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Azul... Resumen y Análisis de ¨La canción del oro¨

Resumen

Un poeta harapiento llega a una zona muy rica de la ciudad. Ve a través de las ventanas de los lujosos edificios niños encantadores, decoraciones lujosas y extensos jardines. También ve cuadros y acuarelas de artistas célebres colgados de las paredes.

Al atardecer, un carruaje llega a las puertas del palacio. Una pareja se baja y entra en el edificio. El mendigo asume que el hombre y la mujer son los habitantes del palacio. El carruaje sigue su camino y se hace de noche.

En ese momento, al poeta le brota una idea y compone un himno que le encendía la lengua y le hacía entrechocar los dientes. Es una canción que le surge al imaginar a los mendigos, los suicidas, los desdichados y los hambrientos, y simultáneamente a todos aquellos que viven entre el lujo y la opulencia, bebiendo vino, vestidos con telas exclusivas y joyas de piedras preciosas. El poeta sonríe y muerde un pedazo de pan que lleva en el bolsillo. A continuación, entona el himno que acaba de componer.

La composición es una alabanza que celebra al oro y menciona todas las circunstancias en la que está presente, las cosas que se pueden hacer y poseer teniendo oro y las cosas que se pueden ser al ostentarlo, por ejemplo, joven y bello. Con oro se pueden conseguir mujeres, estatus social, alimento, buen gusto, talento, clase, amistad, educación, entre muchas otras cosas. El final de la canción exalta a los alcohólicos, los mendigos, las prostitutas, los pordioseros peregrinos y sobre todo, a los poetas a unirse a los poderosos, los banqueros, los semidioses de la tierra y canten el oro ellos también.

El viento se lleva la canción del poeta y su eco resuena en la oscuridad. Pasa una vieja y le pide limosna al poeta harapiento. Él le da su último pedazo de pan duro y se aleja, rezongando entre dientes.

Análisis

La parte central de este cuento es la alabanza al oro. Esta oración elogiosa es irónica en el sentido que la canción está enmarcada en un fragmento narrativo que relata la condición de vida paupérrima del poeta que compone dicha canción. La ironía proviene de la contraposición entre el significado literal de la canción (el culto a la opulencia) y la miseria en la que vive el poeta.

Es probable que este relato sea un comentario, o esté basado ligeramente en la situación del joven Rubén Darío al llegar a Chile. Darío casi no había salido de su país natal antes de emigrar a Santiago y allí encontró una realidad completamente distinta a la nicaragüense. Darío no tenía casi contactos dentro de la sociedad chilena, no se vestía siguiendo la moda y por más que intentara perfilarse como un poeta de renombre, sentía su pobreza como una humillación y una injusticia.

Este cuento podría definirse como una prosa poética o un híbrido entre prosa y poesía, pero de una manera diferente a “El velo de la reina Mab”. En “El velo…” la sintaxis y el ritmo de las oraciones están influenciadas por las características de la poesía. En “La canción del oro”, el relato enmarcado es lisa y llanamente un poema, dentro de un marco de un relato más prototípicamente narrativo.

La canción es una letanía, estructurada por medio de la superposición y aglutinamiento de imágenes. La rítmica de la canción se construye por medio del recurso retórico de la anáfora, esto es, la repetición de la frase inicial “Cantemos el oro”. La superposición de imágenes, de diferentes sintagmas que ilustran actores y situaciones diversas: “cantemos el oro, padre del pan (…) porque en las manos a veces es símbolo de amor y de santa promesa (…) porque tapa las bocas que nos insultan (…) premio y gloria del trabajador y pasto del bandido” (páginas 86 y 87) deja ver que el oro es omnipresente en las relaciones humanas (y entre los hombres y lo sobrenatural) en la sociedad capitalista. Esta reflexión está en concordancia con las de los cuentos anteriores y refuerza la figura del poeta mendigo, que ya estaba presente en “El rey burgués” y “El velo de la reina Mab”.