La isla del tesoro

La isla del tesoro Imágenes

La isla

Al comienzo de la tercera parte, titulada “Mi aventura en la isla”, Jim ofrece una serie de imágenes muy reveladoras acerca de la Isla del Tesoro. Las descripciones de árboles, rocas y hasta de la brisa del mar ofrecen una representación clara de la isla en la que Jim y los piratas desembarcan. En palabras del protagonista,

Bosques grisáceos cubrían gran parte del paisaje. En algunos puntos esa tonalidad monótona se salpicaba con sendas de arena amarilla desde la playa y con árboles altos, parecidos a los pinos, que se agrupaban sobre la general y uniforme coloración de un gris triste. Los montes se destacaban como rupturas de la vegetación y semeja­ban torres de piedra. (p. 113)

A pesar de que el espacio está repleto de vegetación, la isla parece un páramo inhóspito. Así, imágenes como “gris triste” o “tonalidad monótona” están mediadas por la impresión inicial que Jim tiene del paisaje que lo rodea. En este punto, Stevenson exhibe que no hay objetividad en la apreciación del paisaje natural, ya que la experiencia del protagonista atraviesa y configura la forma de ver las cosas.

El color negro

A lo largo de la novela, el color negro está asociado repetidamente con la idiosincrasia pirata. La bandera de los bucaneros, la Jolly Roger, es negra, en oposición con la colorida insignia británica, la Union Jack. Además, los piratas se legitiman a través de la entrega de la marca negra, una advertencia entregada a sus víctimas.

Asimismo, la presencia del filibustero apodado “Perronegro” resalta nuevamente el color, que está presente en su nombre. Al ser el color de los funerales y el duelo, el negro está asociado a la muerte. En este sentido, no es casualidad que aparezca vinculado con los piratas, ya que su presencia suele significar destrucción y muerte.

El mar

A lo largo de la novela, las imágenes asociadas con el mar tienen diversos significados según el momento de la narración. Al principio del relato, Jim describe que “la mar en calma rompía suavemente en las rocas de la playa” (p. 25). En este sentido, antes de embarcar, el océano se presenta de manera dócil y manejable, como un espacio apacible. Sin embargo, al llegar a la Isla, el narrador muestra que el océano forma parte de la naturaleza indomable y poco clemente que rodea la expedición a la Isla del Tesoro. Así, las representaciones sobre el mar se transforman de acuerdo a la mirada del narrador.