El segundo sexo

El segundo sexo La reinterpretación de la filosofía existencialista en 'El segundo sexo'

La filosofía existencialista es una base sólida y vertebral para el pensamiento de Simone de Beauvoir en El segundo sexo, su obra más célebre. Para dimensionar con mayor precisión la postura de esta filósofa y sus contribuciones a la teoría feminista, es necesario atender al panorama más amplio de esta corriente filosófica. Si bien el existencialismo da fundamento a muchas ideas de Beauvoir, no engloba la totalidad de su pensamiento, y asumir que ella apenas repite o aplica ideas existencialistas ajenas, sería simplificar su obra.

Es común asociar el existencialismo con Jean-Paul Sartre, filósofo francés, compañero de vida y de trabajo de Beauvoir. Varias lectoras críticas de la obra de Simone de Beauvoir se dedican explicar la originalidad de sus teorías. La especialista española Teresa López Pardina, por ejemplo, subraya que: "el existencialismo de Beauvoir representa una hermenéutica propia dentro de esta corriente filosófica" (p. 9), y encuentra en El segundo sexo usos novedosos de los pensamientos de filósofos como Kierkegaard, Heidegger, Hegel y Marx.

A su vez, esta crítica demuestra que el modo de argumentación de Beauvoir es diferente al de Sartre (quien aplica la fenomenología de Husserl), ya que ella se vale del método clásico de confrontación de tesis, típico del pensamiento francés. Esto se ve con claridad en la obra: la autora presenta las ideas de otros pensadores e inmediatamente las cuestiona y refuta de acuerdo con sus propias nociones y evidencias. Y, sobre todo, López Pardina remarca la diferencia en las definiciones de "situación" de Sartre y Beauvoir respectivamente. Para la filósofa, el individuo "no tiene una libertad absoluta desde el momento en que, en todas las acciones que emprende, su libertad está más o menos cercenada por la situación" (p. 12). Si para Sartre existe la libertad como un absoluto, para Beauvoir no.

En su lectura de El segundo sexo, Dorothy Kaufmann McCall destaca que la conceptualización de "inmanencia" y "trascendencia" usada por la autora proviene de El ser y la nada, una de las obras más importantes de Sartre. Entonces, la especialista explica que la inmanencia se refiere a los aspectos de la existencia humana que están dados, garantizados y son de carácter pasivo, mientras que la verdadera libertad descansa en el impulso de trascendencia que lleva a una persona más allá de lo dado y hacia proyectos que rompan los límites y creen contribuciones, nuevos aportes creativos para el mundo. El existencialismo se preocupa por entender los propósitos de la vida del ser humano y establece que ese propósito es, precisamente, trascender lo que es dado, lo natural. Uno de los presupuestos básicos de esta corriente filosófica es que no existe ningún Dios, lo cual quiere decir que los humanos se definen y son definidos entre sí; no hay una divinidad que dé sentido a sus vidas ni determine quiénes son. Es por eso que un ser humano no es automáticamente un sujeto, sino que se realiza como sujeto o como objeto dependiendo de su posición social, de su relación con los demás humanos y con sus propias actividades (inmanentes o trascendentes).

No resulta complejo notar que estas propuestas existencialistas coinciden con algunos de los presupuestos fundamentales de Beauvoir. Al igual que Sartre, asume que no existe Dios y que los humanos se definen entre sí dentro de un contexto social. Ahora bien, McCall señala que la autora no repite estas ideas mecánicamente, sino que las reinterpreta en un marco feminista original y novedoso. El segundo sexo sostiene que el hombre se define a sí mismo como sujeto y que coloca a la mujer en la posición del objeto. Incluso en los contextos sociales en que los hombres adoran a la mujer como productora de vida, la siguen definiendo como una entidad por fuera de lo humano. Por lo demás, sigue siendo el hombre quien define a la mujer; ella no se define a sí misma. Es así que la mujer ha sido concebida sistemáticamente como un Otro, como un objeto, más allá de las valoraciones más o menos positivas que cada sociedad le haya asignado.

En esta interpretación, ser un sujeto o ser un objeto no depende del individuo, sino que es una cuestión definida por el sexo (hoy diríamos el género) de ese individuo. De acuerdo con el existencialismo, los seres humanos, en su búsqueda de trascendencia, quieren dominar, controlar, modificar y crear la naturaleza que los rodea. Si bien este sería un impulso característico de todo ser humano sin importar su genitalidad, Beauvoir plantea que, desde tiempos prehistóricos, las diferencias anatómicas y reproductivas son aprovechadas por el hombre para dominar esa naturaleza a través de la opresión de la mujer. Para que esa dominación pueda tener lugar, la mujer debe concebirse como objeto; no puede trascender.

McCall subraya que la filosofía de Sartre en sí puede entenderse como feminista o no, dependiendo del punto de vista. Su foco principal se posa sobre los modos en que el ser humano puede encontrar la libertad, y sostiene que esta libertad descansa en el dominio y la superación de su estado natural. Esto puede significar que no existe la inferioridad femenina natural, ya que Sartre rechaza cualquier noción de "naturaleza humana". Por el contrario, también puede interpretarse que el planteo indica que la mujer es menos libre y menos humana que el hombre porque ella tiende a las actividades más naturales y a las posiciones más sumisas.

Sin embargo, es la interpretación de Beauvoir del existencialismo la que permite integrarlo con el feminismo de una manera más nítida y productiva. Al considerar la división de los individuos en hombres y mujeres y evaluar las diferencias históricas entre ambos, la filósofa no solo desarma las ideas de lo femenino y de la mujer construidas por la sociedad, sino que, a su vez, especifica que la búsqueda de la trascendencia es una característica de todo ser humano, más allá de su genitalidad. La trascendencia define la humanidad, no la masculinidad. Por eso, la autora propone una liberación colectiva de las mujeres que construya una situación social diferente, sin limitaciones, donde la mujer pueda ser un humano libre y pleno.