El libro de la selva

El libro de la selva Resumen y Análisis "Los perros jaros", "Correteos primaverales"

Resumen

“Los perros jaros”

Después de que Mowgli y los animales destruyen el pueblo, empieza la parte más agradable de la vida de Mowgli en la jungla. Los animales lo aprecian y temen. Vive un sinnúmero de aventuras.

Las cosas están cambiando en la Manada. Padre y Madre Lobo mueren y Mowgli llora y se ocupa de tapar la cueva y entonar una canción de lamento por su pérdida. Baloo, Bagheera y Akela están más viejos y menos ágiles. Mowgli tiene que cazar para Akela, porque él ya no lo pude hacer por sí mismo. La Manada eligió a un nuevo líder, Phao, pero Akela y Mowgli siguen teniendo autoridad. Mowgli incluso se presenta en las reuniones del Consejo para asegurarse de que todo esté en orden.

Una noche, Mowgli y sus hermanos lobos escuchan unos aullidos como no escucharon desde la muerte de Shere Khan. Se trata del pheeal, un desagradable aullido que indica que hay una gran cacería en algún lugar. Mowgli y sus hermanos van a la Roca del Consejo. Allí los lobos se reúnen. Al Consejo se presenta un lobo cubierto de mordeduras y lastimaduras. Se presenta como Won-tolla, que significa “el que vive fuera de la manada” (p.409).

El forastero les cuenta a los lobos de la manada que los dholes, los perros rojos, asesinaron a toda su familia. Won-tolla, sirviéndose del Derecho de Sangre, cobró venganza y mató a tres de los perros que asesinaron a su familia. Por eso, ahora toda la manada sigue su rastro. Akela le ofrece comida y Phao parece dispuesto a ayudar a perseguir a los perros. Si bien los dholes no son tan grandes ni astutos como los lobos, son fuertes y numerosos. Sus manadas están compuestas por al menos un centenar de individuos.

Mowgli no tuvo mucho trato con los dholes, pero los desprecia porque huelen mal, son sucios y tienen pelos entre los dedos de las patas. Akela siente lo mismo que Mowgli y declara que esta será su última cacería. Mowgli también quiere participar, pero Akela y Won-tolla intentan convencerlo de que no lo haga, porque no sabe en qué se está metiendo. Mowgli declara: “mi cuchillo será un colmillo más de la Manada” (p.412).

Mowgli se ofrece para ir a contar cuántos miembros tiene la manada de perros. En el camino se encuentra con Kaa, la serpiente amiga de Mowgli. Se sienta sobre una parte de su cuerpo como si fuera una hamaca. A Kaa tampoco le parece la mejor idea que Mowgli participe en la cacería de los perros. Además, no entiende por qué quiere ayudar a la manada que lo expulsó. Mowgli le dice que eso ya es parte del pasado, y que si bien es cierto que es un ser humano, “el estómago me dice esta noche que soy un lobo” (p.414).

Kaa sigue sin estar convencida, pero, al ver a su amigo tan decidido, intenta ayudar. Es muy vieja, así que permanece durante una hora repasando todos sus largos años para encontrar en su memoria algo que le pueda servir a Mowgli para cazar a los perros. Mowgli siente que Kaa se mueve nuevamente; ha pensado en algo que puede funcionar. Kaa le pide a Mowgli que la acompañe hasta la garganta del río Waingunga.

Al llegar, Mowgli siente un olor dulce y agrio. Kaa le explica que allí vive el Pequeño Pueblo de las Rocas: las furiosas abejas negras silvestres de la India. Para Mowgli, ese territorio es un “Lugar de la Muerte”. Kaa le dice que no hay nada de que preocuparse, porque las abejas duermen a esa hora. A continuación, le cuenta una historia en la que un gamo que huía de su predador terminó en el territorio del Pequeño Pueblo. El gamo saltó desde lo alto de las rocas y las abejas no lo alcanzaron porque llegó al agua. En su lugar, atacaron a su predador. Lo que sugiere Kaa es que haga lo mismo con los perros salvajes. La idea es que Mowgli lleve a los dhole hasta allí para que unos mueran por las abejas y otros sean interceptados por los lobos cuando orillen tras lanzarse al río.

Kaa y Mowgli regresan a la Manada y comparten su plan. Mowgli tiene que conseguir que los dhole empiecen a seguir su rastro en lugar del de Won-Tolla. Esto es un reto, porque una vez que tienen el rastro, es muy difícil que los dhole se desvíen. Mowgli unta su cuerpo con ajo negro porque sabe que las abejas lo van a rechazar. Busca el lugar en el que se encuentran los dhole y se sube a un árbol. Desde allí, llama la atención burlándose de los perros para provocarlos. El líder de la manada se acerca al árbol y empieza a saltar para intentar morder a Mowgli. En un movimiento rápido, este lo toma del cuello, le corta la cola y lo deja caer. Eso será suficiente para que ahora sigan a Mowgli antes de volver al rastro de Won-Tolla.

Pasa la noche y Mowgli empieza a moverse por los árboles como si fuera un mono. Los perros lo siguen sin perder su rastro. Cuando llega al último árbol, se unta de ajo negro nuevamente y los perros se ríen de él porque piensan que lo hace para que ellos pierdan su rastro. Mowgli salta del árbol y empieza a correr. Los perros no pueden correr tan rápido como los lobos, y Mowgli logra mantener suficiente distancia. Los pasos de Mowgli despiertan al Pueblo Pequeño y Mowgli escucha un zumbido más intenso que nunca. Al llevar a la garganta del río, salta desde la roca y cae al agua donde Kaa lo espera para protegerlo con sus anillos. Las abejas atacan a algunos de los perros, otros se tiran al agua y unos pocos retroceden.

Mowgli se queda en el agua para matar a los perros que caen con su cuchillo. Los que escapan de las abejas y de Mowgli orillan en una playa donde los lobos los esperan. La cacería es feroz y cinco lobos mueren. De todas maneras, la manada del lobos sale victoriosa y los dhole no volverán jamás a cazar en la selva.

Tal y como había anunciado Akela, esta fue su última batalla. Cuando termina, asienta su cabeza en Mowgli y muere. Antes, le insiste a Mowgli con que vuelva a vivir entre los seres humanos y abandone la selva. Le dice que la selva no lo va a expulsar, sino que “Mowgli obligará al mismo Mowgli” (p.434) a dejarla. La Manada canta la Canción Fúnebre en honor a Akela y los lobos que murieron en la cacería. Todos los dhole han muerto.

“Correteos primaverales”

Mowgli tiene diecisiete años. Han pasado dos desde la muerte de Akela. Mowgli es el Amo de la Junga, a quien todos temen por su inteligencia y su fuerza. Sus ojos siempre mantienen una mirada bondadosa; nunca tienen el brillo que aparece en los ojos de Bagheera cuando caza.

Es la época del Habla Nueva, es decir, la primavera. Los animales se encuentran distraídos y Mowgli se siente solo. Algo le pesa en el alma y se encuentra inquieto e inconforme. A primera vista la jungla tiene solo dos estaciones: la lluviosa y la seca. Es posible, sin embargo, detectar las diferencias entre la primavera, el otoño, el invierno y el verano. La primavera es la mejor de las estaciones, porque todo parece nuevo, huele fresco y el Pueblo de la Selva se pone de buen humor.

A diferencia de otros años, Mowgli no está contento con el cambio de estación. Sabe que los animales van a estar ocupados con sus canciones y nadie acudirá a su llamado. Un día decide llamar a sus hermanos para ir de cacería. Ninguno responde. Se llena de amargura pensando en que cuando lo necesitan para vencer a los dhole o lidiar con Shere Khan él está siempre dispuesto, pero ahora lo abandonan. Varias veces siente el impulso de hacer daño a alguno de los animales solo porque sí, porque se encuentra disconforme. No se siente como Mowgli y piensa que está perdiendo la cordura.

Un día, Mowgli deambula solo por la selva, cuestionándose, hasta que llega a los pantanos. Allí se encuentran con Mysa, un búfalo, y su esposa. A Mowgli le molestan los comentarios de Mysa; se acerca a él a escondidas por el pantano y lo pica con su cuchillo. Mysa le reprocha la humillación frente a su esposa y le dice que no es mejor que las personas que viven en el pueblo del otro lado del pantano.

Mowgli decide ir hacia el pueblo y se emociona cuando ve el fuego a lo lejos. Se acuerda de que dormía al lado de la Flor Roja cuando era niño. Cuando se acerca a una de las chozas escucha la voz de una mujer y la reconoce. Es Messua, que habla con un niño pequeño. Mowgli se acerca a ella y se presenta, porque Messua al principio no lo reconoce. Ella le pregunta qué nombre le dio para comprobar que sea él, y Mowgli responde: Nathoo.

Messua lo hace pasar a su casa y le cuenta que, luego de que ella y su esposo encontraron protección entre los ingleses, intentaron volver al pueblo donde habían tratado de quemarlos, pero ya no había nada allí. Su marido consiguió trabajo y tuvieron otro hijo, pero hace un año él murió. El niño, que es hermano de Mowgli, está intrigado con él y con el cuchillo que cuelga de su cuello. Messua le sirve leche y le da abrigo, y Mowgli se tira a dormir en el piso.

Una pata gris aparece por debajo de la puerta. Mowgli sabe inmediatamente que es Hermano Gris. Messua se asusta y le pide a Mowgli que no traiga la selva allí. Mowgli le asegura que los animales nunca le harán daño. Messua le pide a Mowgli que regrese a vivir con ella y le dice que él siempre está bienvenido en su casa.

Afuera, Mowgli le reprocha a Hermano Gris por no haberse presentado cuando lo llamó. Hermano Gris le recuerda a Mowgli que es la época del Habla Nueva, y que estaban todos distraídos con las canciones. De pronto Mowgli deja de prestar atención porque se ve atraído por una chica vestida de blanco que camina por el pueblo. Hermano Gris se esconde y Mowgli también.

Mowgli le pide a Hermano Gris que convoque a una reunión en la Roca del Consejo porque quiere anunciar que va a dejar la selva. Los únicos que se presentan son Baloo, Kaa y los cuatro hermanos. Mowgli expresa su deseo de irse, pero se muestra dividido, y es claro que siente culpa por abandonar la selva. Baloo, quien ya está ciego por la vejez, habla y le dice a Mowgli que siempre va a ser el Amo de la Jungla y tendrá quien responda a su llamado siempre. Bagheera se acerca al consejo y le dice al joven que la deuda con la selva ya está pagada. Recién cazó un buey para pagar por el buey que ofreció para que dejaran entrar a Mowgli a la Manada cuando era un niño. Le pide que se acuerde cuánto lo quiso Bagheera. Luego de esas palabras, se aleja del Consejo. Mowgli llora y abraza a sus amigos. Este es el último cuento de Mowgli.

Análisis

En “Los perros jaros” vemos que Mowgli ha adquirido más importancia y autoridad en la jungla. Parece haber un desbalance entre la autoridad que tiene y las responsabilidades. Como personaje liminar, Mowgli puede moverse en distintos códigos, y vemos en él mayor libertad que en los otros animales. Por ejemplo, si bien la manada tiene un nuevo líder, Phao, Mowgli y Akela se sientan en una roca por encima de él y, cada tanto, Mowgli se presenta en el Consejo para asegurarse de que todo esté en orden. Aparentemente, todos los animales están de acuerdo con esa autoridad porque no vemos a Phao, por ejemplo, resintiendo la desautorización por parte de Mowgli. Es natural que este reine sobre todos porque es superior a ellos.

Cuando los lobos deciden ayudar a Won-Tolla, todos le insisten a Mowgli para que no participe, y no consideran que el chico esté obligado a hacerlo. A diferencia de los animales, Mowgli puede elegir. Su liderazgo como Amo de la Jungla no es comparable con el de Hathi, porque el chico es una autoridad ajena y no local. Eso le permite moverse con más libertad.

En este cuento, el enemigo está configurado como un bárbaro o un Otro. La selva en Kipling es en realidad el espacio civilizado, porque allí rigen leyes claras que, en su mayoría, se respetan. Lo dholes son extranjeros: el nombre que se utiliza para referirse a ellos es extranjero; son sucios y olorosos, tienen pelos entre los dedos de las patas y caminan encorvados. Sus costumbres son bárbaras también, y quizá el mejor ejemplo es que no duermen en cuevas sino en la intemperie. Asimismo, no parecen actuar racionalmente, sino por mero reflejo, lo que los hace seguir siempre una línea recta y no abandonar un rastro en ninguna circunstancia. Eso los hace vulnerables como contrincantes, mientras que su fuerza y número compensa y los convierte en rivales temibles.

El liderazgo de Mowgli es clave en la batalla entre perros y lobos. Gran parte de su capacidad como estratega es la posibilidad con la que cuenta Mowgli de moverse en distintos códigos y tomar de cada pueblo lo que le sirve para su meta. Mowgli dice lo siguiente sobre el plan que están a punto de llevar a cabo: “—Mowgli la Rana he sido —decía para sí—. Mowgli el Lobo he dicho que soy. Ahora debo ser Mowgli el Mono antes de convertirme en Mowgli el Gamo. Al final seré Mowgli el Hombre. ¡Ja!” (p.422). En esta cita vemos la flexibilidad de Mowgli: primero fue Ranita, cuando no era más que un cachorro de hombre indefenso que necesitó del cobijo de la familia de lobos; luego, Mowgli eligió volver a la selva para vivir entre los que considera sus hermanos, sintiéndose lobo. Pero para poder ganar en esta cacería va a utilizar la estrategia de los Bandar-log para provocar a los perros desde un árbol y conseguir que sigan su rastro en lugar del de Won-tolla. Después, será un gamo, porque los perros lo van a seguir como si fuera su presa. Finalmente, será un hombre cuando luche con su cuchillo y mate a varios perros en el agua. Su capacidad de comprender a distintos pueblos, e incluso aprender de ellos e imitarlos para su beneficio, nos muestra cómo Mowgli usa su condición de sujeto liminar a su favor.

En “Correteos primaverales” la estación del año en la que sucede la acción es especialmente significativa. Los animales están ocupados con las distracciones de primavera y Mowgli, quien ya tiene diecisiete años, se siente por primera vez extremadamente incómodo e inconforme consigo mismo y con la soledad que siente durante esta época. Hasta entonces, Mowgli podía continuar su camino de aprendizaje en la selva porque no tenía todavía responsabilidades concretas como hombre. Pero a sus diecisiete años, el camino de aprendizaje ha terminado, ya sabe todo lo que tenía que aprender y además ha ascendido al lugar más alto en la selva: Amo de la Jungla. Que Mowgli abandone la selva y vuelva a vivir entre los hombres es necesario en su desarrollo.

El cuento alude a que, en parte, esa responsabilidad es la de formar una familia. Por eso la primavera, la temporada de apareamiento, es tan significativa. Cuando retoma contacto con el mundo de las personas, lo hace a través de su madre, Messua. Mowgli ingresa en ese espacio familiar y se siente a gusto. Es significativo que el esposo de Messua esté muerto, porque hay un espacio vacante allí, un lugar de responsabilidad que otro hombre debería ocupar. Asimismo, cuando está por regresar a la selva con Hermano Gris, Mowgli ve a una muchacha vestida de blanco que sostiene su atención, y es después de eso que decide definitivamente abandonar la selva.

Si bien la despedida de Mowgli y sus amigos es triste, la ruptura con el “Edén” no es violenta. Precisamente porque Mowgli ha sido siempre obediente de la Ley, cuando deja la selva lo hace de manera voluntaria. La mirada de Kipling es secular, y al ser la Ley algo que surge del común acuerdo entre los animales y de la razón que los lleva a buscar el bien común, no hay un Dios que castiga y que expulsa. Más bien, la selva misma lidia con aquellos que no siguen la Ley, y no hay una amenaza divina que lleve a los animales a seguir las reglas. En este sentido, Kipling parece plantear el ideal de civilización como un espacio en el que la ley y el orden se ajustan tan bien a la razón y al progreso que la libertad implica someterse a las leyes.

En la despedida de sus amigos, Baloo le recuerda que siempre va a tener un espacio en la selva. Con el retorno de Mowgli al mundo de los seres humanos, su figura se vuelve un puente entre los dos, porque él representa lo mejor de ambos mundos. Así como Mowgli llevó su ingenio y su razón para ayudar a los animales, cabe imaginarse que llevará el orden y el respeto por las Ley al mundo de los humanos.