Todos los Fuegos el Fuego

Todos los Fuegos el Fuego Resumen y Análisis :  “La isla al mediodía”

Resumen

El cuento comienza con la primera vez que Marini, un steward italiano, mira por la ventana del avión y descubre una isla griega dorada, con colinas y playas. Se encuentra en el mar Egeo y es descrita como “pequeña y solitaria” (1996:564). El protagonista no tiene interés en hacer su trabajo cuando recibe pedidos de una viajera norteamericana o de un matrimonio sirio, porque se desconcentra mirando la isla. Registra que puede verla justo al mediodía.

Marini viaja en aviones que hacen la ruta Roma-Teherán y, al mediodía, busca la isla por la ventana. Compara su forma con “una tortuga que sacara apenas las patas del agua” (1996:565) y descubre que tiene casas y algunos campos cultivados.

Consulta un Atlas y descubre que la isla se llama "Xiros", y que está fuera del circuito turístico. El deseo por ver la isla al mediodía persiste.

Cuando le ofrecen cambiarse a la línea de Nueva York, piensa que es una buena manera de terminar con su obsesión, pero se niega. Comienza a planear unas vacaciones en la isla para junio. Mira libros griegos e investiga sobre la pesca y el idioma.

El protagonista tiene amantes en las distintas ciudades a las que viaja. Una compañera le cuenta que los pilotos lo llaman "el loco de la isla". Los pocos minutos, al mediodía, en los que la contempla, se vuelven lo más importante de su día y de su vida, en general. Todo lo demás pierde relevancia. Se imagina entrando desnudo al mar, trepando los árboles, pescando pulpos, hasta que llega finalmente el día de las vacaciones. Toma una lancha de pescadores y, después de unos días de viaje, llega a la isla. Se contacta con los habitantes de allí y se entiende por sonrisas o gestos.

Camina solo, se mete al mar, se siente invadido por la isla, gozoso. Sabe que no se irá de ese lugar, que se va a quedar para siempre. Sube a una colina, se desprende de su reloj pulsera y piensa en cómo matar al “hombre viejo” (1996:568), a su antigua versión, trabajadora y frustrada. En ese momento, escucha el ruido de los motores de un avión, el mismo en el que él trabajaba. Percibe el cambio del ruido de las turbinas y ve cómo el avión se hunde en el mar. Baja la colina, corriendo, hacia el agua, se lanza al mar y encuentra una mano llamándolo. Ayuda al hombre a salir, se aferra a él y lo lleva hasta la orilla. Ve que tiene una enorme herida en la garganta. Los pescadores se acercan, lo rodean y ven solo al hombre herido. Se preguntan cómo ha tenido fuerzas para nadar hasta la orilla. Están solos con este cadáver en la playa.

Análisis

En las conferencias sobre literatura que imparte en la Universidad de Berkeley, Cortázar expone que la mayoría de la crítica ha pensado la irrupción del fantástico en este cuento como un “estiramiento del tiempo” (2013:90), como si en el momento en el que el avión tiene el desperfecto mecánico y cae al mar, Marini lograra volver realidad su sueño: renunciar a su trabajo, tomar un barco a la isla, nadar, pescar, habitarla. Esta hipótesis se basa en una percepción diferenciada del tiempo: la caída de cinco segundos del avión significaría, para Marini, varios días en los que puede cumplir su obsesión vital de visitar la isla y, de algún modo, morir feliz. Cortázar dice que esta lectura es completamente legítima, pero que no es la suya.

El autor argentino piensa en un desdoblamiento del tiempo que genera también el desdoblamiento del personaje: el hombre viejo sigue trabajando de steward en el avión, atascado en ese trabajo rutinario, mientras el hombre nuevo abandona todo y se dirige a hacer realidad su deseo profundo. Esta disociación se vincula con la idea del doble: dos versiones de Marini habitan de manera distinta el mundo. Cuando el avión se cae, el hombre que Marini saca del agua es él mismo.

La nueva versión del protagonista “quiere acabar con todo lo que le parece trivial, estúpido y artificial, que abandona todo — su trabajo, el dinero que pueda tener, las personas que conocía— y se embarca para ir a vivir primitivamente en esa islita que se ha convertido en el centro de su propia vida” (2013:95). Lo insular aparece como un espacio de excepción a la rutina que quiere abandonar, y se le presenta a Marini como un terreno más primitivo donde vivir con nuevas reglas.