Moby-Dick

Moby-Dick Símbolos, Alegoría y Motivos

Moby Dick (Símbolo)

Tanto la novela como la ballena que le da nombre están repletas de significados simbólicos. Sin embargo, es imposible reducirlos a una única interpretación. Los críticos y especialistas han interpretado la obra a través de las décadas sumando diferentes camadas de sentido. Se trata de un gran jeroglífico de la literatura. Moby Dick es tan grande y poderosa que, como a Dios, es imposible conocerla por completo. En ese sentido, tiene un gran valor simbólico, pues agrupa una serie de significados: representa la inmensidad, la maldad, las profundidades inhóspitas del mar, los temores y el odio de los hombres, el encuentro de estos con su destino. La monstruosa ballena puede significarlo todo y, al mismo tiempo, representa el vacío de sentido de la vida humana.

La aventura marítima como aprendizaje (Motivo)

Un motivo recurrente de las novelas de aventuras es presentar la travesía como una instancia de aprendizaje. El protagonista adquiere experiencias y conocimientos que lo hacen crecer en el transcurso de la narración. En este caso, es Ismael quien pasa por ese aprendizaje. Tal como él mismo enuncia, "un barco ballenero fue mi Yale y mi Harvard" (186). Ismael aprende de muchas maneras: de los libros en los que estudia todo sobre las ballenas, de los encuentros con hombres que pertenecen a otras culturas, de los sermones que escucha en la iglesia, de las situaciones problemáticas a las que se enfrenta en alta mar. También desarrolla el intelecto por su carácter reflexivo y contemplativo, ya que el paisaje marítimo estimula sus pensamientos.

El doblón de oro (Símbolo)

Ahab le cuenta a su tripulación que tiene una misión especial: vengarse del monstruoso cachalote que le ha quitado la pierna. En esa oportunidad, incita a los marineros a tomar esa búsqueda como propia y les ofrece un doblón de oro, moneda muy valiosa, como recompensa. Esta pieza de metal está a la vista de todos y simboliza el juramento que presta la tripulación, que acepta acompañar a su capitán hasta el combate con Moby Dick. En el capítulo 133, tras el primer día de caza que enfrenta al Pequod con Moby Dick, Ahab afirma que se quedará con la moneda porque él mismo matará a la ballena. Finalmente, ocurre lo contrario: el cachalote los vence a todos y el doblón se hunde junto al Pequod.

El color blanco (Símbolo)

Moby Dick tiene varias características monstruosas. Una de las más importantes es su color blanco, que la diferencia de otros cachalotes. Ismael dedica un capítulo entero a analizar la simbología del blanco, tan compleja e intensa para la cultura. Por un lado, representa la pureza, la belleza, la elegancia, lo noble y lo divino. Así, se destaca en objetos delicados como las perlas y el mármol. El esperma de la ballena, tan valioso para los protagonistas de esta novela, también es blancuzco. De todos modos, este color también simboliza las cosas más terroríficas y peligrosas del mundo: es el tono de animales muy peligrosos para el hombre, es la representación de la muerte y de lo espectral, tiene un carácter sobrenatural. En la narración, el blanco presenta malos augurios en repetidas ocasiones. Por ejemplo, justo después de que la tripulación jure acompañar a Ahab en su cacería, Pip observa que los temporales con nubes blancas, como la ballena blanca, son los peores. Además, cuando finalmente encuentran a Moby Dick, esta es revoloteada por unas aves blancas marítimas que funcionan como signos de la presencia de Moby Dick cuando la avistan por primera vez.

El pacto con el diablo (Motivo)

El pacto con el diablo es un motivo antiguo y recurrente en la literatura. En este caso, se manifiesta de varias maneras en torno a la obsesión de Ahab por vengarse de Moby Dick. El propio capitán, al aceptar que está loco, se reconoce como diabólico. Además, algunos miembros de la tripulación creen que su ayudante, el misterioso Fedallah, es el diablo disfrazado y esconde su cola entre las piernas. Finalmente, la escena más nítida de aproximación entre Ahab y las fuerzas demoníacas es el episodio en que templa su arpón en la sangre de Tashtego, Queequeg y Daggoo (hombres paganos y, por lo tanto, ajenos al dios cristiano) y lo bautiza en nombre del Diablo.