El libro de la selva

El libro de la selva 'El libro de la selva' y el poder colonial en India

La mayoría de los cuentos de El libro de la selva suceden en India durante el periodo en que estuvo bajo el poder imperialista de la corona inglesa. Por este motivo, conocer sobre el proceso de colonización de India sin duda enriquecerá la lectura de esta colección.

A principios del siglo XVII, Gran Bretaña tenía rutas de comercio que la conectaban con la India. La Compañía Británica de las Indias Orientales, una empresa con capital privado, concentraba casi todas las operaciones entre India y la corona inglesa. La actividad económica dependía en parte de la capacidad de la Compañía de dominar territorios cada vez más extensos, por lo que también se ocupaba de guerras que se libraban en diferentes partes del subcontinente indio. Para el siglo XVIII, Francia e Inglaterra luchaban por el control de la región. La Compañía Británica logró imponerse y, para el siglo XIX, casi toda India estaba bajo el poder de la corona británica.

La Compañía Británica de las Indias Orientales era una empresa privada en la que inversores privados arriesgaban su capital. La libertad de acción de la Compañía era considerable, aunque la corona sin duda supervisaba su accionar, y el parlamento exigía reportes periódicos. Lo económico y lo político en las colonias británicas controladas por la Compañía iban de la mano, por lo que los que estaban a la cabeza de la empresa económica muchas veces terminaban ocupando el cargo de gobernadores generales o provinciales. Los empleados de la Compañía también ocupaban cargos administrativos dentro de la organización política de la colonia. Un número considerable de los empleados de la Compañía eran indios y, casi siempre, sus funciones consistían en cobrar impuestos.

Para contribuir a la expansión y la estabilidad de las colonias, la Compañía se aseguraba de que hubiera presencia militar en los territorios en los que operaba. El cuerpo militar incluía oficiales británicos, pero también contaba con soldados nativos de la India conocidos como sepoys o cipayos. El término cambió a lo largo de los siglos y hoy significa secuaz o colaborador a sueldo, porque a los sepoys se los consideró más adelante cómplices del poder imperial.

La empresa colonizadora británica priorizaba la actividad económica, política y bélica, pero también se interesaba por llevar a la India educación occidental, el idioma inglés, la noción de propiedad, capital y comercio. Asimismo, la cultura y la religión local, consideradas formas de superstición, debían ser combatidas con las ideas racionales de la Ilustración. Desde la mirada del colonizador, la población local sería elevada gracias al conocimiento europeo, al que accederían a través de las instituciones educativas. Durante mucho tiempo se pensó que el proceso de europeización era una forma de progreso, y que el proceso podía ser inocuo. En el cuento “El milagro de Purun Bhagat”, Kipling refleja estas ideas de la siguiente manera: “Pocos Estados Nativos adoptan el progreso inglés, pues no acaban de creer que lo que es bueno para un inglés forzosamente lo es en partida doble para un asiático” (p.268).

A pesar de que ni la Compañía ni la corona planeaban en un principio expandirse del modo en que lo hicieron, a fines del siglo XVII el liderazgo de Richard Wellesley, que estaba a la cabeza de la Compañía, hizo que la guerra fuera la herramienta predominante para imponer el poder de los británicos sobre todos los Estados del subcontinente. El problema con esa decisión fue que la colonia creció de tal manera que el surgimiento de nuevos conflictos y levantamientos era inevitable, y durante los siguientes cincuenta años el cuerpo militar británico estuvo en continuo conflicto con la población local.

En 1857 se dio la Revuelta de los cipayos, que dejó un saldo de cientos de muertos y una legislación más restrictiva que limitaba aún más los derechos de la población. Al mismo tiempo, la corona británica tomó control de la colonia en India, reemplazando a la Compañía en las operaciones. En ese momento, India era apodada “la joya de la corona”, por lo que se hizo todo lo que fuera necesario para mantener el poder sobre el territorio.

India estuvo bajo el poder de Inglaterra hasta 1947. La colonia llegó a incluir el territorio denominado India británica y quinientos sesenta y cinco Estados nativos. Estos estaban gobernados por una autoridad local, aunque solo nominalmente. La mayoría de estos Estados solo mantenían relaciones comerciales con la corona inglesa y firmaban tratados exclusivamente con el virrey de la India británica.

Para que India obtuviera su independencia confluyeron las siguientes condiciones: el surgimiento del liderazgo de Gandhi, que llamó a la movilización pacífica a favor de la independencia como parte del Partido de Congreso indio, y el impulso, de parte de la Organización de las Naciones Unidas, del proceso de descolonización luego de la Segunda Guerra Mundial.

La presencia de la Compañía y la corona británica sin duda dejó una marca en la población. No hay acuerdo entre los especialistas si la empresa colonizadora impulsó o retardó el desarrollo económico y social de la India. La obra de Kipling nos permite acceder al pensamiento de una persona que vivió la colonización como un destino que le estaba reservado al pueblo inglés por derecho y naturaleza.