Un tranvía llamado Deseo

Un tranvía llamado Deseo Resumen y Análisis Acto II Escena 2

Resumen

Más tarde, esa misma noche, Blanche y Mitch vuelven a la casa después de un paseo. Ambos se disculpan por no haber logrado alegrar al otro. Mitch le pregunta si puede darle un beso de buenas noches. Ella le responde que no tiene que preguntar, que solo lo rechazó en otra ocasión cuando él pretendió algo más que un beso. Mitch le dice que ella no se parece a ninguna mujer con la que haya salido.

Entran al departamento por un trago. Mitch no está muy cómodo; suda su camisa. Coquetean y Mitch intenta abrazarla, pero ella le pide que no lo haga. Blanche intenta averiguar si Stanley le habló sobre ella. Mitch le responde que Stanley no la comprende, pero que no cree que la odie. Luego intenta cambiar de tema y le pregunta a Blanche por su edad; dice que se lo preguntó su madre cuando él le habló de ella. Le cuenta que a su madre le gustaría verlo acompañado antes de morir.

Blanche habla de su marido muerto, Allan. Se casó con él muy joven y lo quería, pero ella no podía darle lo que él necesitaba, y poco después de la boda lo descubrió en la cama con un amigo. Todos pretendieron que no pasaba nada y se emborracharon, pero luego Allan se suicidó de un disparo. Blanche dice que fue porque ella, poco antes, mientras bailaban, le había dicho que había visto todo y que sentía asco por él. Después de escucharla, Mitch la consuela y le dice que ambos necesitan a alguien. Le propone que se unan. Ella sonríe y se besan.


Análisis

En relación al tema de las apariencias, esta es la única escena de la obra en la que se puede observar que Blanche es consciente de su propia “actuación”, de la cual hace también cómplice al público. En un momento, le pregunta a Mitch si sabe francés y él dice que no. Entonces Blanche le pregunta la famosa línea: “Voulez-vous coucher avec moi ce soir?” (en español, “¿Quiere usted acostarse conmigo esta noche?”). De ese modo, la protagonista le ofrece al público, con cierta gracia, una conciencia de la ironía misma de la situación: ella, que acostumbraba tener relaciones sexuales con extraños, mantiene un papel de muchacha ingenua, pudorosa y no experimentada ante Mitch.

El momento más relevante de la escena, de todos modos, es el relato sobre Allan y la oscuridad que su muerte introdujo, para siempre, en lo que hasta entonces había sido una vida feliz para la joven Blanche. Durante el monólogo aparecen numerosas imágenes relacionadas a la luz y la oscuridad que permiten resignificar esa obsesión de Blanche por controlar la iluminación. Ella compara el nuevo amor con una luz enceguecedora, que por su brillo no permite ver bien la realidad. Eso fue lo que le sucedió con Allan, a quien ella amó de una manera tan repentina y tan completa que no se dio cuenta de que él era homosexual hasta que fue demasiado tarde.

Blanche cuenta que luego de enfrentar a Allan, él se suicidó. Durante el monólogo, se oye “La Varsoviana” (que ya había sonado antes, en intervenciones breves, en la obra). Ahora sabemos que es la canción que estaba sonando en el baile, durante la escena que ella relata. Ese efecto nos introduce en la interioridad de Blanche y comienza a tener lugar, en la obra, un aire menos atado al realismo. Mediante estos efectos, el escenario entero representa la culpa y la obsesión de Blanche, así como su incapacidad para abandonar el pasado. De algún modo el público es testigo, de aquí en adelante, de la relación conflictiva entre Blanche y la realidad.

El tema musical, según indica la didascalia, desaparece en cuanto irrumpe el sonido del disparo. Eso podría leerse en este sentido: Blanche, cuando recuerda un momento, lo revive. La muerte de su marido no solo acabó con la música en el salón de baile, sino que marcó cuál sería la última música (y la última luz) en su vida: “entonces, el reflector que iluminaba el mundo se apagó y nunca hubo para mí desde aquel día una luz más intensa que la de esta vela de cocina” (p.111). Mediante este relato, Blanche revaloriza las imágenes de luz y oscuridad que habían aparecido durante la obra. Por medio de esta metáfora se establece una identificación entre la felicidad y la luz: la muerte de Allan sumergió la vida de Blanche en la oscuridad. Desde entonces, quedó condenada a esconderse del brillo de toda luz, intolerable para ella y su memoria. Ya no hay ninguna luz en ella, ninguna felicidad con la que enfrentar la luz del exterior. Blanche se refugió en sí misma después del trauma, protegiendo su frágil mente entre sombras y fantasías, y solo saliendo al exterior (como sabremos después) para abrazar, en una habitación de hotel, extraños que le permitieran sentir algo que estuviera vivo, algo que le permitiera olvidar la muerte por un rato. Su discurso, por lo tanto, reúne los temas del deseo y la muerte: los muestra inseparables, al menos en la experiencia de Blanche.