Jane Eyre

Jane Eyre Resumen y Análisis Capítulos 16-20

Resumen

Capítulo 16

El día después del incendio en la habitación del Sr. Rochester, Jane se sorprende al encontrar a Grace, la supuesta culpable del intento de homicidio, arreglando las cortinas con tranquilidad. Grace le dice a Jane que Rochester se quedó dormido mientras su vela estaba encendida, pero se despertó antes de que el fuego se extendiera demasiado. Jane está desconcertada.

Cuando Jane busca al Sr. Rochester para que responda a sus preguntas sobre Grace Poole, descubre que se ha ido y estará fuera por una semana o más. Jane ya siente su ausencia de Thornfield y se angustia cuando se entera de que el Sr. Rochester está en la mira de la joven y hermosa Blanche Ingram, una dama de alta sociedad a la que él a veces visita. Jane se siente tonta por haber pensado que una institutriz sencilla y pobre como ella podría ser de interés para el Sr. Rochester. Con el fin de reprimir cualquier otra inclinación romántica y recordar su posición en la vida, dibuja un feo retrato de sí misma y luego lo compara con un hermoso retrato de la señorita Ingram, tal como se imagina que esta es.

Capítulo 17

A Jane le preocupa que Rochester se ausente por mucho tiempo de Thornfield, pero el hombre no tarda en avisar que regresará pocos días después, acompañado de invitados. Los sirvientes preparan la casa para su llegada y Jane observa a Grace Poole: se da cuenta de que esta pasa casi todo el tiempo en el tercer piso, y también escucha a los sirvientes hablar sobre el alto salario y el difícil trabajo de Grace.

Rochester finalmente llega en compañía de la Srta. Ingram y varias otras personas de la alta sociedad. Jane se siente particularmente fuera de lugar entre la elegancia y la sofisticación de los visitantes. También nota con creciente consternación que Rochester parece preferir la compañía de la Srta. Ingram a la de las otras damas.

Esa noche, Rochester invita a Jane y Adèle a socializar con los invitados después de la cena. Jane observa la escena desde la distancia, prestando especial atención a la señorita Ingram. Esta y los demás hablan con desdén de Jane y de las institutrices en general. Además, Blanche señala que la belleza debe ser dominio exclusivo de la mujer, y que su futuro esposo no será su igual estético. Luego, toca el piano y le ordena al Sr. Rochester que cante. Jane se va discretamente. Rochester se encuentra con ella afuera de la sala y le ruega que regrese, pero Jane se niega y se da la vuelta antes de que él pueda ver las lágrimas en sus ojos. Aunque finalmente le permite irse, Rochester le informa que debe entrar al salón para socializar con los invitados todas las noches. Luego le dice: "Buenas noches, queri..." (p.209), se interrumpe de golpe y se va.

Capítulo 18

Los huéspedes se quedan varios días. Una noche, el grupo juega charadas; el Sr. Rochester forma pareja con la Srta. Ingram. Jane no puede detener su creciente amor por Rochester. Sin embargo, se da cuenta de que no está celosa de la señorita Ingram, a quien considera inferior espiritualmente, y considera algo extraño que Rochester se enamore de una mujer así.

Un día, mientras Rochester está de viaje de negocios, un hombre llamado Richard Mason llega a Thornfield en su búsqueda. Esa noche, una adivina gitana aparece en la mansión. La señorita Ingram es la primera en reunirse con ella en una habitación, de donde sale muy molesta. Luego de hablar con otras tres muchachas que salen de la habitación muy entusiasmadas, la adivina insiste en que no se irá hasta que haya leído la fortuna de Jane.

Capítulo 19

Jane entra a reunirse con la adivina. Inicialmente se muestra escéptica con la anciana, aunque acaba sorprendiéndose por lo acertado de sus palabras, sobre todo en lo que refiere a sus sentimientos por Rochester. La adivina también predice que Rochester se casará con la Srta. Ingram. Lo que perturbó a la señorita Ingram momentos antes es que la adivina sugirió que ella solo quería a Rochester por su dinero.

De repente, la anciana revela su disfraz: no es otro que Rochester. Jane, que había sospechado que algo andaba mal desde el principio, que tal vez la mujer era Grace disfrazada, no se enoja. Cuando ella le informa que el señor Mason está en Thornfield, Rochester casi se desmaya. Le pide a Jane que vaya al comedor y le susurre a Mason que vaya a verlo.

Capítulo 20

Durante la noche, Jane escucha gritos y ruidos. Como muchos de los invitados, sale de su habitación. Rochester desciende del tercer piso y tranquiliza a todos diciendo que un sirviente tuvo una pesadilla. Todos se retiran a la cama, pero Jane está segura de que la historia de Rochester es falsa. Después de un rato, él llama a su puerta y le pide que lo acompañe arriba en silencio, y que lleve una esponja.

En una sala del tercer piso, Mason yace aturdido en una silla, empapado en sangre. Rochester le ordena a Jane cuidar al hombre sin conversar con él, mientras va a buscar al cirujano.

Jane está asustada. Recién después de dos horas, Rochester regresa con un cirujano, Carter, y comienza una conversación confusa con Mason. Mason dice que "ella" lo "mordió" y se abalanzó sobre él (p.237) y "si Rochester no llega a quitar el cuchillo de la mano, no sé dónde estaría yo ahora" (Ídem). El Sr. Rochester culpa a Mason por reunirse con "ella" en su ausencia (Ídem), pero Mason alega que, cuando entró a la habitación "estaba tan quieta y tan tranquila" (Ídem). Después de que Carter completa su trabajo, Jane y Rochester ayudan a Mason a subir a un carruaje que espera afuera.

Después, Rochester le asegura a Jane que ni él ni ella están en peligro; lo único que tiene que temer es que Mason hable de más. Luego, le pide que considere la siguiente situación "hipotética": un joven cometió un error, no un delito ni un acto ilegal, que lo ha perseguido desde siempre. Ninguna de las medidas que tomó para lidiar con eso alivió su miseria. Viajó mucho, con la esperanza de que eso lo ayudara, pero no se sintió reconfortado hasta que regresó a casa y conoció a alguien nuevo. Quiere casarse con esta mujer, pero siente que todo está en su contra. Rochester luego admite que él es el hombre. Después de una pausa, admite que la mujer es la señorita Ingram.

Análisis

Al tiempo en que crece la atracción de Jane por Rochester, también aumenta su intriga y desconcierto por los extraños hechos que tienen lugar en Thornfield. “¿Qué crimen se ocultaba en aquella casa, de forma que su dueño era impotente para deshacerse de su sombra? ¿Qué misterio era aquel, que a altas horas de la noche hacía que se produjeran incendios y homicidios?” (p.236), se pregunta la narradora. El relato instala en la curiosidad de la protagonista el punto de intriga que conducirá la trama. El lector de la novela sabe tanto como la protagonista sobre los enigmas que habitan en Thornfield, y depende de Jane para desarticular y racionalizar los hechos que tienen lugar allí. En este aspecto de la trama, Jane ocuparía el lugar del personaje “detective”: la mujer observa los comportamientos de Grace Poole, intenta unir pistas, se da cuenta de que probablemente esa sirvienta no sea la culpable del incendio de la habitación de Rochester (Grace no solo no demuestra culpa o remordimiento por su acción, sino que además el Sr. Rochester no la despidió). Sin embargo, el rol detectivesco de Jane se da con las limitaciones propias del personaje en el contexto en que se ubica: ella todavía no puede descifrar el misterio, sobre todo porque tiene órdenes directas de Rochester de no indagar en el asunto.

En una novela que se centra en Jane y en el desarrollo de su interioridad, la narración mantiene el ritmo de la acción al presentar constantemente nuevas piezas relacionadas con el misterioso pasado de Rochester. En tanto el dueño de Thornfield precisa de la ayuda de Jane en varias ocasiones (por ejemplo, para atender a Mason), se le hace cada vez más difícil mantener a la muchacha lejos de los misterios que lo rodean, sobre todo del secreto que esconde en el ático. Es solo cuestión de tiempo antes de que se sepa la verdad, pero Rochester muestra cierta desesperación por ocultar su misterio a Jane el mayor tiempo posible.

Los intentos de Jane por aclarar el misterio sobre Grace conducen a la presentación de la bella y sofisticada Blanche Ingram como personaje. “¡Cuán cierto es que la belleza está en la mirada del que observa!” (p.204), dice Jane en relación a Rochester y al modo en que ella lo ve, pero no puede evitar sentirse objetivamente inferior a la señorita Ingram, cuya belleza exterior es claramente superior a la suya. De todos modos, el sentido de insuficiencia de Jane en comparación con Blanche Ingram gira en torno a la apariencia, pero también tiene que ver con la clase social. Aunque Rochester no es guapo, su alta posición en la sociedad y sus modales nobles determinan que su esposa debe ser de una posición similar en altura.

La señorita Ingram encarna el esnobismo y el clasismo de la alta sociedad que amenazan el bienestar de Jane. En los festejos de Thornfield, la protagonista vuelve a ocupar la particular situación que ya había vivido en Gateshead: ser pobre en medio de los ricos. Jane debe oír los comentarios insultantes de las damas de sociedad sobre las institutrices. La falta de inteligencia y la crueldad de la Srta. Ingram son particularmente molestas para Jane porque la muchacha cree, además, que el señor Rochester está enamorado de aquella mujer.

Pero, aunque la belleza y los modales confiados de la señorita Ingram la convierten en el centro de atención, la atracción entre el señor Rochester y Jane es evidente, especialmente en las palabras de despedida que él le dirige a ella. El Sr. Rochester parece tener sentimientos por Jane, aunque aún no está claro si alguna vez podrá hacer algo al respecto. En esta intriga romántica, además de la intriga sobre los misterios de Thornfield, se sostiene el suspenso de la novela.

Sumado a las extrañas situaciones que tienen lugar en la casa, como el “alarido espantoso, indescriptible e inesperado, que retumbó en las profundidades de Thornfield” (p.232) y que despierta a Jane por la noche, la escena de la adivina gitana concentra nuevamente varios elementos propios de lo gótico en la novela. El elemento ya gótico de la adivina se mezcla, a su vez, con el romance gótico una vez que Rochester revela su disfraz; en el clima de misticismo y de lo sobrenatural se abre la puerta al amor de la pareja protagonista. Por primera vez, Jane oye en boca ajena una profunda verdad sobre sí misma, en cuyo centro se hallan sus sentimientos por el hombre que, aunque ella lo ignora, está pronunciando estas palabras: “Tiene frío, porque se encuentra sola en el mundo. Está enferma, porque le falta el mejor de todos los sentimientos, el más grande y el más dulce. Y, finalmente, es tonta, porque sufriendo como sufre, no da un paso para reunirse con el que le espera” (p.222). Las palabras envuelven a Jane, perturbando su halo escéptico y racional; en la escena de la gitana se produce algo que podría interpretarse como una hipnotización. Tras descubrir que quien leyó con tanta precisión su personalidad es el hombre por el cual siente una terrible atracción, la protagonista piensa: “¿Qué era aquello? ¿Estaba despierta o soñando?” (p.227), lo cual bien podría ser la reacción de una persona tras ser hipnotizada.

“La comedia ha terminado” (p.227), declara Rochester al quitarse el disfraz de adivina, explicitando el carácter ficcional, representativo, del rol que acaba de interpretar. La habilidad de Rochester para disfrazarse es un factor interesante, en tanto vuelve a poner sobre la mesa el rasgo oculto y secreto de su identidad. Por otra parte, el disfraz de gitana también es significativo porque juega con las desigualdades sociales. Rochester deja de ser superior a Jane en términos de clase cuando está disfrazado de gitana, pero también es inferior a la totalidad de los habitantes de la casa, situación que casi le impide ingresar a Thornfield. El tema de las diferencias de clase se conjuga, así, con el de las apariencias: el aspecto de mendiga, de gitana, bien puede esconder, bajo sus telas, al dueño de la mansión a la cual casi se le prohibe entrar. Lo que se revela, en esta situación, es la naturaleza de una sociedad que se rige por las apariencias, donde cada uno se comporta ante los demás por lo que estos aparentan ser, sin interesarse en lo más mínimo por las personas que pueden ocultarse bajo tal o cual aspecto.

Los elementos góticos de Jane Eyre han provocado reacciones diversas entre la crítica: las diferencias yacen en la intencionalidad que se supone a estos elementos en la novela. Un sector interesante de la crítica señala que en Jane Eyre lo gótico se da de forma atípica, librado de la esencia más propia del género, que tiene que ver con la capacidad de trascender la realidad material por medio de lo irracional. En esta novela, muy por el contrario, siempre hay una explicación realista a todos esos sucesos que en un primer momento se presentan envueltos en el misterio y lo sobrenatural. En primera instancia, los extraños alaridos, incendios y demás cuestiones sumamente misteriosas que tienen lugar en Thornfield no tardan en explicarse de forma realista, adjudicándose a Grace Poole. Mediante la figura de esta sirvienta, Jane puede convencerse de que no hay nada sobrenatural en los hechos que perturbarían a cualquiera. Y si bien es cierto que esta explicación (la de la responsabilidad de Grace Poole) resultará falsa, esta develación no tendrá lugar sino de la mano de otra explicación racional: la causante de todo no será una entidad misteriosa, sino otra persona concreta, Bertha Rochester. Por otra parte, en la situación de la adivina que acabamos de analizar, todo el componente sobrenatural que yacería en la sabiduría de una extraña acerca de cuestiones privadas de la vida de Jane se explica por vía racional cuando Rochester devela su identidad bajo el disfraz gitano.

Lo que llama la atención de este sector de la crítica es, entonces, que todos los fenómenos de la novela que tienen apariencia sobrenatural son siempre superados, anulados, por explicaciones racionales. Así, lo gótico resulta vencido, dominado. Esto despierta una pregunta: ¿qué sentido tiene en la novela, entonces, la utilización del aparato gótico? La respuesta hará conjugar el estilo gótico con una temática importante en Jane Eyre: la moral. Como se podrá ver con el avance de los capítulos, desde esta teoría crítica, la superación del elemento gótico en el ámbito narrativo antes mencionada equivaldrá a la superación del mal desde el punto de vista moral.