Hacia Rutas Salvajes

Hacia Rutas Salvajes Resumen y Análisis de los Capítulos 17 y 18 y del Epílogo

Un año después de que McCandless intentara cruzar el río, Krakauer se encuentra del otro lado, también queriendo cruzarlo, con tres acompañantes. Krakauer tiene un mapa que muestra que a solo media milla río abajo hay una estación de aforo, que tiene un cable que atraviesa el río y una canasta en la que se puede cruzar. Cuando llegan a la estación, ven que la canasta está en el otro extremo del río, y que había estado allí cuando McCandless quiso cruzar. Si hubiera sabido de su existencia, podría haber cruzado fácilmente hacia un lugar seguro. McCandless, sin embargo, quería estar en territorio inexplorado, por lo que no llevaba un buen mapa.

Como la canasta está del otro lado, Krakauer usa su equipo de escalada para atravesar por el cable. Luego se mete en la canasta y vuelve al otro lado para transportar a sus compañeros. Antes de cruzar el río, el camino estaba bien señalizado y era bastante fácil, pero del otro lado está cubierto de maleza y se pierde, ya que muy poca gente cruza el río en primavera. Nunca es excesivamente difícil, pero muchas partes de la caminata son desagradables, y se siente una especie de sensación malévola.

A las nueve de la noche se encuentran con el autobús, que es un lugar atractivo, abierto y lleno de luz. El autobús está rodeado de muchos huesitos de las pequeñas presas que McCandless comía, así como del esqueleto del alce que tanto lamentó haber matado. Gordon Samel y Ken Thompson habían insistido en que McCandless identificó erróneamente el alce, que era realmente un caribú, lo que llevó a muchos lectores del artículo de Krakauer en Outside a insistir en que McCandless era ignorante y estaba mal preparado. Sin embargo, al estudiar de cerca los restos, queda claro que se trata, de hecho, de un alce.

Dentro del autobús encuentran algunos restos de las pertenencias de McCandless, así como una bolsa de plumas que había almacenado, probablemente para aislar su ropa o para hacer una almohada. Hay muchos graffitis en el autobús de todos los que han permanecido en él, pero los grabados de McCandless son de lejos los más largos. Al salir del autobús, Krakauer y sus compañeros hacen campamento, y discuten por qué tanta gente parece odiar a McCandless tan intensamente por haber muerto ahí. Muchos consideran que la falta de lo que consideran provisiones necesarias es un signo de su profunda arrogancia.

Algunos incluso lo han comparado con Sir John Franklin, un oficial naval británico del siglo XIX. En el primer viaje que dirige a través del desierto del noroeste de Canadá, once hombres terminan muertos por inanición, enfermedad y homicidio, y todos están a escasos días de morir de hambre cuando son rescatados. Como sobrevive, él es ascendido, pero su la falta de técnicas de supervivencia y su falta de voluntad para adquirirlas implica que cuando elige hacer otra expedición en el Ártico, esta vez llevando a 128 hombres, nunca más se sabe de ninguno de ellos.

Aunque McCandless carecía de algunos conocimientos y habilidades que podrían haberlo ayudado, culpar a su arrogancia y su ignorancia por su muerte implica simplificar demasiado las cosas, ya que de hecho logra sobrevivir durante dieciséis semanas con solo diez libras de arroz y muy pocas herramientas. Él también es consciente de cuán reducido es el margen de error que se ha otorgado a sí mismo. Krakauer y sus acompañantes permanecen despiertos hasta altas horas de la noche hablando sobre McCandless. Finalmente se van a la cama, sin estar seguros de si se han acercado siquiera un poco a la verdad.

McCandless regresa al autobús el 8 de julio, y su diario no dice nada sobre su estado de ánimo. Continúa teniendo éxito en la caza, aunque las pequeñas presas que atrapa no tienen mucha carne para ofrecer, por lo que sufre de un déficit calórico y continúa perdiendo peso. Lee Doctor Zhivago, y hace muchas notas en los márgenes, algunas de las cuales sugieren que se está preparando para reunirse con la comunidad humana, y quizás dejar de evitar la intimidad.

Antes del 30 de julio, no hay nada en el diario de McCandless que sugiera algo diferente a que goza de buena salud, aunque esté un poco desnutrido, pero el 30 de julio escribe que está extremadamente débil y tiene problemas incluso para ponerse de pie. Hay varias teorías sobre qué causó el cambio. Una comida de la que McCandless se ha estado beneficiando es un tipo de papa silvestre, pero a mediados de julio podrían haberse vuelto demasiado difíciles de comer, y es posible que hubiera comenzado a ingerir, en cambio, las vainas de semillas de la planta. Además, hay una especie de guisante silvestre que se ve muy similar a la papa, pero es venenosa. Krakauer cree que sucedió lo primero, ya que McCandless había estado comiendo la patata con éxito durante semanas sin confundirla con el guisante, y hay una foto que lo muestra con una bolsa de semillas. Él escribe en su diario, incluso, que su enfermedad se debe a "Comida. Semillas."

Sin embargo, cuando Krakauer envía muestras de las semillas para que sean testeadas, no se encuentran rastros de veneno. Krakauer da más tarde con un artículo sobre un moho peligroso que puede crecer en tales plantas en climas húmedos, y cree que esto es lo que en realidad mató a McCandless. Las semillas mohosas hacen que el ya débil McCandless se vuelva incapaz de volver a la civilización o de cazar, lo que lo conduce a su vez a una mayor debilidad. Hay tres cabañas, todas abastecidas con un botiquín de primeros auxilios y provisiones, dentro de las seis millas del autobús de McCandless, pero él no sabe que existen. Resulta, sin embargo, que un vándalo había destruido las tres cabañas recientemente de todos modos, por lo que las provisiones habrían estado arruinadas, incluso si McCandless hubiera sabido de su existencia y hubiera podido llegar a ellas.

Durante los días siguientes, McCandless logra matar pequeñas presas aquí y allá, y busca algunas bayas, pero el veneno en su sistema hace que esta comida sea inútil. Sus entradas en el diario se vuelven cada vez más escasas, y finalmente arranca una página de uno de sus libros que contiene un poema sobre la muerte, y escribe un mensaje de despedida en el dorso: "HE TENIDO UNA VIDA FELIZ Y DOY GRACIAS AL SEÑOR. ADIÓS Y QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS." Se toma una última foto frente al autobús, sosteniendo su nota de despedida, y luego se arrastra hacia su saco de dormir y en algún momento durante los días siguientes, muere.

Diez meses después de enterarse de la muerte de Chris, Walt y Billie deciden ir a ver el lugar donde murió. Planean ir como lo hizo Chris, pero el río todavía está demasiado alto, y así van con Krakauer al autobús en helicóptero. Billie dice que el área le recuerda el lugar donde creció en la Upper Peninsula, y cree que a Chris seguramente le encantó el lugar. Walt admite a regañadientes que tiene cierta belleza. Ponen una pequeña placa conmemorativa en el autobús, y Billie deja un botiquín de primeros auxilios con una nota a quien lo encuentre para que llame a sus padres lo antes posible.

Análisis

La sección final de Hacia rutas salvajes es especialmente trágica, en tanto muestra que McCandless, al menos desde la poca evidencia disponible de sus últimas semanas, ha madurado y está listo para reincorporarse a la sociedad. Hay cierta evidencia, en las notas que hacía en los libros que leía, de que, por ejemplo, estaba reconsiderando su postura sobre el perdón, y también sobre la intimidad, y quizás podría haberse vuelto capaz de estar cerca de otras personas de nuevo. Desafortunadamente, su ignorancia sobre las condiciones del Teklanika y su insistencia en visitar "territorio desconocido" sin llevar un mapa, significó que una vez que estuvo listo, mental y emocionalmente, para irse, no puso hacerlo físicamente. En esto vemos otro ejemplo del tema de la casi salvación de McCandless: si solo hubiera sabido de la canasta que cruzaba el Teklanika, casi con seguridad habría sobrevivido.

Aunque muchas personas menospreciaron a McCandless por su viaje a Alaska y por la forma en que murió, aquellos que reclaman que era un suicida no parecen tener mucho en lo que apoyarse, si nos basamos en los escritos de McCandless y en su intento de irse de la tierra salvaje. Y a pesar de que ignora ciertas cuestiones, logró sobrevivir durante cuatro meses, casi sin provisiones, en las duras tierras salvajes de Alaska, por lo que claramente era al menos capaz, si no experto. Además, los errores que se le achacaron como evidencia de su arrogancia e ignorancia no fueron en realidad errores que cometió él. Por lo tanto, aunque su muerte condene para siempre a McCandless a ser recordado por no haber podido sobrevivir en la naturaleza salvaje, de hecho estuvo muy cerca de haber tenido un viaje milagrosamente exitoso.

La comparación que algunos han hecho con Sir John Franklin es, por lo tanto, ciertamente injusta, aunque considerarla echa luz sobre algunas cuestiones. El único verdadero paralelismo es que tanto Franklin como McCandless sobreestimaron sus propias habilidades después de sobrevivir experiencias cercanas a la muerte, aunque la sobreestimación de Franklin fue mucho más extrema. Además, la arrogancia y la ignorancia de Franklin no fueron peligrosas y, en última instancia, letales solo para sí mismo: a él se le confió el cuidado de más de cien hombres en total, cuando debería haber sido plenamente consciente de que no podía siquiera cuidarse a sí mismo en la tierra salvaje. McCandless solo tenía su propia seguridad y su salud a cargo, y ponerlas en riesgo es ciertamente mucho menos terrible que poner en riesgo la seguridad de otros.

Sin embargo, no se debe olvidar, como parece haberlo hecho él mismo, que había muchos otros cuyo bienestar sí dependía del cuidado que McCandless tuviera de sí mismo. Esto puede explicar parcialmente por qué evitaba la intimidad, pues cuanto más gente dependiera de él, más tendría que ser responsable de sí mismo. Al tomar los riesgos que tomó, mientras la única seguridad que estaba en juego era la propia, estaba arriesgando la felicidad y la paz de todos aquellos que lo amaban. Al aislarse en el desierto, estaba tratando de cortar todos los lazos, pero desde la perspectiva de cualquiera que lo amara, de todos modos se preocupaban y pensaban en él constantemente, por lo que no había lazos verdaderamente rotos. Por lo tanto, no importa cuán nobles hayan sido sus metas y sus principios, es imposible ver sus acciones sin el egoísmo inherente a ellas.

La sección de cierre de Hacia rutas salvajes deja finalmente en claro que es imposible entender de verdad y completamente a otra persona. Krakauer pasa tres años investigando la vida y los viajes de McCandless, y tiene muchos paralelismos en su propia vida para ayudarlo a entender, pero al final no puede decir con certeza qué fue lo que llevó a McCandless, en última instancia, a la vida salvaje, ni por qué no sobrevivió a la incursión, y en cambio murió, solo, a los veinticuatro años. Ni siquiera puede decir con absoluta certeza qué fue lo que mató a McCandless. Y aunque intenta encontrar algunas respuestas destacando todos los ejemplos de aquellos momentos en los que McCandless casi tomó una decisión que podría haberlo salvado, al final es solo una conjetura, ya que este libro no es ficción sino una historia real, y solo puede tener el final que realmente aconteció.