Fedro

Fedro Resumen y Análisis Discurso de Lisias en boca de Fedro (230e-234c)

Resumen

Lisias compone (según gran parte de la crítica lo hace "a pedido") un discurso sobre el amor, en el cual un hombre mayor busca convencer a un joven de escoger como maestro y amante a alguien que no lo ame. Procede Lisias entonces a plantear una serie de argumentos en contra del amor entre el maestro y el alumno.

Para favorecer la comprensión del discurso vamos a enumerar los argumentos que usa Lisias para sostener que la relación que postula es superadora con respecto a la del maestro que ama a un joven:

1. Quien ama puede arrepentirse de dar su favor luego de que el deseo disminuya, mientras que quien no ama verá los favores sencillamente como un intercambio.
2. Quien no ama puede entregarse a los placeres sin tener que ocuparse por el impacto negativo que esto pueda tener en su vida personal o sus negocios. Es decir, el amor no lo hará distraerse de otros asuntos.
3. Quien ama, cuando encuentra un nuevo objeto de deseo, puede maltratar a sus amantes anteriores.
4. Quien ama, según Lisias, está loco. Y no tiene sentido entonces hacer favores a un hombre enamorado, ya que tal hombre es un enfermo y en tales condiciones no puede tomar sabias decisiones.
5. El amor limita nuestras elecciones. Es más probable encontrar a alguien que merezca la amistad que le brindamos si el amor no es una preocupación.
6. No debe temer el joven a que el oprobio lo alcance estando con un hombre que no lo ama, porque quien no ama es más sensato y no buscará hacer alarde de la conquista.
7. Mientras que los amantes siempre serán vistos como personas que ceden al deseo, los no amantes no serán observados por pasar tiempo juntos, ya que "saben que es inevitable que uno converse con alguien, sea por amistad sea por algún otro placer" (232b).
8. Quienes aman son celosos, y los celos pueden interferir en la relación. El amante celoso puede no estar bien predispuesto a la educación del muchacho.
9. Quienes aman suelen sentirse atraídos por el cuerpo más que por el carácter, por lo cual quizá, una vez satisfecho el deseo, no quieran seguir siendo amigos.
10. Un amante muchas veces suele dejarse llevar por excesos (el placer, la ira). Esos excesos difícilmente puedan conducir a una amistad duradera.
11. Cabe recordar que puede existir un tipo de amor fuerte y duradero sin erotismo. Un ejemplo de esto son los amigos de confianza y la familia.
12. Es conveniente dar los favores a quien mejor puede devolverlos y no a quien más lo necesita: "los amigos suelen criticar a un amante por su mal comportamiento; pero nadie cercano a quien no ama piensa que el deseo le haya llevado a juzgar mal sus intereses" (234b).

Por último, el discurso aclara que, así como no se reparten favores indiscriminadamente a todos los maestros que aman, no insta tampoco a los jóvenes a repartir sus favores indiscriminadamente a todos aquellos que no aman.

Análisis

Instalados ya en la naturaleza, en ese espacio idílico habitado por los dioses, Sócrates y Fedro se disponen a abordar el discurso. Ya desde la Antigüedad se ha discutido mucho si el texto de Lisias es un discurso histórico o se trata de una parodia de Platón. Esta última opinión se basa en que Platón era capaz de imitar cualquier estilo.

Asimismo, se dice que el discurso de Lisias es "epidíctico", es decir, que es una exhibición de destreza oratoria que tiene como fin mostrar la capacidad de un escritor, inclusive cuando el tópico es poco prometedor. Este tipo de discursos servían en la Antigüedad en general como un modo de promocionarse para el escritor, de exhibir su talento. En este sentido, cuanto más insostenible era la tesis, y cuanto mejor se argumentara para defenderla, tanto más efecto publicitario tenía. En este caso, resulta extraño que el discurso comience abruptamente (más adelante Fedro aclarará que, en realidad, esta lectura es el final del discurso; es decir, que falta una parte).

El discurso de Lisias aborda la práctica de la pederastia, la relación sexual entre un hombre mayor y un joven. Aunque este tipo de relaciones no eran generalmente bien vistas en la antigua Grecia y, en particular, en la ciudad de Atenas, también es cierto que eran muy frecuentes. Este tipo de relaciones no interferían en los vínculos con las mujeres; el hombre mayor podía, a la vez que tenía relaciones con un joven, casarse. El joven, a su vez, podía casarse más adelante. En este intercambio entre ellos, el hombre mayor recibía placer y el hombre joven recibía instrucción, educación y edificación.

El discurso de Lisias propone una mirada puramente utilitaria de la práctica de la pederastia. El amor erótico representa, según él, una fuerza maníaca que conduce al hombre mayor a cometer acciones irracionales (por ejemplo a través de los celos) y excesivas. Lo que quedaría, si se quita el desenfrenado amor de por medio, entre el hombre y el joven, es una relación sexual placentera y una supuesta mejor educación para el muchacho. Se justifica esto diciendo que el amor introduce enredos que interfieren con lo que importa a ambas partes, placer y educación. Un amante es un loco, un "maníaco", un apasionado. Es alguien que ha perdido la "autarquía", el control sobre sí. Un ciudadano de la polis que se considera virtuoso, debe evitar esta situación, debe controlar su voluntad. Es importante, para esto, no tener miedo de perder al otro: la dependencia de un otro nunca es buena.

Una aclaración pertinente cabe con respecto al concepto de "amistad". En la sociedad griega antigua, la amistad era el lazo social por excelencia. Los sujetos recibían una consideración acorde a la cantidad de amigos que tenían. Es por esto que, en el caso de que el amor medie, al impedir el hombre mayor a un joven mantener otras relaciones con otros hombres por celos, pone en riesgo su futura vida social.

Por lo pronto, el discurso se presenta como cuestionable en cuanto a la posibilidad de extirpar el eros de las relaciones sexuales de la manera que propone Lisias; todavía carecemos de argumentos para oponer en este sentido, pero Sócrates avanzará sobre esto más adelante caracterizando la mirada del autor del discurso como utilitaria con respecto al vínculo amoroso. Cabe destacar que la crítica al discurso de Lisias tiene implicancias para pensar las relaciones entre las acciones que realizamos por utilidad, las acciones que realizamos por placer y las acciones que realizamos porque son intrínsecamente buenas. Lisias apela a la utilidad de la relación maestro-alumno y a la conveniencia. Asocia, además, el eros al puro impulso sexual y no al placer en la amistad y el amor. Volveremos sobre esto más adelante, pero es importante establecer estos conceptos, ya que, como el texto en su segunda mitad aborda el asunto de la retórica, podemos ir pensando a partir de ahora en qué partes del alma intervienen en relación con ella: ¿Las partes del alma que aman? ¿Las que buscan un beneficio? ¿Las que buscan el bien?

En el discurso de Lisias, se presupone que el amor es simplemente un nombre que se le da al deseo sexual desenfrenado y es, por lo tanto, una enfermedad. De ser así, por supuesto que tendría sentido que Lisias recomiende en su discurso no conceder favores a quienes aman. Con el correr del diálogo veremos que la falsedad de esta suposición quedará al descubierto. Para esto, no debemos olvidar las intenciones de quien encarga el discurso a Lisias: un hombre mayor que busca ganarse el favor de un joven. Como bien dijimos en el análisis del prólogo, "ganarse el favor" tiene una connotación sexual ineludible que no se menciona literalmente por una cuestión de decoro.

Además, cabe aclarar también que en el discurso, todas las predicciones enumeradas acerca del comportamiento de los amantes desenfrenados se basan en "lo verosímil". Por el contrario, las condiciones que Sócrates exige para la composición de un buen discurso es que sea un todo orgánico, que comience por el principio, con una definición de sus términos, y que luego argumente de un modo lógico hasta su final; basarse en "lo verosímil" para predecir conductas será criticado fuertemente. A continuación, Sócrates ofrecerá un breve modelo sobre el mismo tema que aborda Lisias, y que busca alcanzar una retórica más refinada y potencialmente más seria.