Un tranvía llamado Deseo

Un tranvía llamado Deseo Resumen y Análisis Acto III Escena 3

Resumen

Un rato después, llega Mitch. Hasta entonces Blanche ha estado bebiendo, e intenta esconder la botella y arreglarse antes de que él entre. Mitch aparece desarreglado, con ropa de trabajo y no sonríe. Blanche empeña toda la lucidez que puede en pretender que se trata de una discusión normal, con el único motivo de que Mitch falló a la cita. Ella escucha la “Varsoviana” en su cabeza y llama la atención acerca de que la música frene después del disparo. Evade los intentos de Mitch por ir al grano, ofreciéndole un trago. Él se niega, diciendo que no quiere beber el alcohol de Stanley, y que ella tampoco debería.

Mitch dice que nunca vio a Blanche a la luz, porque ella siempre quiso salir de noche, y a lugares poco iluminados. Quita la pantalla que cubría la lamparita y observa a Blanche bajo la luz eléctrica. Ella dice que no quiere realismo sino magia. Mitch apaga la luz y dice, amargamente, que no le importa que ella sea mayor de lo que él había pensado, pero que no puede tolerar el verdadero pasado de Blanche.

Ella, algo quebrada, admite haber compartido intimidad con extraños. Dice que eso parecía lo único que podía hacer para sentir algo después de la muerte de Allan, pero que había tenido la esperanza de que Mitch la salvara de esa vida. Mitch muestra su enojo porque ella le haya mentido, y Blanche jura que nunca le mintió, no en su corazón.

Por fuera de la casa pasa una mexicana vendiendo a gritos “flores para los muertos”. Blanche se perturba al oírlo y comienza a contestarle a la mujer. Recuerda los lechos de muerte de sus familiares, las sábanas cubiertas de sangre, la muerte que la llevó al deseo, los soldados del ejército con quienes se encontraba por las noches.

Mitch intenta abrazar y besar a Blanche, dice que vino a buscar lo que estuvo esperando todo este tiempo con ella. Ella le dice que, en ese caso, se casen. Pero él se niega, diciendo que ella no es lo suficientemente pura como para que él la lleve a la casa de su madre. Blanche lo echa de la casa.

Análisis

El método de supervivencia de Blanche, desde comenzada la acción dramática, se asociaba al tema de la ilusión y las apariencias. Ella aparentaba una verdad, como en una performance donde era la actriz y directora de escena: no solo encarnaba un discurso, con sus gestos correspondientes, sino que también se encargaba del vestuario y la iluminación. Pero la ilusión necesita de un público que crea en esa ilusión, que pacte con ella. Esto nunca lo logró con Stanley, quien había declarado no ser de esos hombres que se dejan “embaucar” por la fantasía. Pero en la escena anterior a esta, Blanche también perdió, en cierta medida, la complicidad de su hermana.

Al llegar Mitch, Blanche hace un último intento por sostener el rol que ha construido ante él, es decir, por conservar las apariencias, tema importante en la obra. Aquí el tema de las apariencias se liga, una vez más, con el de la ilusión y con el motivo de la luz versus la oscuridad. Al principio de la escena, Blanche sabe que el juego está perdido, pero su naturaleza implica evitar la cruda realidad y mantener, el mayor tiempo posible, las luces tenues bajo las cuales puede moverse sin padecimientos. Pero Mitch está decidido a enrostrarle a Blanche que no tiene ningún respeto por ella, a humillarla: se siente engañado, estafado y, por lo tanto, renuncia a toda cortesía. El hecho de que quite la pantalla de papel de la luz tiene un valor simbólico tal que lo vuelve comparable a un acto de violación, que, de hecho se concretará en la escena siguiente. Blanche ha dicho, en su primera escena con Mitch, que no soportaba una luz desnuda, y le había pedido que la ayudara a vestirla. En esta escena, el acto de Mitch es violatorio porque equivale a desnudar a Blanche en contra de su voluntad, y él lo sabe. Así, Mitch penetra en la ilusión, en la magia, que es todo lo que le queda a Blanche.

BLANCHE: No quiero realismo. Quiero... ¡magia!

MITCH (riendo): ¡Magia!

BLACHE: ¡Sí, sí, magia! Trato de darle eso a la gente. Le tergiverso las cosas. No le digo la verdad. Le digo lo que debiera ser la verdad. ¡Y si eso es un pecado, que me condenen por él! (p.134)

Mitch acaba exponiendo a Blanche a la luz artificial, al “realismo” que todos parecen preferir y que los empuja a querer desnudar los trucos detrás de la magia. Esta crudeza parece aniquilar la poca estabilidad, la ínfima paz que Blanche conservaba. Desde entonces, revela sus recuerdos más dolorosos, aquellos con los que aún sigue librando una batalla. Blanche no puede lidiar con lo que vivió y mantenerse estable al mismo tiempo. Esto es lo que los demás personajes no pueden comprender y por lo que la señalan, simplemente, como a una mentirosa. Incluso Mitch, que ha acusado a Stanley de no “comprender” a Blanche, tampoco puede hacerlo. Como Blanche declara ante Mitch, ella no miente; el asunto es que no dice la verdad, sino “lo que debiera ser la verdad” (p.134). Pareciera que la forma de catalogar el mundo que tiene el resto de los personajes difiere con el modo en que Blanche lo ve: los demás oponen “verdad” a “mentira”, mientras que ella distingue “verdad” de “lo que debiera ser verdad”. Es decir, Blanche apuesta a la ilusión, al arte, a una realidad embellecida. La oposición entre ambos modos de ver el mundo, el realista y el romántico, es el tema central de la obra.

El gesto de Mitch de quitar la pantalla es sumamente significativo: destruída la magia, Blanche se pierde en el horror de lo real. Ella expone sus dolorosos recuerdos, finalmente, a la luz. Acaba relatando que, después de la muerte de Allan, se refugió en un cuarto de hotel a mantener intimidades con extraños. Algo se rompió en ella cuando su marido murió, y ella entrelaza esa muerte con la imagen de la luz. Blanche, desde entonces, se esconde del brillo de las luces porque eso la expone a la dolorosa verdad, pero también porque la luz le recuerda lo que no hay en ella: ningún brillo resplandeciente, ninguna claridad, ninguna luz.

Luego de su relato, cuando ella está completamente frágil, Mitch se aproxima para terminar de humillarla:

BLANCHE: ¿Qué quiere?

MITCH: (Tratando torpemente de abrazarla) Lo que he estado echando de menos durante todo el verano.

BLANCHE: ¡Entonces, cásese conmigo, Mitch!

MITCH: ¡No! ¡Usted no es lo bastante pura para llevarla a casa de mi madre! (p.139)

El accionar de Mitch al enterarse de la “verdad” de Blanche le da la razón a esta en los prejuicios que la motivaron a mostrarse ante él del modo en que lo hizo. Esto complejiza el tema de las apariencias: Blanche estaba en lo cierto cuando se refugiaba en ellas. Fuera de las apariencias, ella es una mujer por la que no se tiene respeto. Blanche le había confesado a Stella que temía que Mitch, si sabía que ella no una jovencita inocente y casta, no fuera a respetarla ni a casarse con ella. Efectivamente, eso es lo que sucede: Mitch no solamente intenta forzar a Blanche a tener relaciones, sino que además, cuando Blanche le pide que, si la desea, se case con ella, Mitch se niega diciéndole que ella “no es lo bastante pura” (p.139). De ese modo, la escena desnuda a Blanche pero también a Mitch. Quien se ha mostrado como un muchacho respetuoso, tímido y bueno cambia su comportamiento al saber que la mujer a la que cortejaba tuvo relaciones sexuales con muchos hombres, uno de los cuales era adolescente. En ese instante, emerge el tema del machismo: pareciera que el hecho de que la mujer haya “pertenecido” a muchos hombres le diera automáticamente derecho a él de poseerla sin más. Y lo mismo que la hace deseable sexualmente la hace indeseable como esposa: es demasiado promiscua para ese rol, demasiado impura.

Aunque no se mencione la palabra, la soledad es un tema presente en la vida de estos personajes, sobre todo en la de Blanche. Su marido murió cuando ella era muy joven, y desde entonces, no conoció más intimidad que la que encontró en extraños. Ella ve una posibilidad en Mitch (quien también busca compañía) para salir de la desesperación, pero ahora ese proyecto se disuelve. La soledad vuelve a Blanche un personaje desesperado, sin más refugio que el de su propia fantasía.

La escena introduce elementos que contribuyen a representar el quiebre que se produce entre Blanche y la realidad que la rodea. Un ejemplo claro es el modo en que los gritos de la mujer mexicana invaden el monólogo de Blanche. Por varios minutos, Blanche olvida a Mitch para discutir con esos gritos que, combinados con su memoria, recuerdan la cercanía de la muerte.

En relación a lo anterior, es relevante mencionar que en esta escena cobra significación el tema de la ilusión, y el de la visión romántica y la visión realista, en términos escénicos: mediante luces, sombras, sonidos, el "realismo" de la escena deja espacio a un tono de mayor fantasía. En este sentido puede decirse que la voluntad del autor apunta a una identificación entre el público y la protagonista: cuando Blanche expone un interior confuso, poco claro, perturbador, su inestabilidad y dudoso sentido de realidad pareciera teñír la escena.