El hobbit

El hobbit Resumen y Análisis Capítulos 1-3

Capítulo 1: Una tertulia inesperada

Resumen

Bilbo Bolsón es un pacífico y hogareño hobbit que ama vivir en su “agujero”, su cómoda casa bajo tierra. Su vida es ideal para los estándares hobbits, lo que significa que no tiene nada fuera de lo común y sí muchas comidas a lo largo del día. Bilbo es el hijo único de Belladona Tuk. Los Tuk son una familia acaudalada y de prestigio, pero Belladona y algunos otros de ellos tuvieron arrebatos aventureros que les quitaron fama entre los hobbits, y definitivamente se ganaron el repudio de los Bolsón.

Uno de los viejos amigos de Belladona es un mago que se hace llamar Gandalf y que, aunque no tiene nada que hacer en Hobbiton, un día aparece en la casa de Bilbo. Al principio, no parecen llevarse bien, ya que Gandalf es un extranjero y los extranjeros no son respetados, puesto que pueden empujar a la gente respetable a cometer locuras. Cuando Gandalf revela su identidad, Bilbo se muestra más educado y lo invita a tomar el té: recuerda a Gandalf haciendo fuegos artificiales durante las fiestas y esto le genera cierta simpatía.

Gandalf siempre se trae algo entre manos, y por lo general sabe más que lo que deja entrever. Biblo planea tomar el té con él el miércoles, pero Gandalf transforma esa invitación en una reunión para planificar una aventura en la que Bilbo jugará un papel central como ladrón profesional. Por supuesto, el hobbit no está interesado en esto e indica que no tiene ninguna experiencia, pero Gandalf ya ha llevado a doce enanos a tomar el té, y nadie en el grupo presta atención a las quejas de Bilbo, sino que solo se dedican a comer hasta dejar la casa sin reservas.

Luego de comer, el grupo se reúne alrededor de un mapa que muestra los alrededores de la Montaña Solitaria, donde vive el dragón Smaug. Smaug ha robado los tesoros de muchos pueblos y reyes, y Thorin Escudo de Roble, el líder de la compañía, quiere recuperarlo. Entre Hobbiton y la Montaña Solitaria se despliega un terreno lleno de peligros, y ese es el principal desafío. Cuando Bilbo despide a sus invitados y puede acostarse, no está para nada contento con la aventura que parece desplegarse justo frente a sus pies.

Análisis

Tolkien no pierde el tiempo en introducir al lector a su mundo de ficción, la Tierra Media. Los enanos y los hobbits son solo algunas de las criaturas que lo pueblan. Gandalf, el mago, es un personaje principal tanto en El hobbit como en El Señor de los Anillos. Sus intenciones rara vez se explicitan, aunque este rasgo misterioso no lo transforma en un personaje negativo, sino todo lo contrario. Gandalf es el guardián y el símbolo de la sabiduría. Bilbo contrasta absolutamente con él y también con Thorin, el más extrovertido de los enanos, por su carácter tranquilo e introvertido. Sin embargo, a lo largo de la novela demostrará ser un aventurero capaz y un compañero valioso. Por el momento, Bilbo otorga importancia al ámbito doméstico y a la vida tranquila y sin sobresaltos.

En verdad, la caracterización de Bilbo es más compleja que la de otros personajes, ya que se trata del protagonista de la novela. Lo más importante a resaltar en este primer capítulo es el contraste entre las dos familias a las que pertence el hobbit: Los Bolsón, por un lado, con sus tradiciones hobbits de tranquilidad y respeto social, y los Tuk, por el lado materno, que muestran siempre una tendencia hacia la aventura, conducta totalmente impropia entre hobbits. En este sentido, Bilbo va a desarrollar, para su propia sorpresa, un vínculo sólido con su familia materna.

En el nombre de su madre, "Belladona", se esconde un doble sentido que ilustra en parte la naturaleza del espíritu aventurero: Belladona, en italiano, significa “bella mujer”, pero es también el nombre de un veneno. De la misma forma, las aventuras pueden ser atractivas y peligrosas por igual. El tesoro custodiado por el dragón es otra imagen que combina la belleza con la muerte e ilustra la naturaleza de la aventura.

El tesoro se manifiesta como un tópico tradicional para los relatos de aventura que suelen constelar la acción en torno a una recompensa final. A su vez, El hobbit trabaja sobre un esquema tradicional del relato de aventuras: el mapa del tesoro y la llave perdida y encontrada. Los mapas y las llaves son guías que direccionan a los personajes y les permiten internarse en lo desconocido. A nivel temático, las discusiones en torno al mapa y a la llave que permite ingresar a la Montaña Solitaria por un pasaje secreto vehiculizarán reflexiones en torno a la sabiduría y al talento natural o adquirido. Las figuras de Bilbo y Thorin, a su vez, empujarán al lector a reflexionar sobre la construcción de la figura del héroe como alguien que nace con ciertas cualidades o como alguien que se forma a lo largo de su vida. Estas consideraciones estarán atravesadas por la idea del destino y por una antigua profecía que el viaje trata de cumplir, aunque nada indica que vaya a lograrse con éxito.

Capítulo 2: Carnero asado

Resumen

Cuando Bilbo se despierta a la mañana siguiente, sus huéspedes ya se han marchado. Piensa que ha logrado escaparle a la aventura, pero Gandalf entra en escena y le explica que los enanos han dejado una nota para Bilbo y que lo están esperando en la posada del Dragón Verde. Bilbo es forzado a apresurarse hacia allí y llega exactamente a las 11 de la mañana, la hora señalada. No ha tenido tiempo de juntar las cosas que quería llevar consigo, pero no es posible regresar. La compañía viaja a una región llamada las Tierras Salvajes y no pasa mucho tiempo antes de que Bilbo se encuentre más lejos de su casa de lo que nunca ha estado. Rápidamente comienza a desear estar en su hogar, cómodo al lado del fuego del hogar, tomando té.

El grupo no es tan organizado como Bilbo hubiera esperado. Recién notan la desaparición de Gandalf bien entrado el día, y no pueden comenzar un fuego para cocinar la cena debido a la lluvia y la humedad. Los dos enanos más jóvenes, Fili y Kili, casi se ahogan cuando sus ponies, asustados, los arrojan al río.

Mientras discuten cómo cocinar, divisan a la distancia una luz, y ya que Bilbo es el ladrón del grupo, es su trabajo acercarse a investigar. Al llegar al fuego, Bilbo descubre tres trolls que están asando un cordero. Son, por supuesto, muchísimo más grandes que Bilbo, pero eso no amedrenta al hobbit, quien decide probar sus habilidades de ladrón robándoles el contenido de sus bolsillos. Entonces, se acerca a la bolsa que lleva uno de los trolls, pero es descubierto rápidamente. Los tres trolls, Berto, Guille y Tom, discuten entonces qué tipo de criatura han encontrado; si valdrá la pena comérselo y cómo deberían cocinarlo.

Los trolls discuten tanto que Bilbo aprovecha un momento de distracción y escapa. Desafortunadamente, los enanos se cansaron de esperarlo y se acercaron al fuego. Los trolls odian a los enanos, por lo que su aparición los hace entrar en cólera. No pasa mucho tiempo antes de que los doce enanos son atrapados y apresados por los trolls, que discuten entonces cómo cocinarlos. Gandalf los rescata desde las sombras. Sin hacerse presente, interrumpe la conversación de los trolls imitando sus voces y haciendo que se peleen entre ellos durante horas. Así, la luz del día cae sobre ellos sin que se den cuenta y los transforma en pierda.

Gandalf se muestra contento de su engaño y libera a los enanos. Bilbo ha robado una llave que cayó de uno de los bolsillos de un troll y encuentra una madriguera en la que aquellas criaturas guardaban sus provisiones y su tesoro.

Análisis

Este capítulo representa un interludio cómico, ya que la poca inteligencia de los trolls salva al grupo de aventureros. Al mismo tiempo, también introduce el largo proceso que atravesará Bilbo para convertirse en un héroe. El motivo de la llave vuelve a aparecer hacia el final de este capítulo como el objeto y el símbolo de su éxito. Como Gandalf, Bilbo utiliza su inteligencia y su sigilo para salir victorioso de situaciones que no podría enfrentar por medio de la fuerza o de la pericia guerrera.

La aparición de los trolls, Guille, Berto y Tom, marca también una primera distinción clara entre las fuerzas del bien y del mal. Los trolls aparecen como una imagen deformada y envilecida de los seres humanos: guardan rasgos antropomórficos, pero son desmesurados. Ellos poseen un tamaño y una fuerza bruta que escapa de lo normal. Como contrapartida, son seres torpes y crueles que obtienen placer al torturar criaturas menores. En esta primera aparición, los trolls son esbozados de una forma caricaturesca y liviana, como criaturas propias de un cuento de hadas para niños. Sin embargo, en El Señor de los Anillos su caracterización va a cambiar y se van a presentar como bestias malignas y formidables para la batalla, sin el rasgo de torpeza que muestran en este capítulo. Dicho cambio habla también de dos proyectos escriturales de Tolkien: El hobbit se presenta como una novela juvenil, cuya complejidad radica en la creación de un vasto mundo de ficción, la Tierra Media, mientras que El Señor de los Anillos es la gran obra maestra, en la que el escritor no solo logra la madurez de su mundo, sino también una escritura refinada y poética que hace gala de erudición y se nutre de la literatura anglosajona y del inglés antiguo en una profundidad mucho mayor a la ya demostrada en esta primera novela.

Otro motivo recurrente, que también se asocia a la llave y al mapa, es el de la cueva o la madriguera del villano. Bilbo y su grupo descubren la madriguera en la que los trolls guardan sus tesoros y se benefician con el hallazgo. Allí encuentran tres espadas antiguas, que son repartidas entre Thorin, Gandalf y Bilbo. Como se explicará en el próximo capítulo, estas espadas son una reminiscencia del esplendor y la gloria que las naciones élficas alcanzaron milenios atrás, en un pasado remoto sobre el que Tolkien escribió muchas historias, que luego su hijo publicaría en El Silmarillion.

Muchas de las escenas de la novela que involucran madrigueras y cuevas son referencias a algunas obras literarias de la épica clásica. En este episodio puede establecerse un vínculo con la épica homérica, la Odisea: Bilbo, como Ulises, comienza a ser conocido por su ingenio y su inteligencia. Los trolls, por otra parte, aparecen como criaturas sordas, incapaces de oír y entenderse entre ellos, rasgo que se asocia claramente a la ceguera que Ulises causa al cíclope Polifemo, gracias a la cual logra escapar. También el carnero que los trolls están asando es una imagen relacionada al episodio de Ulises y los cíclopes: recordemos que, en la Odisea, Polifemo custodiaba un rebaño de carneros que encerraba cada noche en su cueva, y Ulises y sus hombres los utilizan para escapar colgados de sus vientres. En este pasaje, la identificación de los trolls con los cíclopes homéricos subyace como una referencia a la épica griega que va a alternarse con las épicas sajonas, principalmente con Beowulf, a lo largo de toda la novela. Sobre ello se volverá de forma recurrente.

El amanecer es otro símbolo arquetípico, presente en la mitología, que Tolkien reelabora: el alba representa la victoria sobre la oscuridad y la noche; la llegada del nuevo día revive las esperanzas y aleja al mal. Como se verá a lo largo de la novela, existe toda una constelación simbólica en torno a la luz y a la oscuridad que organiza, en un nutrido cuerpo de imágenes, la oposición binaria entre el bien y el mal.

A los temas centrales del heroísmo, la sabiduría y la nobleza podrían agregarse la complejidad del ladrón noble que se encarna en la figura de Bilbo. Conforme el relato avanza, Bilbo se desarrolla como el ladrón o saqueador del grupo, pero esto no evita que la nobleza de su personalidad siga creciendo y manifestándose; estos dos rasgos, que parecerían a primera vista como contradictorios o incompatibles, conviven en el hobbit y dan cuenta de la complejidad de su psicología. Como se verá, en contraposición a los rasgos ya definidos y estáticos de los enanos, Bilbo desarrollará sus cualidades a lo largo de toda la novela, y el foco narrativo estará puesto sobre él. En el inicio de la novela, el hobbit aparece como una criatura híper-civilizada, llena de costumbres típicamente británicas, como su afición al té, la cordialidad y el deseo de evitar cualquier problema o incomodidad social. En este sentido, su personaje se vincula a las fantasías de Lewis Carroll, autor de Alicia en el País de las Maravillas, quien, al igual que Tolkien, caricaturiza algunas de las tradiciones domésticas más arraigadas en los británicos. Desde este capítulo y hasta el final del libro, ese anclaje al hogar se asocia a la nostalgia como uno de los temas principales. Como artefacto literario, la nostalgia sirve para dar un sustento sólido a la Tierra Media que Tolkien está creando, y que se presenta al lector como un terreno nuevo a explorar. La idealización de un modo de vida que se ha perdido y se desearía recuperar atraviesa al relato épico moderno y sirve al lector como medio de identificación y de empatización con los personajes.

Capítulo 3: Un breve descanso

Resumen

Los enanos están felices de estar vivos, y el respiro que les da la lluvia también es una mejoría en relación a su situación previa. Sin embargo, dejan de cantar, puesto que ahora el peligro parece estar en todas partes. El grupo vadea un río y lleva a los ponies por un camino desde el que se pueden ver las montañas a la distancia. Gandalf los guía y les advierte que no hay que desviarse del camino por ningún motivo. Se dirigen al palacio de Elrond, que es llamado La Última Morada, en el hermoso valle de Rivendell. Este pueblo es el último al oeste de las montañas.

El grupo atraviesa desfiladeros y pantanos antes de llegar al valle secreto de Rivenderll, pero allí sus espíritus se sienten rápidamente aliviados. Bilbo puede oler un perfume particular en el aire, y pronto comienzan a escuchar las canciones de los elfos que colman el valle. Los cansados viajeros están felices de poder descansar y se sienten a gusto, a pesar de la antigua rivalidad que existe entre los enanos y los elfos.

Dentro de la casa de Elrond, Bilbo puede deleitarse con las comidas más variadas, y le gustaría quedarse allí mucho más tiempo del que pueden permitirse. Elrond es un alma antigua que tiene como ancestros a nobles estirpes élficas y a “héroes del Norte”, y les ofrece a los viajeros mucha información valiosa sobre la misión que los ha convocado.

Elrond también les cuenta las historias que puede leer en las runas de las espadas que han encontrado en las cavernas de los trolls. La espada de Thorin es Orcrist, la hendedora de trasgos; la de Gandalf es Glamdring, Martillo de enemigos, y perteneció al rey elfo de Gondolin, la antigua capital de los altos elfos en la Tierra Media. A su vez, Elrond observa el mapa de los enanos a la luz de la luna, y revela una serie de inscripciones hechas en runas lunares, diferentes a las runas que pueden leerse a simple vista. Estas palabras indican que la entrada secreta a la Montaña Solitaria puede abrirse el día de Durin, que es el primer día del año para los enanos, entre el otoño y el invierno.

Con esta valiosa información, el grupo se prepara para abandonar el valle la mañana del solsticio de verano y cruzar las Montañas Nubladas.

Análisis

En “un breve descanso” se presentan una serie de arquetipos que adelantan la dimensión peligrosa de la aventura. Las montañas son un símbolo de estabilidad y fortaleza cuando un personaje las domina, pero cuando sus sombras se ciernen sobre él se transforman en la representación visual del obstáculo. Además de ser un problema físico, provocan también efectos psicológicos en los personajes, aun antes de que estos deban atravesarlas. En la literatura de Tolkien, la naturaleza puede animarse, y la sensación de que el peligro está cerca se refuerza por la posibilidad de que los elementos naturales se transformen en un problema y una amenaza. Mientras que el mapa enseña un camino hacia el destino, los nombres que reciben las regiones que los personajes deben atravesar presagian parte de las aventuras que pueden acontecer. Las “Montañas Nubladas”, en ese sentido, no presentan un presagio necesariamente ominoso (en inglés, el nombre “Misty Mountains” contiene una aliteración que atenúa la carga negativa del nombre), pero la idea de un lugar “nublado” sugiere la ceguera y la dificultad de encontrar el camino adecuado para atravesarlas.

Los nombres y su sonoridad son importantes en El hobbit, y Tolkien ha puesto mucho empeño en desarrollar fonéticamente todo el contenido de ficción de la Tierra Media. No hay que olvidar que era un lingüista experto, un filólogo versado en muchas lenguas antiguas y un amante de la literatura clásica. Por ejemplo, el dragón “Smaug” precede a la palabra inglesa “smog” (niebla tóxica), y hay una clara conexión entre el nombre y la construcción del dragón como una criatura dañina y corrosiva. En ese mismo sentido, la música de los elfos en este capítulo es igualmente importante y sirve para crear una atmósfera positiva y cargada de buenos augurios. Los cánticos élficos en Tolkien siempre van a significar una forma de arte superior y, en cierto aspecto, mágica o portentosa, que deslumbra a otras criaturas. A su vez, las canciones remontan siempre a un espacio-otro dentro de la narración, un lugar donde los personajes se sienten a la vez seguros y protegidos, pero profundamente conmovidos por la melancolía de aquellas voces que parecen pertenecer a un tiempo remoto e idílico.

También es posible observar un claro contraste entre la atmósfera de Rivendell y el abatimiento que se nota en los personajes en las últimas líneas del capítulo. Es importante señalar que Elrond y Rivendell aparecerán otra vez en El Señor de los Anillos, con un rol mucho más importante para la trama (allí se reúnen los representantes de los pueblos libres de la Tierra Media para decidir que las acciones que se ejecutarán contra el Señor Oscuro, Sauron), pero seguirán siendo un lugar protegido, de descanso y sanación para los personajes de toda la saga. En ese sentido, es imposible dejar de notar un paralelismo entre Rivendell y la idea de los Campos Elíseos de la mitología griega: se trata de un lugar de descanso y de restauración para el cuerpo y el espíritu, que se mantiene aislado de los pesares del mundo. El solsticio de verano en El hobbit profundiza la idea del bien y del paraíso al asociar la morada de Elrond al momento más luminoso de la tierra (el solsticio de verano es el día más largo del año, al que le corresponde, por tanto, la noche más corta).

Al idilio de Rivendel se le opone el presagio que puede leerse en las runas de las espadas que la compañía ha encontrado en la cueva de los trolls y que son de manufactura élfica: sus nombres, “Hendedora de trasgos” y “Martillo de enemigos”, presagian el conflicto que se desatará a partir de los próximos capítulos.