El segundo sexo

El segundo sexo Ironía

Beauvoir describe irónicamente a la mujer como hembra

En las primeras líneas de la obra, la autora se pregunta qué es una mujer. Para comenzar a construir su respuesta, se propone desarmar las ideas tradicionales que limitan a las mujeres como seres humanos plenos. Así, se vale de la ironía al afirmar que la mujer "es una matriz, un ovario; es una hembra, y basta esta palabra para definirla" (p. 67). Todas las reflexiones de El segundo sexo están destinadas a discutir con esa idea reducida de la mujer como pura animalidad.

Beauvoir afirma con ironía que la maternidad es la realización plena de la mujer

El capítulo sobre "La mujer casada" termina con un párrafo que funciona como pasaje a la siguiente sección, dedicada a la maternidad. En esas líneas leemos: "Si como esposa no es un individuo completo, lo llega a ser como madre: el hijo es su alegría y su justificación. Por él se realiza completamente desde el punto de vista sexual y social; por él la institución del matrimonio toma sentido y alcanza su objetivo. Examinemos, pues, esta etapa suprema del desarrollo de la mujer" (p. 687). El tono irónico de la propuesta se potencia en la idea de que la maternidad es la realización plena de la mujer, que tener hijos es desarrollarse plenamente. Como se ha mencionado, los humanos buscan su subjetividad más allá de la reproducción; la trascendencia tiene que ver con la posibilidad de tener proyectos creativos que impliquen contribuciones para la sociedad.

Beavoir asegura con ironía que la menstruación tiene poderes maléficos

Tal como se ha examinado, la menstruación funciona como símbolo de la esencia negativa de la mujer. Al reflexionar sobre este asunto, la autora asume un tono irónico y afirma que "los poderes maléficos de la sangre menstrual son mucho más singulares" (p. 237). Es evidente que, para Beauvoir, la menstruación no se relaciona con la magia ni con la maldad, sino que es un proceso fisiológico central para la reproducción humana. Este uso de la ironía le sirve para ridiculizar la antigua noción de que las funciones del aparato reproductor femenino son místicas, oscuras, tenebrosas.