El obsceno pájaro de la noche

El obsceno pájaro de la noche Elementos Literarios

Genero

Novela.

Configuración y Contexto

Chile, mediados del siglo XX. La historia también se remonta a la época de la Independencia, a comienzos del siglo XIX y a fines del XVIII.

Narrador y Punto de Vista

El Mudito narra en primera, segunda y tercera personas, cambiando constantemente de punto de vista, al asumir sus propias perspectivas presentes y pasadas y las de otros personajes.

Tono y Estado de Ánimo

Tenso, delirante, paranoico.

Protagonista y Antagonista

En términos generales, es posible pensar que el Mudito es el protagonista de la novela, y su antagonista principal es Jerónimo Azcoitía. También antagoniza de manera potente con otros personajes, como el doctor Azula, la Peta Ponce y Emperatriz.

Conflicto Principal

El Mudito ve su identidad fragmentada y reflejada en otros personajes que lo acechan. En particular, Jerónimo de Azcoitía y la Peta Ponce se apropian de su cuerpo y de toda su existencia para cumplir con sus propios objetivos, es decir, que lo usan como si fuera un objeto y así se va borrando su identidad, se despersonaliza. Intenta deshacerse de ellos, pero no lo logra. Mientras tanto, se ve atormentado porque tiene un proyecto literario que le permitiría reapropiarse de su identidad, pero no logra escribirlo.

Climax

Si bien podrían identificarse varios puntos de clímax en la novela, dado que no tiene una estructura narrativa lineal, es posible destacar la secuencia en que la Peta Ponce hace una brujería para que Inés pueda quedar embarazada. Esa noche, divididos en dos parejas, Inés, Jerónimo, el Mudito y la Peta tienen sexo, pero no queda claro quién se acuesta con quien. Este es el punto álgido de la confusión de identidades entre diferentes personajes que se encarnan sucesivamente los unos en los otros.

Presagio

A lo largo de la obra podemos encontrar una multiplicidad de indicios, presagios y otros elementos que anticipan cuestiones que serán fundamentales en los capítulos subsiguientes. Esto colabora con el procedimiento caótico general de la novela, en que se entrecruzan los espacios, las temporalidades y las identidades de los personajes y del narrador. Así, por ejemplo, en los primeros capítulos se mencionan los nombres de personajes que se vuelven muy importantes hacia el final de la obra, como Emperatriz y el doctor Azula. Además, en la primera descripción de la Casa de la Encarnación de la Chimba se menciona el patio de la palmera, y más tarde nos enteramos que es allí donde la niña-beata realizó el milagro de sostener la edificación durante un terremoto.

Atenuación

Al ser mencionados por primera vez, algunos personajes parecen insignificantes. Los lectores creemos que son apenas una figura pasajera, pero más adelante descubrimos que están en el núcleo de la narración. Tal es el caso de Emperatriz, como se ha mencionado. Otro ejemplo es el Padre Azócar: al presentarlo se dice que inventa cosas y que no podrá demoler la casa, pero al final, en efecto, logra desalojar a todas las habitantes del lugar.

Alusiones

A lo largo de la novela, se destacan alusiones a figuras políticas chilenas, en particular, y latinoamericanas, en general, como Salvador Allende, el Che Guevara y Fidel Castro. También hay alusiones a la mitología mapuche mediante las figuras del chonchón y el imbunche, y a la mitología grecorromana a través de las estatuas de la Diana Cazadora y de Apolo. Por último, abundan las alusiones cristianas, ya que se menciona varias veces a la Virgen María y a diversos santos, entre los que destaca el Arcángel Gabriel.

Imágenes

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Paradoja

Jerónimo Azcoitía es un hombre sumamente poderoso, pero depende por completo de la mirada del Mudito, un hombre de origen pobre, sin educación ni riquezas que no tiene voz, pierde su nombre y se despersonaliza por completo.

Paralelismo

La novela se construye sobre un entramado complejo de paralelismos. Algunos de los más recurrentes se dan entre la niña-bruja y la niña-beata de las consejas, la Inés del pasado y la Inés del presente, la bruja de la conseja y la Peta Ponce, Inés Santillana de Azcoitía e Iris Mateluna, y el Mudito y Jerónimo de Azcoitía.

Metonimia y Sinecdoque

La Casa es presentada en varias ocasiones como metonimia de sus habitantes. Por ejemplo: "Cuando se sabe que don Clemente ha hecho una de sus apariciones, un estremecimiento de fervor sacude la casa" (p. 76). El estremecimiento es experimentado por las ancianas, que le tienen miedo al fantasma de Clemente de Azcoitía, pero el texto le adjudica esa emoción a la propia casa.

Personificación

La cabeza de cartonpiedra del Gigante aparece personificada cuando se confunde con la identidad del Mudito y habla por sí misma: "... a eso estoy reducido, mi enorme nariz transformada en falo, soy un falo lacio, hueco, de cartonpiedra, nada más, yo entero fláccido sin sangre ni nervios, alguien me agarra, ya, suéltame la pichula..." (pp. 137-138).