El zorro de arriba y el zorro de abajo

El zorro de arriba y el zorro de abajo Resumen y Análisis Segundo diario

Resumen

Este Segundo diario pertenece también a la Primera Parte de la novela, la más extensa y heterogénea de la obra. Aquí volvemos a encontrar la voz del autor, diferenciada por el uso de letras cursivas. Esta entrada del diario está fechada el 13 de febrero de 1969 en el Museo de Puruchuco, Lima. Han pasado unos ocho meses desde la última entrada del Primer diario.

Tras dejar en claro que se ha desplazado de Santiago de Chile hasta Perú y que ha visitado varias veces Chimbote, lo primero que afirma el autor aquí es que no está en condiciones de escribir el Capítulo III para dar continuidad a la ficción. Por lo tanto, decide "divagar".

En primer lugar, recuerda la escritura de Todas las sangres, una de sus novelas más célebres. Comenta que la ha escrito en dos etapas separadas por varios años y que la ha releído recientemente "por obligación". De inmediato, propone una lectura muy asertiva de su propia obra: asegura que en la novela contiene el mundo indohispánico: los hombres indígenas originarios de América y los colonizadores españoles. A ambos los llama "diablos" y dice que se han mezclado en Perú. Esa mezcla es compleja y tensa, es una larga y potente lucha en las entrañas de la nación latinoamericana. Los dos diablos deben pelear a muerte. En Todas las sangres es el "río sangriento" o "yawar mayu" quien gana la pelea. Arguedas muestra aquí su doble cultura y su bilingüismo característico: "que así llamamos en quechua al primer repunte de los ríos que cargan los jugos formados en las cumbres y abismos por los insectos, el sol, la luna y la música. Allí, en esa novela, vence el yawar mayu andino, y vence bien. Es mi propia victoria" (114).

Asimismo, Arguedas sostiene que no puede continuar con su novela porque no entiende lo suficientemente bien qué ocurre en Chimbote y en el mundo en general.

Luego cuenta que sufre de insomnio y de angustias y que ha decidido, nuevamente, suicidarse. Se reconoce y se siente profundamente serrano y se compara con un ave llamada pariona o pariwana: un gran pato de las lagunas de la altura que sobrevuelan todas las montañas, a más de 5000 metros de altura. Sus alas son del color de la sangre, rojas y blancas. El autor cuenta que, según dicen, la bandera peruana inspiró sus colores en esta ave.

Cuenta que escribió el Capítulo II estando en Chimbote, con cierta preocupación por no "conocer bien Chimbote ni conocer como es debido ninguna otra ciudad de ninguna parte" (115). Cree que siempre ha sido feliz o ha estado asustado en las ciudades que visitó y que esos estados de ánimo no le permitieron conocerlas bien. Describe su experiencia de una semana en Nueva York y relata que allí sedujo a "una negrita" hablándole en quechua.

De inmediato, insiste con sus pensamientos suicidas y resalta su malestar: dolores de cabeza, insomnio, fatiga. Recuerda que ha pasado un año en la prisión de un país del tercer mundo y que ha escrito una novela sobre esa cárcel. Se siente como si despertara después de un coma profundo y por eso se pregunta cómo hacer para retomar la novela, cómo tramar las muchas líneas que ha creado en los Capítulos I y II, tan ricas en personajes. En ese sentido, menciona que se encuentra de licencia en su trabajo de la Universidad: le han dado diez meses para escribir esta novela y ya han pasado más de cuatro. Debe concentrarse en su trabajo, que es escribir literatura.

En este segmento se dirige directamente, usando la segunda persona, a su psiquiatra, la Dra. Hoffman, a quien volverá a mencionar en el epílogo. Con ella ha conversado sobre la novela y en particular sobre la escritura del tercer capítulo. Cree que tal vez necesite volver a Santiago para seguir escribiendo al cuidado del hogar de Angelita Heinecke, pero ya afirma que va a integrar los diarios en la novela: "Son parte del libro si ha de existir tal libro" (118).

Cerrando el diario, cuenta que irá a almorzar a un restaurante llamado "Miguel Ángel" en Vitarte, cerca de Puruchuco. Es un lugar donde comen obreros, cholos, pasajeros de camión, comerciantes y algunos profesores de la Universidad Agraria donde él mismo trabaja. Finalmente, vuelve a dirigirse en segunda persona, esta vez a Julio Gatiasburú, que es un amigo muerto. Le dice que la revolución socialista solo tiene lugar en Cuba dentro de América y vuelve a anunciar que no puede escribir el próximo capítulo porque es "de la lana", "de la altura", es decir, es serrano de origen y por eso no puede conocer verdaderamente la ciudad, la costa civilizada. En este punto parece decirlos que los "zorros" son los serranos.

El apartado finaliza con una nota muy breve donde cuenta que está de regreso en Santiago, en la casa de Angelita Heinecke y ha comenzado a escribir el Capítulo III. Está fechada el 6 de marzo.

Análisis

En este Segundo diario encontramos muchos de los tópicos que ya se han presentado en el primero: la lucha del autor por la vida, su malestar y sus grandes dificultades para escribir. Como no logra darle continuidad a la ficción se dedica a estos pasajes autobiográficos y, declara explícitamente que su escritura es un divague. Como notamos al leer tanto los diarios como la ficción, la obra es inconexa, desconcertante, caótica, confusa.

De todas maneras, los diarios organizan el proyecto literario de Arguedas y nos ayudan a comprender mejor la obra. Así, por ejemplo, aquí vuelve a su célebre novela Todas las sangres, que tiene muchos puntos en común con El zorro de arriba y el zorro de abajo: también fue escrita en etapas, a lo largo de diferentes años, y en ambas explora y retrata la realidad peruana a través de la presentación de mezclas y conflictos entre individuos indígenas y extranjeros. De esta forma, vuelve a reafirmar su interés por el tema de la identidad y su propia identificación con la cultura andina.

En la misma línea, y de manera un tanto extraña, declara que no logra escribir sobre Chimbote porque es una ciudad, y él no conoce verdaderamente las ciudades. Sin embargo, El zorro de arriba y el zorro de abajo es un gran retrato urbano que se inserta en una tradición latinoamericana del siglo XX: las novelas sobre ciudades y su estrepitoso desarrollo. Además, Arguedas se mueve entre la literatura y la antropología, por lo cual investiga en Chimbote para poder producir su obra, efectúa una suerte de trabajo de campo: recorre el lugar, conversa con los pescadores, rastrea documentos y materiales.

Otra cuestión importante que se hace presente en este diario es la del trabajo: Arguedas se encuentra de licencia para escribir esta novela. Aunque en el Primer diario, dentro de la polémica con Cortázar ha dicho que no es un escritor profesional, que no escribe para ganar dinero sino porque es su modo de vivir, lo cierto es que la escritura es uno de sus trabajos. Y sabe que debe aprovechar el tiempo de la licencia para producir esta novela.

Por último, se destaca el pasaje en el que se dirige directamente a su psiquiatra, la Dra. Lola Hoffman. Le agradece por atenderlo y así retoma la idea de la escritura como terapia que ya ha esbozado en el Primer diario. Pero además, este uso de la segunda persona anticipa el gesto de las cartas y notas que componen el epílogo. Así, empieza a crear otra capa de la obra: El zorro de arriba y el zorro de abajo es también un testamento, con indicaciones y mensajes para sus seres queridos y para quienes lo han acompañado durante sus últimos años de vida.