Hacia Rutas Salvajes

Hacia Rutas Salvajes Citas y Análisis

McCandless se sentía lleno de ilusión por encontrarse ya camino del norte, pero también aliviado; aliviado por haber vuelto a sortear la amenaza inminente de establecer unos lazos de amistad demasiado estrechos, demasiado íntimos, con toda la complicada carga emocional que ello conlleva. Había huido de los claustrofóbicos límites de su familia. Había conseguido guardar las distancias con Jan Burres y Wayne Westerberg, alejándose de sus vidas sin darles tiempo a esperar nada de él. Y en ese momento también acababa de salir sin mayores problemas de la vida de Ron Franz.

Hacia rutas salvajes, 49

Este pasaje ilumina los profundos problemas que tiene McCandless con la intimidad, que son muy centrales en sus dos años de búsqueda fatal de un significado y de cierta paz. Durante estos dos años, McCandless no se comunica con su hermana, con quien tenía una relación muy estrecha, y si bien conoce a muchas personas y se acerca algunas de ellas, siempre se asegura de mantener cierta distancia.

En este pasaje está dejando a Ron Franz, que pasa el siguiente año esperando su regreso y viviendo de acuerdo a sus principios, mientras que McCandless ignora las responsabilidades y los lazos de la intimidad al irse al desierto, donde solo tiene que responder a sí mismo. Al permitirse a sí mismo olvidar las responsabilidades que uno tiene en cualquier relación, está ignorando el daño causado a aquellos que lo aman cuando arriesga su seguridad y su vida.

Por favor, devuelve mi correo a los remitentes. Tal vez pase mucho tiempo antes de que regrese al sur. Si esta aventura termina mal y nunca vuelves a tener noticias mías, quiero que sepas que te considero un gran hombre. Ahora me dirijo hacia tierras salvajes.

Hacia rutas salvajes, 60

Este pasaje consiste en las propias palabras de McCandless, escritas en su última postal a Wayne Westerberg antes de entrar en las tierras salvajes de Alaska. El hecho de que reconozca la posibilidad de no sobrevivir ha sido usado como evidencia de que su viaje fue intencionalmente suicida, pero esto parece altamente improbable. En cambio, el reconocimiento del riesgo, y de lo que realmente está en juego, muestra que su arrogancia y su orgullo no son tan extremos como muchos imaginan; no quiere morir, pero sabe muy bien que se está embarcado en un aventura peligrosa, y que su margen de error es muy pequeño. Siente que, sin embargo, vale la pena, por la experiencia real de vivir de forma completamente independiente y libre, y su emoción se puede ver la breve frase final de su postal a Westerberg.

Un estado parecido al trance gobierna tus esfuerzos, y la escalada se convierte en una especie de sueño clarividente. Las horas transcurren como si fueran minutos. La confusa carga que comporta la vida cotidiana —los descuidos y olvidos, las facturas sin pagar, las oportunidades perdidas, el polvo debajo del sofá, la inexorable dependencia de los genes— queda olvidada temporalmente, borrada de tus pensamientos por la arrolladora claridad de la meta y la seriedad de la tarea en curso.

Hacia rutas salvajes, 117

Este pasaje describe los sentimientos de Krakauer mientras escala el Pulgar del Diablo y es, esencialmente, su explicación del atractivo de la escalada o de las actividades de alto riesgo en general. Aquí se vuelve claro que sirve como una especie de escapismo, al menos para él. La intensa concentración requerida para sobrevivir significa que los problemas mundanos de la vida diaria no pueden imponerse, y Krakauer puede alcanzar una suerte de estado meditativo.

Los viajes de McCandless también son claramente escapismo en cierto nivel. Él parece tratar de escapar de las responsabilidades y de los vínculos de las relaciones humanas. Yendo a la naturaleza solo, sin posibilidad de contactarse con el mundo exterior, y enfocando toda su atención en mantenerse vivo, no puede ser llamado a
participar en las relaciones con aquellos que más se preocupan por él.

Han transcurrido siete semanas desde que el cuerpo de Chris apareció sin vida en Alaska, envuelto en el saco de dormir azul que Billie le había comprado y cosido. Walt observa, a través de una de las ventanas de su casa frente al mar, un velero que se desliza impulsado por la brisa.

Hacia rutas salvajes, 87

Este pasaje es emblemático del problema en el centro de la historia de McCandless. De lo que Krakauer aprende sobre él, parece haber sido una persona profundamente compasiva, y una parte significativa de su búsqueda de dos años fue alimentada por la sensación de injusticia que le producía la vida egoísta y codiciosa que tenía la mayoría de los estadounidenses. Su comportamiento arriesgado durante este tiempo es, sin embargo, profundamente egoísta, ya que causa dolor a todos los que lo aman, y especialmente a su familia, que ni siquiera sabe si está vivo durante dos años. De hecho, este no es solo un efecto secundario de su búsqueda, sino parte de su objetivo: explícitamente quería apartar a sus padres de su vida, y su enojo hacia ellos parece haber provocado en buena medida su necesidad de estar siempre en movimiento. Y así la pregunta que plantea Walt McCandless en este pasaje, y a la que Krakauer trata de encontrar una respuesta a lo largo del libro, es cómo puede una persona tan cariñosa y compasiva actuar así, tan egoístamente.

Cuando eres joven es fácil creer que mereces aquello que deseas y asumir que si quieres una cosa con el suficiente empeño tienes todo el derecho del mundo a conseguirla. En el momento de partir rumbo a Alaska aquel mes de abril, era un joven inexperto que confundía la pasión con la reflexión y actuaba siguiendo una lógica inconexa y oscura. Mi actitud no difería de la de Chris McCandless. Estaba convencido de que escalar el Pulgar del Diablo era la solución a todos mis problemas. Al final, claro está, no cambió casi nada. Pero comprendí que las montañas no eran buenas depositarlas de los sueños, y sobreviví para contar mi historia.

Hacia rutas salvajes, 126

Este pasaje demuestra los sentimientos de Krakauer hacia McCandless. Él no cree que McCandless sea tan ingenuo o arrogantes como muchos piensan, especialmente en Alaska, pero sí ve que era joven y que tenía muchas de las percepciones erróneas que suelen tener los jóvenes, y afirma que ese era realmente su principal defecto. Este pasaje implica que si McCandless hubiera sobrevivido, probablemente habría terminado madurando, aprendiendo a estar cerca de la gente, a perdonar los defectos de aquellos que amaba, a interactuar con la sociedad y el mundo de maneras menos extremas. Sin embargo, como muere (sin merecerlo ni más ni menos que Krakauer, si hubiera muerto en el Pulgar del Diablo) nunca tendrá la oportunidad, y en cambio es culpado por su ignorancia y su arrogancia.

Hace dos años que camina por el mundo. Sin teléfono, sin piscina, sin mascotas, sin cigarrillos. La máxima libertad. Un extremista. Un viajero esteta cuyo hogar es la carretera. Escapó de Atlanta. Jamás regresará. La cuasa: "No hay nada como el oeste." Y ahora, después de dos años de vagar por el mundo, emprende su última y mayor aventura. La batalla decisiva para destruir su falso yo interior y culminar victoriosamente su revolución espiritual. Diez días y diez noches subiendo a trenes de carga y haciendo autostop lo han llevado al magnífico e indómito norte. Huye del veneno de la civilización y camina solo a través del monte para perderse en una tierra salvaje.

Hacia rutas salvajes, 132

Este pasaje muestra cómo se siente McCandless acerca de su viaje hasta el momento, justo después de adentrarse en la tierra salvaje. Está claramente orgulloso de sí mismo y de lo que ha logrado, y profundamente entusiasmado con la "mayor aventura" que significa Alaska. También muestra, sin embargo, que probablemente tiene la intención de unirse a la civilización, a pesar de que la describe como venenosa, ya que llama a esto su "última aventura", que va a "culminar victoriosamente la revolución espiritual."

Y a pesar de que escribe que "jamás regresará," la implicancia no es que esté adentrando hacia la tierra salvaje para morir, sino que no volverá al este (ya que durante su viaje de dos años se ha enamorado profundamente del oeste norteamericano). Finalmente, el pasaje muestra cómo se entrelazan su necesidad de independencia y libertad y su incapacidad de dejar que la gente se acerque, cuando equipara su huida con la entrada a la tierra salvaje, y enfatiza que está solo, y que solo ahora puede disfrutar de la "máxima libertad."

De vez en cuando, mientras estudia las fotos, rompe a llorar como lo haría una madre que ha sobrevivido a su hijo, transmitiendo un sentimiento de pérdida tan enorme e irreparable que sobrepasa todo lo imaginable. Visto de cerca, un sufrimiento semejante por la pérdida de un ser querido convierte la más elocuente apología de los deportes de riesgo en algo vacuo y banal.

Hacia rutas salvajes, 108

Este pasaje sobre Billie McCandless después de la muerte de Chris, enfatiza que sin importar las intenciones que tenía Chris, su comportamiento fue profundamente cruel para con sus padres y su familia. El pasaje también es interesante debido a los meta-comentarios que ofrece. En el transcurso del libro, el punto de vista de Krakauer sobre McCandless es en gran medida indulgente, y Krakauer ciertamente comprende el atractivo que las actividades de alto riesgo tuvieron para él. Sin embargo, aquí reconoce que ante la devastación de un padre por la pérdida de un hijo, es muy difícil defender el comportamiento de McCandless, sin importar qué tan bien intencionado o importante le pareció en su momento, lo que implica que Hacia rutas salvajes en sí mismo no puede defender a McCandless cuando se trata del dolor que sufren sus padres.

Ya es medianoche. Roman, Andrew y yo continuamos despiertos, intentando entender la vida y la muerte de Chris McCandless, pero la esencia de su comportamiento se nos escapa, como si fuera una realidad vaga e inasible.

Hacia rutas salvajes, 149

Este pasaje representa uno de los temas importantes del libro: es imposible conocer realmente la historia de otra persona, lo que la motiva, cómo terminan, dónde lo hacen, etc., y que este es un problema inherente a la biografía. Sin embargo, es aún más cierto para esta biografía específica porque McCandless ha muerto, y ha dejado un camino bastante difícil de alcanzar. Sus diarios son principalmente descripciones de eventos y de comidas, y abarcan casi un año entero durante el cual no deja ninguna documentación. Krakauer hace todo lo que puede para "entender la vida y la muerte de Chris McCandless", y finalmente parece acercarse mucho. Sin embargo, una verdadera y completa comprensión sigue siendo imposible.

No puedo evitar identificarme con el chico —confiesa Roman mientras hurga con un palo en los rescoldos—No me gusta admitirlo, pero hace algunos años yo mismo podría haberme encontrado en una situación semejante. Supongo que en la época de mis primeros viajes por el interior de Alaska me parecía mucho a McCandless. Era tan inexperto como él, y mis ansias de aventura eran las mismas. Estoy seguro de que muchos habitantes de Alaska también tenían mucho en común con McCandless cuando llegaron aquí por primera vez, incluyendo quienes lo critican. Tal vez por eso son tan duros con el muchacho. Quizá les evoca demasiados recuerdos sobre sus propias actitudes.

Hacia rutas salvajes, 148

Este pasaje vuelve a enfatizar que fue la muerte de McCandless, causada por un error inocente, lo que hizo que tantos habitantes de Alaska lo despreciaran. El amigo de Krakauer, Roman, es famoso por haber logrado una hazaña similarmente peligrosa y quizás algo errónea, pero si hubiera muerto, habría sido considerado como McCandless ahora. Y Roman señala que este enojo probablemente se deba a que él no es el único que se ve a sí mismo en McCandless. Al recordarles a las personas que tienen o que solían tener tendencias similares cuánto está en juego cuando se entregan a un comportamiento arriesgado, McCandless constituye esencialmente un recordatorio de su propia mortalidad.

Es habitual que un muchacho se sienta atraído por una actividad que sus mayores consideran imprudente; adoptar un comportamiento arriesgado forma parte de los ritos iniciáticos de nuestra cultura tanto como de cualquier otra. El peligro siempre ha sido seductor. En gran medida, esto es lo que lleva amuchos adolescentes a conducir demasiado rápido, beber en exceso o pasarse en el consumo de drogas; o lo que ha hecho que las naciones nunca hayan tenido demasiados problemas para reclutar a numerosos jóvenes en caso de guerra. Puede argumentarse que el arrojo de la juventud es, en realidad, una adaptación evolutiva, un comportamiento que ya está codificado en nuestros genes. A su manera, todo lo que hizo McCandless fue asumir un riesgo desde la perspectiva de llevarlo a su extremo lógico.

Hacia rutas salvajes, 146

Este pasaje subraya que el comportamiento de McCandless no es completamente único o inusual. Aunque obviamente vive de una manera en la que muy pocos lo hacen, y particularmente muy pocos que crecen con las oportunidades que él tiene, la fuerza impulsora detrás de su comportamiento no es inusual. También refleja la idea de que, si hubiera sobrevivido, probablemente lo habrían contemplado con admiración, y se lo habría considerado una persona con un logro impresionante. Sin embargo, dado que falleció, muchos lo han vilipendiado, y solo han visto arrogancia y estupidez en su osadía, cuando, en realidad, es probable que esta haya sido provocada en mayor medida por su juventud.