Moby-Dick

Moby-Dick La influencia de Shakespeare en 'Moby Dick'

Moby Dick es una novela estadounidense en la que abunda la intertextualidad con obras religiosas, científicas y literarias. Su autor, Herman Melville, se inspira en textos sagrados como la Biblia, estudia libros científicos sobre el océano y las ballenas y recibe la influencia de muchos escritores de lengua inglesa a la hora de formar su escritura. Por ejemplo, su relación personal y literaria con Nathaniel Hawthorne, a quien dedica esta novela, tiene un impacto fundamental. También es central la intertextualidad con el texto de J. N. Reynolds sobre "Mocha Dick" y con el relato de Owen Chase sobre un ballenero que encuentra una gran ballena blanca en el Pacífico Sur. Y entre todas estas influencias literarias se destaca la del célebre dramaturgo británico William Shakespeare.

Pocos años después de comenzar su carrera como escritor pleno, Melville se adentra en la lectura de Shakespeare. Ha publicado ya sus primeros grandes éxitos editoriales, Typee y Omoo. En cartas que escribe a sus seres queridos en 1849 confiesa que está leyendo al dramaturgo británico por primera vez. Shakespeare lo cautiva; siente que ha entablado una relación íntima con su escritura. Un año más tarde reseña un libro de cuentos de Hawthorne y, para halagarlo, lo compara con Shakespeare; cree que ambos autores se caracterizan por una gran originalidad y por crear personajes llenos de oscuridad. De acuerdo con el autor de Moby Dick, personajes como Lear, Hamlet o Yago presentan la verdadera condición humana, son profundos, tienen sentimientos complejos, se acercan a la locura. Al igual que en su propia novela, esa locura es un modo de percibir la crueldad del mundo.

Esta influencia de Shakespeare provoca un cambio en el proyecto literario de Moby Dick, que al principio se piensa como una novela de aventuras con información sobre las ballenas y basada en relatos fantásticos sobre los cachalotes del sur. A mediados de 1850, Melville le envía una carta a Hawthorne y le cuenta que esa escritura ya no lo satisface; es demasiado comercial. Para satisfacer sus aspiraciones literarias, da un giro hacia Shakespeare. Por ejemplo, concibe a Ahab como un héroe (o antihéroe) trágico, imperfecto, con una facultad intelectual superior pero obsesionado de manera excesiva, morbosa con el monstruoso cachalote que le ha quitado la pierna. Al igual que en el universo de Macbeth, la tragedia de Ahab está inundada por lo sobrenatural, y en su travesía abundan los presagios, los augurios y las profecías.

Moby Dick es una novela, pero se trata de una obra que combina muchos tipos textuales diferentes y mezcla la narración con el diálogo. A su vez, algunos capítulos presentan indicaciones teatrales (o didascalias) que expresan las posturas o movimientos de los personajes. En ese sentido, también es shakespeariana la combinación de la tragedia con lo cómico. Por ejemplo, Ahab es un cascarrabias grotesco y, así como inspira respeto y temor en buena parte de su tripulación, otros se ríen de él. Algunas costumbres de Queequeg presentadas como "salvajes" también se narran de manera cómica, como el hecho de que recorre Nantucket vendiendo cabezas humanas o su ignorancia sobre las carretillas. Por su parte, las caídas de miembros de la tripulación (como Tashtego y Pip) a bordo del Pequod son presentadas de manera bufonesca aunque implican serios peligros.

En los fragmentos recuperados para formar el apartado "Extractos", previo al Capítulo 1, Melville cita obras como La primera parte del Rey Enrique IV y Hamlet. Los títulos de los capítulos 26 y 27 hacen eco con una frase de El rey Lear: "Aquí mantenéis un centenar de caballeros y escuderos", de acuerdo con Rolando Costa Picazo. Por su parte, el capítulo "La reina Mab" funciona como un "alivio cómico", recurso típico del teatro de Shakespeare para alivianar la tensión tras escenas trágicas muy cargadas. El capítulo "El chorro espectral" aprovecha otro recurso literario shakespeariano para crear una atmósfera de ensoñación: la escena se produce en una noche silenciosa, similar a la presentada en El mercader de Venecia.

Finalmente, el soliloquio que pronuncia Ahab la primera noche que vigilan a Moby Dick intentando darle muerte lo termina de caracterizar como héroe trágico. En este momento tenso y culminante, se equipara a Lear en medio de la tempestad. Pocos capítulos más adelante, Starbuck también pronuncia un soliloquio shakespeariano, más ligado a obras como Macbeth y Othelo.