Suele argumentarse que la mayor contribución de esta obra en la literatura inglesa fue popularizar el uso literario de la lengua vernácula, el inglés, en vez de emplear el francés, lengua de la Corte, o el latín.
En 2004, el académico Linne Mooney (profesor de la Universidad de Maine, en una visita al Corpus Christi College, Cambridge) identificó al copista de los cuentos con un tal Adam Pinkhurst. Al respecto, señaló las similitudes entre una firma de Pinkhurst y la escritura de su copia del manuscrito de Los cuentos de Canterbury, proveniente del mismo manuscrito sobre el que trabajaba Chaucer.