Los cuentos de Canterbury

Los cuentos de Canterbury Elementos Literarios

Genero

Cuento y poesía.

Configuración y Contexto

Inglaterra, siglo XIV.

Narrador y Punto de Vista

La peregrinación está narrada por Chaucer, el personaje, lo cual coincide con su punto de vista. Los cuentos se encuentran narrados por cada uno de los peregrinos, y el punto de vista varía según el caso.

Tono y Estado de Ánimo

El tono y estado de ánimo varía a lo largo de los distintos cuentos. Predomina un tono irónico y humorístico, a menudo sarcástico, pero también encontramos casos en los que se percibe un tono serio o trágico, entre otros.

Protagonista y Antagonista

Los protagonistas y antagonistas varían a lo largo de los muchos relatos de la selección.

Conflicto Principal

Los conflictos varían a lo largo de los muchos relatos de la selección. En términos del relato marco, la peregrinación, no encontramos un conflicto en sí, sino que se narra el traslado de la comitiva a Canterbury.

Climax

Los desenlaces varían a lo largo de los muchos relatos de la selección. Si tenemos en cuenta la peregrinación, el desenlace coincide con la llegada de la comitiva a Canterbury y el sermón final del Párroco.

Presagio

En su prólogo, el Molinero anuncia que contará una historia jocosa acerca de un carpintero. Ante ello, el Administrador, que es también un carpintero, se enoja con él y anuncia que se vengará del mismo modo en su cuento. Sus palabras pueden entenderse como una anticipación de lo que será su relato: la historia de un molinero al que le sucede algo malo.

Atenuación

En el prólogo al cuento del Monje, el Mesonero bromea con él acerca de su aspecto, y sugiere en forma atenuada que parece tener más dotes para el sexo que para la religión: “Vive Dios que tenés la piel suave. En nada se parece a un espectro o penitente. (...) Y ¿Qué decir de vuestra corpulencia y tez? Un hombre de pelo en pecho, claro. Le pido a Dios que confunda a quien os hizo entrar en religión” (459).

Alusiones

'Los Cuentos de Canterbury' se encuentran plagados de referencias a la tradición judeocristiana y a las Sagradas Escrituras.

Imágenes

Ver sección “Imágenes”.

Paradoja

Chaucer se introduce a sí mismo en sus 'Cuentos' como un peregrino más de la comitiva. Cuando le llega el turno de contar su historia, es de esperar un despliegue de gran nivel narrativo y retórico. En su lugar, termina generando el disgusto de sus espectadores, quienes lo interrumpen antes de que termine.

Paralelismo

Existe un paralelismo en los 'Cuentos de Canterbury' que asemeja el largo trayecto que separa la taberna del Mesonero con Canterbury, por un lado, y la vida según la cosmovisión de la tradición judeocristiana, por el otro. El largo sermón del Párroco cierra la sucesión de cuentos, mientras se acercan a destino, con un tratado acerca de la penitencia, la confesión y los pecados capitales. Este sermón tiene una intencionalidad purificadora, cuyo objetivo es que los peregrinos lleguen ‘limpios’ a la tumba de Tomás Beckett. Tal como menciona el especialista Guardia Massó, el Párroco “cierra toda la colección de los Cuentos. Atrás quedan todas las veleidades y desórdenes. La peregrinación llega a su fin. Como al final de la vida, conviene preparar la entrada en Canterbury, la Jerusalén celestial” (58).

Metonimia y Sinecdoque

El Bulero no tiene ningún reparo en confesar sus estrategias y artimañas a la hora de sacarle dinero a los fieles, tal como revela el siguiente pasaje, en el que se vanagloria de su habilidad para recaudar y dar sermones vacíos: “Mis manos y lengua trabajan con tanta rapidez que da gusto verlas” (370). Este fragmento posee una sinécdoque de la parte por el todo, en la medida en que es él quien habla y recauda, no sus manos y lengua por separado.

Personificación

Mientras describe a la hermosa Virginia en su cuento, el Médico realiza una personificación de la naturaleza para aludir a su creación: “La naturaleza la había moldeado con un cuidado especial como para pavonearse: «Mirad. Así es como yo, la Naturaleza cuando me lo propongo, puede moldear y colorear a una criatura viviente. ¿Quién puede imitarme?»” (361).