Veinte poemas para ser leídos en el tranvía

Veinte poemas para ser leídos en el tranvía Resumen y Análisis : "Pedestre"

Resumen:

"Pedestre" está fechado en 1920, en Buenos Aires. La palabra que lo titula alude en simultáneo a aquello que pertenece a la calle, que se hace a pie, pero también a lo que pertenece al universo de lo vulgar, de lo "bajo". El poema describe una calle, con los elementos que el poeta estructura como constitutivos, y quedan presentados como si fueran los participantes de una escena coordinada por una coreografía particular. Esa imagen termina de conformarse cuando el último párrafo presenta a un vigilante que parece venir a ordenar la situación, y se arma una comparación entre la ciudad y una orquesta, al representar al vigilante como un director, por mencionar el uso de una "batuta" (elemento con el que se dirige el ritmo de una orquesta).

Análisis:

El poema abre con personificaciones, procedimiento recurrente en otros textos del poemario: "Un edificio público aspira el mal olor de la ciudad", "Las sombras se quiebran el espinazo en los umbrales, se acuestan para fornicar en la vereda" (el edificio -inerte- realiza una acción; las sombras tienen "espinazo", o sea, columna vertebral, y "se acuestan"). Estas construcciones producen una animación de los elementos quietos de la ciudad, como si esta cobrara vida y hubiera objetos realizando acciones por doquier. El relato también introduce un farol que tiene brazos y puede ver a la gente que pasa. Más adelante, un quiosco se traga a una mujer.

En el último párrafo las apariciones, las presencias, las cosas son retomadas como una totalidad: "De repente: el vigilante de la esquina detiene de un golpe de batuta todos los estremecimientos de la ciudad". Aparece entonces el vigilante, primer personaje humano que lleva a cabo una acción, que consiste en detener el resto de las acciones mencionadas. Las suspende con su batuta, armando allí una metáfora orquestal. El vigilante representa un personaje relevante para la construcción de la vida urbana moderna: es quien representa el poder de regulación dentro de las ciudades. Además, precisamente, se encarga de imponer la ley frente a las actitudes primitivas, salvajes o "incivilizadas". Aquí se construye una imagen paradójica, donde quien estaría encargado de regular las acciones del impulso natural, permite que emerja, del caos urbano, el universo erótico: "De repente: el vigilante de la esquina detiene de un golpe de batuta todos los estremecimientos de la ciudad, para que se oiga en un solo susurro, el susurro de todos los senos al rozarse".

El último sonido que queda, de "todos los estremecimientos de la ciudad", es el de los senos, trayendo una vez más este símbolo a un lugar central del poemario. Esta vez se presentan a través del sonido del roce, que constituye una imagen sensorial sinestética. La sinestesia es un recurso poético que consiste en cruzar imágenes sensoriales pertenecientes a distintos sentidos humanos: se crea una imagen sensorial compleja, por ejemplo, "huele a negro", "su boca sabe a pasión", "suave como el canto de los pájaros". En el caso de la imagen mencionada, se alude a un estímulo táctil (el roce) y uno auditivo (el sonido). La sinestesia es un recurso típicamente utilizado en el movimiento surrealista, con el cual Girondo tuvo contacto durante sus primeros viajes a Europa.

Lo que se construye aquí es la imagen de que la orquesta-ciudad, con todos sus elementos, es capaz de detenerse mediante una orden, ante la aparición del sonido de la piel de los senos de una mujer. Es la idea de que el erotismo emerge de los rincones de la ciudad y, en cierta forma, se antepone como más relevante frente al resto de los elementos que conforman el todo del espacio urbano. El vigilante, que vendría a regular ese caos, en realidad lo que permite aquí es que surja aquello, si se quiere, más primitivo o salvaje: el erotismo. Encontramos aquí otro modo de tematizar la tensión entre la naturaleza y la civilización.