El fantasma de Canterville

El fantasma de Canterville Ironía

El matrimonio de Virginia une lo aparentemente irreconciliable

La boda entre Virginia y el fuque de Cheshire se plantea como un momento irónico porque exhibe una unión entre dos mundos que se presentaron a lo largo de toda la narrativa como irreconciliables: la cultura británica y los valores estadounidenses. Este feliz desenlace muestra que ambos grupos pueden convivir a pesar de sus diferencias, y hasta tomándose en broma la idiosincrasia particular de cada pueblo. Otra lectura irónica permite pensar que, de alguna manera, el matrimonio de Virginia termina legitimando la genealogía aristocrática, ya que probablemente sus hijos posean título nobiliario pero también valores estadounidenses.

El fantasma acepta sugerencias de sus víctimas para no molestarlos

Cuando el señor Otis se encuentra por primera vez con sir Simon, le expresa la molestia que siente por el ruido que hacen sus cadenas oxidadas al caminar. Así, le ofrece un aceite especial para reducir el molesto sonido que le impide dormir. Esta sugerencia es irónica porque invierte la dinámica esperada entre un fantasma y su víctima. En la mayoría de las historias de fantasmas, el espectro posee el poder de tener al otro a su disposición para ser atemorizado y atacado. Sin embargo, en este encuentro, el señor Otis no siente ningún tipo de miedo y, por lo tanto, no se limita a ser víctima de sir Simon. Es el mismo fantasma quien termina aceptando el frasco de aceite para no generar más disturbios a quienes, se suponía, serían sus víctimas.

El fantasma de Canterville se asusta al ver a otro fantasma

Cuando sir Simon descubre la imagen espectral creada por los mellizos Otis para engañarlo, está convencido de que está frente a otro ser como él. La paradoja radica en que, en vez de verlo como a un semejante, el fantasma de Canterville se aterroriza y huye. Irónicamente, esta reacción es la que sir Simon esperaba que tuviera la familia Otis con su presencia atemorizante, logrando solo risas y humillaciones. En este sentido, a pesar de que se presenta como un asustador experto, termina siendo víctima de los trucos y las técnicas utilizadas por los mellizos para asustarlo a él.

Sir Simon es un asesino respetuoso de los demás

Al comienzo de la narración, el fantasma de sir Simon se presenta como el alma en pena de un asesino, capaz de matar a su propia esposa y de vagar por trescientos años aterrorizando a los visitantes del castillo de los Canterville. Sin embargo, irónicamente, lleva a cabo sus rutinas de manera disciplinada en determinados días de la semana para mantener su honor y la integridad como fantasma, aún cuando las reglas y las leyes del mundo humano ya no aplican para él. De esta manera, sir Simon es un asesino pero también un personaje responsable, interesado en los otros y educado. Esto se ve claramente en el vínculo con el señor Otis: si bien intenta asustarlo, también acepta el lubricante para no molestarlo por las noches.