, admite que, según su manera de ver las cosas, vale más una propuesta de amor (metaforizado como una cabaña de alegría) que una promesa de riqueza (un palacio de frío esplendor). Sin embargo, Mills también le advierte a David sobre la diferente condición de Dora, que sí necesita ser consentida, pues es una niña mimada.