El fantasma de Canterville

El fantasma de Canterville Citas y Análisis

“Llego de un país moderno, en el que podemos tener todo cuanto el dinero es capaz de proporcionar, y esos mozos nuestros, jóvenes y astutos, que recorren de parte a parte el Viejo Continente, que se llevan los mejores actores de ustedes, y sus mejores primma donnas, estoy seguro de que si queda todavía un verdadero fantasma en Europa vendrán a buscarlo enseguida para colocarlo en uno de nuestros museos públicos o para pasearlo por los caminos como un fenómeno”.

Hiram Otis (p. 14)

En esta cita, el señor Otis le explica a Lord Canterville su escepticismo con respecto a la presencia de fantasmas en la residencia. En un tono sardónico, el personaje describe el vínculo entre Estados Unidos y Europa mediante la presencia de juventud adinerada que se permite viajar al Viejo Mundo y consumir y exportar los mejores bienes del continente.

En este sentido, el gusto sofisticado es adquirido por el contacto estrecho con la cultura europea, poseedora de milenios de desarrollo histórico y artístico. Para el señor Otis, la existencia del fantasma solo tiene significado como potencial pieza de museo, capaz de ser adquirida con dinero. En este sentido, reducir a sir Simon a una dimensión únicamente material le quita el aureola de prestigio que tiene el fantasma de lord Canterville, perteneciente a la decadente nobleza de Inglaterra.

“—Querido Hiram —replicó la señora Otis—, ¿qué podemos hacer con una mujer que se desmaya?

-Descontaremos eso de su salario. Así no se volverá a desmayar."

Hiram Otis (p. 20)

En este intercambio, la burla y la ironía de el señor Otis aparecen en las situaciones que usualmente provocan ansiedad o miedo. Esta perspectiva pragmática mina el clima de horror y de muerte que pretende instaurarse en el castillo y pone en primer plano una mirada práctica de los hechos que no entiende de calamidades ni tragedias. Así, el texto desarticula y destruye la figura de un fantasma horroroso y macabro que esconde un alma en pena.

“-Mi distinguido señor —dijo el señor Otis—, permítame que le ruegue vivamente que se engrase esas cadenas. Le he traído para ello una botella de lubricante “Tammany Sol Naciente”.”

Hiram Otis (p. 23)

En esta cita, el señor Otis confirma la existencia del fantasma de Canterville a partir del molesto sonido del chirriar de las cadenas, que lo despierta en la mitad de la noche. El hombre no está asustado por su presencia, sino muy alterado por el ruido que interrumpe su sueño y le impide dormir plácidamente. Por eso, le ofrece a sir Simon una solución práctica: un lubricante para aceitar las cadenas. La ausencia de miedo y actitud pragmática frente al conflicto refleja la naturaleza materialista de la familia Otis. En el encuentro con lo sobrenatural, no se impresionan ni se asustan, sino que lo aprehenden como un evento a resolver.

“Y, lleno del entusiasmo vanidoso del verdadero artista, pasó revista a sus creaciones más célebres”.

Narrador (p. 26)

En esta cita, el narrador rememora las mejores actuaciones del fantasma, al que ve como un verdadero artista capaz de generar terror y pavor en sus espectadores. En este sentido, sir Simon se enorgullece de sus talentos actorales, desarrollados exitosamente a lo largo de los siglos. En este apartado, se cuestiona la idea de la creación artística como un proceso individual, motivado únicamente por el placer de crear arte para uno mismo. El fantasma disfruta llevar adelante sus actuaciones porque sabe que son exitosas entre los que frecuentan la residencia Canterville. En este sentido, el impulso creativo viene de la mano del reconocimiento y la fama que solo el público puede otorgar.

“La única persona que no tomó parte en la broma fue la joven Virginia. Por razones ignoradas, sentíase siempre impresionada ante la mancha de sangre, y estuvo a punto de llorar la mañana que apareció verde esmeralda”.

Narrador (p. 28)

El narrador muestra que la señorita Virginia Otis es la única de la familia que se conmueve por las acciones del fantasma. Así, mientras Sir Simon se dedica diariamente a reconstruir la mancha de sangre, la muchacha se toma en serio esta situación; no lo hostiga ni humilla, ni tampoco se ríe de él. En este sentido, esta cita presagia la conexión verdadera que habrá entre ambos personajes; esta conducta respetuosa de Virginia lleva a que el fantasma confíe en ella como la única persona capaz de ayudarlo a descansar en paz.

"La expresión característica de los Canterville reapareció en sus ojos, apretó las mandíbulas desdentadas y, levantando por encima de su cabeza sus manos amarillas, juró, según el ritual pintoresco de la antigua escuela, 'que cuando el gallo tocara por dos veces el cuerno de su alegre llamada se consumarían sangrientas hazañas, y el crimen, de callado paso, saldría de su retiro.'"

Narrador (p. 37)

En esta cita, el narrador describe la reacción furiosa de sir Simon cuando descubre que el otro fantasma fue un engaño, producto de la imaginación de los mellizos. De esta manera, decide atacar lanzando un dramático juramento: cuando el gallo haya tocado por dos veces su alegre trompeta, él llevará adelante su venganza. En este sentido, el lenguaje poético evoca el mundo artístico en el que se desenvuelve sir Simon, en oposición al mundo terrenal y moderno propio de la familia Otis. De esta manera, el espectro falso amenaza esta realidad dramática y demuestra que, en la vida real, no hay espacio para lo sobrenatural. Así, el fantasma ve atacado el mundo en el que se sentía tan cómodo, reconocido por su audiencia como una criatura capaz de generar terror.

“Pero, por lo menos, constituía para él un deber ineludible mostrarse en el corredor una vez a la semana y musitar por la gran ventana ojival el primer y tercer miércoles de cada mes. No veía ningún medio digno de sustraerse de aquella obligación”.

Narrador (p. 41)

En esta observación, el narrador desarrolla de manera humorística la rutina y las actividades diarias que lleva a cabo el fantasma en su vida vagabunda. En este punto, la tarea de asustar aparece como un deber repetitivo que está obligado a hacer, a pesar de estar deprimido y avergonzado por las humillaciones de la familia Otis. Esta mirada de la realidad se revela como esquemática e irreflexiva, en tanto refleja las tradiciones aristocráticas características de la sociedad británica, capaces de llevar adelante sus obligaciones sin cuestionarse los propósitos o fundamentos que subyacen en ellas.

“Así, por ejemplo, los Canterville tienen sangre azul, la sangre más azul que existe en Inglaterra… Aunque ya sé que ustedes los estadounidenses no hacen el menor caso de esas cosas.”

Sir Simon (p. 51)

Esta observación de sir Simon refleja una mirada irónica e ingeniosa en relación a las antinomias entre los ingleses y los estadounidenses. Cuando Virginia confronta al fantasma y le recrimina haber usado sus pinturas para recrear la mancha falsa, sir Simon le responde que la sangre puede tener distintos colores.

La “sangre azul” es un término utilizado para referirse a individuos nobles o pertenecientes a la aristocracia; el fantasma bromea al indicar que los Canterville tienen precisamente esta sangre, lo que le da a entender a Virginia el estatus y prestigioso linaje que distingue a la familia. En oposición a esta idea, los estadounidenses rechazan la nobleza como un bien heredado y se decantan a favor de una sociedad en la que cualquier integrante pueda ascender socialmente a través del trabajo y el mérito propio. De esta manera, el fantasma implica que a los Otis les da igual la pertenencia a una familia reconocida y acomodada.

“—Significa que tiene usted que llorar conmigo mis pecados, porque no tengo lágrimas, y que tiene usted que rezar conmigo por mi alma, porque no tengo fe, y entonces, si ha sido usted siempre dulce, buena y cariñosa, el Ángel de la Muerte se apoderará de mí.”

Sir Simon (p. 53)

En esta cita, el fantasma le ruega a Virginia que lo ayude a descansar, después de siglos vagando en el mundo de los vivos. En este momento, el texto toma un tono melancólico, ya que el lector comprende que sir Simon es un personaje que sufre su existencia. Al ser un criminal, no logra que el Ángel de la Muerte tenga piedad por sus penurias, por lo que le pide a Virginia, la dulce y angelical muchacha, que interceda por él, así puede ser perdonado y redimido. En este apartado, se sugiere que Virginia es, en realidad, un personaje poderoso: la empatía que posee la distingue de los otros integrantes de la familia Otis. El texto refuerza la idea de la bondad como una virtud femenina capaz de absolver los pecados y las culpas masculinas; esta concepción era común en la literatura de la época.

“¡Pobre sir Simon! Le debo mucho. Sí; no te rías, Cecil; le debo mucho realmente. Me hizo ver lo que es la vida, lo que significa la muerte y por qué el amor es más fuerte que la muerte.”

Virgina Otis (p. 68)

Ya en el desenlace de la historia, Virginia destaca la importancia del fantasma en su vida. Recientemente casada con el duque de Cheshire, es su marido el que quiere saber qué ocurrió en esas horas en las que la muchacha desapareció con el espectro. A pesar de que Virginia se niega a darle detalles, le da a entender que fue una experiencia transformadora ya que, a partir de ese encuentro, conoce el significado verdadero de la vida y el poder que tiene el amor en ella. Así, abandona esa imagen de niña dulce y virginal presente al comienzo de la historia, susceptible y sugestionada por las tretas del fantasma, para transformarse en una mujer adulta y madura. Al negarse a contarle a su marido la verdad del encuentro, crea una atmósfera de misterio que refleja también un vínculo de intimidad y confianza compartido con sir Simon.