Cantar de mio Cid

Cantar de mio Cid Citas y Análisis

De sus ojos tan fuertemente llorando,
volvía la cabeza y se quedaba mirando.
Vio puertas abiertas, postigos sin candados,
perchas vacías, sin pieles y sin mantos,
sin halcones y sin azores mudados.

Narrador (Cantar primero, vv. 1-5)

La escena inicial del poema muestra el padecimiento del héroe, obligado a abandonar su vivienda tras haber sido desterrado por el rey Alfonso. El Cid emprende así el camino que lo llevará a recuperar su honor y a obtener el perdón del rey, después de superar numerosos desafíos.

¡Esto me lo han hecho mis enemigos malos!

El Cid (Cantar primero, v. 9)

Con mucho pesar, el Cid pronuncia estas palabras después de abandonar Vivar. Si bien las causas por las que el rey Alfonso ordena su destierro no aparecen explícitas en el manuscrito conservado, este pasaje permite suponer que la decisión estuvo motivada por acusaciones falsas de los enemigos del Cid. Esto se confirma más adelante, cuando la esposa del héroe, doña Jimena, afirma: "Por malos calumniadores de tierra eres echado" (v. 267).

¡Dios, qué buen vasallo! ¡Si tuviese buen señor!

Habitantes de Burgos (Cantar primero, v. 20)

Este pasaje permite ver que el Cid gozaba de buena reputación y prestigio entre los burgaleses, a pesar de la orden del rey en su contra. Al mismo tiempo, se puede observar que el pueblo repudia la decisión del rey, lo cual va en desmedro del renombre de este.

Yo ruego a Dios y al Padre espiritual
a los que lo por mí dejan casas y heredades,
antes de que yo muera los pueda recompensar:
lo que hoy pierden, doblado lo pueden recuperar.

El Cid (Cantar primero, vv. 300-303)

El rey confiscaba los bienes de quienes seguían al Cid por voluntad propia en su destierro. Por eso, en San Pedro de Cardeña, el Campeador se alegra profundamente al contemplar el número de hombres que acrecienta su hueste y manifiesta de inmediato su deseo de recompensarlos. Más tarde, con la conquista de Valencia, el héroe verá su deseo realizado ampliamente.

iQué bien pagó a sus vasallos mismos!
A caballeros y a peones los ha hecho ricos,
entre todos los suyos no encontrarían un mendigo:
quien a buen señor sirve, siempre tiene buen beneficio.

Narrador (Cantar primero, vv. 846-850)

Este pasaje muestra cómo el Cid distribuye sus ganancias entre sus vasallos y pone en evidencia la generosidad del héroe. Por otra parte, el último verso remite a un proverbio antiguo.

Cuando mio Cid el castillo quiso dejar
los moros y las moras se empezaron a quejar
«¿Te vas mio Cid?,
¡Nuestras oraciones te vayan delante!
Quedamos satisfechos, señor, de tu parte.»

Narrador, moros y moras (Cantar primero, vv. 851-854)

Este pasaje muestra que el Cid es generoso incluso con los vencidos, quienes se muestran agradecidos en el momento en que él abandona el castillo de Alcocer. Esta actitud contrasta con la de los héroes de otras gestas medievales, en la que los vencedores se mostraban crueles con los vencidos.

¡Ya caballeros! Les dire la verdad:
a quien en un lugar vive siempre, lo suyo puede menguar.
Mañana por la mañana, pongámonos a cabalgar,
dejen este campamento, iremos adelante.

El Cid (Cantar primero, vv. 947-950)

Este pasaje muestra el ímpetu del héroe para avanzar en el territorio moro. Al mismo tiempo, deja ver el modo en que se vivía en las zonas fronterizas del reino de Castilla, donde los ataques y los saqueos por parte de moros y cristianos eran permanentes.

Grandes son los gozos que van por este lugar,
cuando mio Cid ganó Valencia y entró en la ciudad.
Los que fueron a pie, caballeros se hacen
el oro y la plata, ¿quien lo podría contar?

Narrador (Cantar segundo, vv. 1211-1214)

Este pasaje permite ver cómo muchos de los hombres que se unen al ejército del Cid consiguen mejorar su condición social gracias a la conquista de Valencia. Estos hombres, que eran colonizadores de frontera, pertenecían a la baja nobleza y buscaban aumentar sus riquezas con los botines de guerra adquiridos en enfrentamientos militares en el territorio musulmán. Además, en determinadas ocasiones, como vemos en este caso, llegaban a acceder a la condición de caballeros, gozando así de los privilegios nobiliarios y de mayor prestigio social.

(...) mis hijas y mi mujer me verán lidiar;
en estas tierras ajenas verán las moradas cómo se hacen,
muy bien verán por sus ojos cómo se gana el pan.

El Cid (Cantar segundo, vv. 1641-1643)

En este poema se hace evidente el esfuerzo que demanda la supervivencia en el territorio enemigo. El Cid alude en esta frase a que debe combatir en batalla a los enemigos moros para conseguir el sustento y el lugar en donde vivir.

¡Vean qué honra crece al que en buen hora nació
pues señoras son sus hijas de Navarra y de Aragón!
Hoy los reyes de España sus parientes son,
a todos alcanza honra por el que en buen hora nació.

Narrador (Cantar tercero, vv. 3722-3725)

Este pasaje del final del poema muestra que, con los segundos casamientos de sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón, aumenta la honra del Cid, puesto que el héroe se convierte de ese modo en pariente de reyes de España. Así vemos que el Cid, finalmente, no solo consigue sobreponerse a la deshonra inicial que supone su destierro, sino que, debido principalmente a su esfuerzo personal, mejora su condición social y alcanza un mayor prestigio.