El hobbit

El hobbit Guía de Estudio

A lo largo de toda su vida y de su obra, Tolkien manifiesta dos intereses que se complementan: la filología (esto es, el estudio de las lenguas y su desarrollo histórico) y la filosofía desde su aspecto moral más que metafísico o político. El hobbit nace a partir de dichos intereses y es el resultado de las reflexiones de Tolkien con las "grandes ideas" que por mucho tiempo han interpelado a los pensadores de las culturas occidentales.

El trasfondo académico de Tolkien se transforma en la base fundacional para sus trabajos literarios. Su carrera como profesor de Lengua y Literatura Inglesa y de Anglosajón en Oxford lo ayudan a documentarse y nutrirse de los mitos de las culturas nórdicas y le dan un amplio panorama del desarrollo intelectual de occidente, desde la antigua Grecia hasta el presente. Oxford es también el ámbito en el que Tolkien desarrolla sus amistades, todas ligadas a su amor por la literatura y por las lenguas. Entre ellas destaca su conexión con el Profesor C.S. Lewis, autor de Las Crónicas de Narnia, con quien mantendrá una estrecha amistad durante muchos años. La relación entre Tolkien y Lewis es en extremo significativa porque clarifica las ideas que tiene Tolkien sobre el bien y el mal como fuerzas antagónicas operantes en el mundo: su sistema se construye sobre los viejos arquetipos binarios que asocian las ideas del Bien, la Luz, el color blanco, Dios y la Verdad por un lado, y el Mal, la Oscuridad, el color negro, el Demonio y el Engaño por el otro.

Por cómo se presentan estas ideas en sus páginas, El hobbit es un buen punto de partida para internarse luego en el mundo de El Señor de Los Anillos. A lo largo de su vida de escritor, la cosmovisión cristiana y tradicionalista de Tolkien se flexibiliza lo suficiente como para incorporar en sus relatos la magia, la presencia de magos benévolos (que pueden compararse a los parias bíblicos) y criaturas no humanas. A pesar de ser considerados trabajos que exploran mundos de fantasía, sus libros exploran cuestiones relacionadas a la religiosidad (no a la religión explícita) y a la filosofía moral. A su vez, la construcción de la Tierra Media, mundo en el que ubica todos sus relatos, es una tarea que Tolkien desarrolla a lo largo de toda su vida y que utiliza, de muchas formas, para hacerse preguntas y dialogar con la cultura.

El hobbit fue publicado originalmente en 1937, pero muchos de los relatos escritos antes y después recién son accesibles al público tras la muerte de su autor, cuando su hijo, Christopher, se hace cargo de los derechos de la obra y comienza a a publicar todo el material inédito, como El Silmarillion y los Cuentos de la Tierra Media.

Uno de los principales objetivos que parece desprenderse de la obra de Tolkien es su intento por actualizar los relatos épicos y mitológicos de las culturas europeas ancestrales y volverlos relevantes en la sociedad del siglo XX. Los mitos griegos, las épicas nórdicas y las sagas anglosajonas habían estado, hasta el momento, circunscritas al ámbito académico, y no gozaban de una popularidad extendida a un público amplio y no letrado. Como profesor de Oxford en el siglo XX, Tolkien intenta, de alguna manera, actualizar todos aquellos temas y relatos y hacerlos vigentes en la cultura contemporánea. Así, se enfrenta al desafío de escribir sobre un trasfondo antiguo y mágico, pero desde una perspectiva que reafirma su posición cristiana sobre el bien y el mal. De esta manera, Tolkien transforma las sagas paganas anglosajonas en relatos capaces de edificar moralmente a una sociedad cada vez más confundida y perdida en un panorama mundial marcado por las dos guerras mundiales y la crisis de la modernidad.

A medida que uno se adentra en la Tierra Media que da lugar a los relatos de El hobbit y de El Señor de los Anillos, puede encontrar que los personajes se separan de forma binaria en buenos y malos y que el conflicto emerge como una gran batalla entre el Bien y el Mal. En este contexto, los arquetipos y las alusiones a temáticas paganas derivan hacia una concepción cristiana que identifica al bien y al mal como dos valores absolutos contrapuestos. Esta visión maniqueista conforma la base de la épica y de la cosmovisión detrás de la obra de Tolkien. Si bien la lucha entre el bien y el mal será la base de El Señor de los Anillos, El hobbit sirve como un preámbulo para que el lector se adentre en el mundo de Tolkien y se familiarice con la Tierra Media y su vasta complejidad.

El hobbit fue pensado como un relato para niños y adolescentes, por lo que su lectura es rápida y amena, a pesar de la densidad de información que condensa al presentar un nuevo mundo, con sus propias reglas y sus propios sistemas. Actualmente, es considerado (junto a El Señor de los Anillos) uno de los libros más importantes dentro de las sagas fantásticas, de lectura obligatoria para todos los amantes de la fantasía épica.