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La naturaleza

En Azul... la naturaleza es la principal fuente de inspiración del poeta y la expresión pura de la belleza. La contemplación del paisaje da al poeta modernista la oportunidad para plasmar las diferentes percepciones sensoriales: el canto de los pájaros, la fragancia de las flores, la textura de la corteza de los árboles.

En “El sátiro sordo”, el bosque donde reina el sátiro es un locus amoenus, un lugar idílico, en el que sus habitantes pueden dedicarse a gozar y divertirse; es una suerte de paraíso. Por otro lado, en “La ninfa”, el poeta sale al jardín a pasear, a vagar y dejarse llevar por las sensaciones. En ese ambiente natural es que se le aparece la ninfa, que sale de un estanque y se esconde entre la espesura del bosque. La naturaleza es, entonces, un ambiente que propicia la presencia de lo sobrenatural y lo mágico.

En “Palomas blancas y garzas morenas”, la pareja se sienta a la orilla de un lago para darse el primer beso en el medio de un entorno natural idílico. La descripción del entorno natural enmarca un momento inolvidable en la vida del poeta y contribuye a que luego él lo evoque como perfecto.

La cultura clásica

Las referencias a temas y personajes de la cultura clásica colocan a la obra de Rubén Darío en el mapa de la cultura universal. Darío incluye esas referencias a lo largo de Azul... y las hace funcionar en su sistema de equivalencias poéticas, por ejemplo, la equiparación entre la fuerza del guerrero araucano Caupolicán y Hércules.

En Azul... son predominantes las menciones a temas de la mitología grecolatina: los personajes fantásticos (en los cuentos “La ninfa” y “El sátiro sordo” por ejemplo), los mitos y las figuras de dioses y semidioses. Por otro lado, las esculturas y vasijas de estilo griego son símbolos de buen gusto y de refinamiento.

Por otro lado, Darío recurre libremente a tradiciones muy diversas y, aunque hay más cantidad de referencias a la cultura grecolatina clásica, no considera mejor a una que a otra. Los elementos de diferentes tradiciones conviven en un sistema universal y cosmopolita. Los objetos de arte de la cultura oriental (El busto de la emperatriz de la China) coexisten con la mitología pagana (los gnomos de “El rubí”) y los seres fantásticos del folclore inglés (Puck, la reina Mab).

En este sentido la obra de Darío muestra el ambiente cosmopolita que se generó en las principales ciudades americanas a finales del siglo XIX como consecuencia de la entrada de América Latina en el sistema económico mundial. El modernismo da cuenta de esta integración creando una estética cosmopolita y contemporánea.

El arte

En los textos de Azul... existe una valoración positiva del arte en sí mismo, como actividad autónoma respetable y como hecho importante en la vida social.

Desde el punto de vista de la relación entre arte y vida, Darío estaba influenciado por las corrientes europeas que defendían el principio de “El arte por el arte”. Esta estética proponía la desvinculación de las obras de arte de la realidad de la época, es decir, que el propósito del arte no debía ser intervenir directamente en la vida real, a diferencia de los Románticos o los poetas sociales.

La posición de Darío al respecto es ambigua: en Azul... existe la ilusión del arte autónomo, cuyo fin último es la belleza y no quiere transmitir ningún mensaje o moraleja. Pero en algunos cuentos hay una crítica social, respecto del rol del artista en la sociedad burguesa, por ejemplo. Sin embargo, en su estilo, Darío expresa una preferencia por la poesía de las sensaciones que por la de las ideas.

La belleza

La belleza es el valor supremo para la estética de Rubén Darío. Puede manifestarse de diversas formas (la belleza física de las mujeres o de la ninfa,) pero la manifestación más importante de la belleza es la que se logra a través del arte. Más aún, el arte realmente bello es el que logra conmover y evocar los sentimientos de la audiencia. Por ejemplo, en “El sátiro sordo” la belleza de la canción de Orfeo se expresa a partir de los efectos que produce en los demás: “Porque Orfeo hacía gemir los leones y llorar los guijarros con la música de su lira rítmica. (…) Una náyade virgen (…) se acercó tímida al cantor y le dijo ‘Yo te amo’”.

Puede verse en algunos textos un conflicto entre los parámetros de belleza del arte y de la vida. Por ejemplo, en “La muerte de la emperatriz de la China”, el busto es tan bello y termina fascinando de tal manera al escultor que su esposa siente que está compitiendo contra la obra. Finalmente, la mujer termina destruyendo el busto para eliminar esa competencia. La conclusión es que la perfección y la belleza del arte no pueden ser equiparadas, entonces la única solución es destruir la obra de arte.

El artista en la sociedad burguesa

En Azul..., Rubén Darío critica la posición del artista en la sociedad burguesa. En varios cuentos se tematiza el menosprecio de los poderosos por la labor de los artistas, principalmente la de los poetas. Por ejemplo, en “El rey burgués”, el rey, que simboliza el poder político y económico, condena al poeta a trabajar activando una caja de música para entretener a su corte. No quiere escuchar su poesía y ridiculiza el trabajo artístico, al reducirlo a un mero “entretenimiento”. Por otra parte, en “La canción del oro”, Rubén Darío pone en escena el contraste entre el palacio lujoso de los burgueses y la miseria del poeta mendigo, que contempla las riquezas por la ventana. Asimismo, en “El velo de la reina Mab”, los cuatro artistas son desdichados y se quejan porque sus obras tienen tan poco valor que no vale la pena seguir trabajando en esas condiciones. Por último, en “El pájaro azul” al poeta le resulta casi imposible capitalizar su trabajo, ya que el padre le envía dinero desde Normandía para que pueda vivir como artista en París.

La creación

En varios de los textos de Azul..., Darío narra el proceso creativo del artista. En “En busca de cuadros” un joven artista sube a la cima del cerro Alegre para buscar impresiones que sirvan de tema para su arte. Los relatos de “En Chile” construyen una sucesión de los momentos en la creación artística. Existe un momento de percepción y contemplación, en el que el poeta se vincula con el mundo exterior. Luego, un trabajo personal sobre la forma y el estilo, cuyo objetivo es lograr que el poema transmita las percepciones sensoriales exactas.

En algunos casos existe una instancia mágica, casi sobrenatural, en donde interviene algo más allá del poeta para contribuir al producto artístico. En “El ideal” el poeta narra el paso de una estrella, la intervención de un hada o una visión que propicia la creación: “Mas de aquel rayo supremo y fatal, sólo quedó en el fondo de mi cerebro un rostro de mujer, un sueño azul”. En “El velo de la reina Mab” reaparece la figura del hada, que les da esperanza a los artistas desdichados que piensan que no vale la pena seguir creando.

La modernidad

Darío tiene una perspectiva compleja sobre las consecuencias de la modernidad en América. Vale la pena mencionar que América se fue incorporando al sistema mundial capitalista de manera muy desigual. La modernización (económica, cultural, de las ideas políticas) dependió de la temporalidad de los movimientos independentistas en cada región y de la eliminación de las estructuras coloniales, que persistieron (sobre todo en Centroamérica) hasta fines del siglo XIX. A grandes rasgos, la modernización implicó en toda América el crecimiento de los centros urbanos y el auge de la industrialización, entre otras cosas.

Por un lado, en su afán de actualizar la literatura hispanoamericana que seguía muy influenciada por los modelos españoles y el posromanticismo, Darío valora positivamente la influencia de lo moderno en la cultura, representado por los autores franceses y las estéticas simbolistas, parnasianas y decadentistas. La modernización y los cambios en el estilo de vida americano exigen una actualización de las formas poéticas, esto es, eliminar todo lo que viene cargado de pasado: el tradicionalismo, las épicas nacionalistas, etc.

Por otro lado, vemos en los cuentos de Azul... una crítica a los aspectos adversos de la modernidad. Por ejemplo, en “El rey burgués”, Darío hace una crítica irónica a la mecanización. El “trabajo artístico” que hace el poeta se asemeja al trabajo que hace un obrero en una fábrica, es decir, un mismo movimiento mecánico constante y deshumanizado. Por otra parte, en “El rubí” se expone la situación (con un tono fantástico) de unos gnomos artesanos de piedras preciosas que se enteran que los científicos lograron sintetizar un rubí artificial. El punto de vista se focaliza en la perspectiva de los gnomos y transmite su desprecio por la fabricación de productos sintéticos, que no tienen historia ni significado propio. Por último, en “El fardo”, Darío expone la triste situación de un hombre muy pobre que termina con graves consecuencias (un hijo muerto, él mismo gravemente lesionado) a causa de la explotación laboral.