Así, pues, Darío años después llegó a explicar
El Azul… es un libro parnasiano, y, por lo tanto, francés. En él aparecen por primera vez en nuestra lengua el cuento parisiense, la adjetivación francesa, el giro galo injertado en el párrafo clásico castellano, la chuchería de Goncourt.[3]
Sin embargo, Darío había entrado en contacto con la literatura francesa antes de llegar a Chile, así pues, declara en Historia de mis libros:
Mas mi penetración en el mundo en el arte verbal francés no había comenzado en tierra chilena. Años atrás, en Centro América, en la ciudad de San Salvador y en compañía del buen poeta Francisco Gavidia, mi espíritu adolescente había explorado la inmensa selva de Víctor Hugo y había contemplado el océano divino en donde todo se contiene.