Manifiesto del Partido Comunista

Manifiesto del Partido Comunista Resumen y Análisis Introducción

Resumen

En este comienzo, los autores destacan que el comunismo es un movimiento en boga en el contexto europeo. Esto genera una reacción de todas las viejas fuerzas políticas del continente; tanto el Papa como diferentes mandatarios se unieron con la intención de querer destruir al comunismo. Según los autores, esto deja entrever dos enseñanzas. Por una parte, que esta ideología ya es reconocida como una fuerza por todas las potencias de Europa. Por otra parte, para los autores es momento de que se den a conocer los verdaderos conceptos, los objetivos y las tendencias de esta ideología.

Así, a partir del encuentro de comunistas de diversas nacionalidades del mundo, nace el Manifiesto como respuesta.

Análisis

En esta introducción, Marx y Engels dejan en claro la necesidad y la importancia que cumple este manifiesto en la coyuntura política en la que fue escrito. En primer lugar, el título, “Manifiesto del Partido Comunista”, anticipa dos elementos fundamentales para comprender al texto en su totalidad. Por un lado, ya desde el principio los lectores advertimos la presencia de la palabra “manifiesto”. Este género se caracteriza por tener un carácter polémico y de confrontación, ya que suelen ser textos escritos para dar a conocer diversas ideas o problemáticas y así sentar posición clara frente a ellas.

Esta declaración de principios e intereses corresponden con las ideas de un partido específico: el Partido Comunista. El texto nace por encargo de la “Liga de los Comunistas”, una organización obrera secreta e internacional. El contexto político e histórico europeo determina esta decisión. El desarrollo del capitalismo se da de manera desigual a lo largo de todo el continente y esto permite el surgimiento de realidades muy variadas, desde el gran desarrollo económico de la Inglaterra monárquica hasta los Estados alemanes, donde predomina el sistema feudal con una nobleza que controla el poder, aunque en algunos lugares existía una pequeña burguesía. En todo caso, a mediados del siglo XIX, en Europa, la convivencia de elementos característicos de las sociedades absolutistas con elementos propios de la sociedad nueva conduce a numerosos choques y crisis. Entre los participantes principales de estas nuevas sociedades se encuentra la clase obrera, que tiene sus propias demandas y exigencias.

En este contexto, el Manifiesto es una primera pieza que surge de una escritura apresurada a la luz de estas revoluciones y cambios, y no debe entenderse como uno de los textos más clásicos de la filosofía marxista, sino como un primer acercamiento a algunas de las ideas que luego serán desarrolladas por Marx y Engels a lo largo de décadas de producción teórica.

En esta introducción, el comunismo aparece representado bajo la metáfora del “espectro”: “Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo” (p.40), describen los autores. La utilización de la figura del espectro o fantasma no es casual; Marx y Engels consideran que el comunismo es injustamente temido y mal caracterizado por los sectores dominantes. Además, este recurso también remite a uno de los géneros literarios más populares de la época: el gótico. Estos textos suelen estar marcados por la presencia de elementos sobrenaturales en una atmósfera siniestra y atemorizante. En este sentido, la referencia se hace fácilmente reconocible para los lectores de la época, habituados a reconocer estos elementos en la literatura popular europea.

La incorporación de esta metáfora muestra también que el Manifiesto no pretende ser un texto erudito ni técnico, sino que apela a ser leído por un público general que no está necesariamente acostumbrado a interpretar artículos teóricos o filosóficos. En este sentido, el texto procura un alcance masivo de difusión de “las ideas, las tendencias, las aspiraciones” (p.40) del comunismo. El Manifiesto posee una dimensión práctica, ya que es una herramienta para la lucha por el triunfo de la clase obrera. En este sentido, Marx y Engels entienden que la difusión de estos principios también tiene el fin educativo de capacitar intelectualmente al proletariado y prepararlo para vencer la dominación de la burguesía. Sin embargo, es necesario destacar que los autores no se conforman con la sola propagación de estos principios, sino que también busca persuadir a sus lectores de que este partido político poco tiene que ver con ser ese “espectro” que amenaza a Europa.

Marx y Engels buscan cuestionar esta tergiversación del comunismo hecha por los sectores políticos dominantes y burgueses. “Se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes” (p.40), comentan. La referencia a la “santa jauría” tiene un doble significado. Por un lado, remite a la Santa Alianza, una estrategia elaborada por los reyes de Europa para asegurarse de que no se estableciera ningún régimen liberal luego de la derrota de Napoléon en 1815. Por otra parte, la elección de la palabra “jauría” da a entender el carácter salvaje y animal de todos aquellos opositores al comunismo.

La mención a diversos personajes históricos da cuenta de la variedad de ideologías que se agrupan en oposición al comunismo. Del Papa a los radicales franceses, los autores dejan en claro que el comunismo amenaza tanto a los sectores burgueses más moderados como a los nobles más autoritarios del continente europeo. Esta heterogeneidad de actores sociales da cuenta también de la expansión del comunismo en toda Europa: “el comunismo se halla reconocido como una potencia por todas las potencias europeas” (p.40), comentan los autores. Esto explica también las múltiples traducciones que promete tener el Manifiesto: “aparecerá en lengua inglesa, francesa, alemana, italiana, flamenca y danesa” (p.40).

A pesar de esta pretensión de universalidad, los procesos revolucionarios de 1848 hacen que no sea posible su inmediata traducción. Este año está marcado por una oleada de insurrecciones y rebeliones que terminan con el dominio del régimen absolutista en el continente europeo. Marx y Engels creen que la burguesía liderará estos procesos junto con la clase obrera, y así terminará por conducir al proletariado a su triunfo final. Sin embargo, estos cambios no ocurren tal y como lo piensan los autores, ya que estas revoluciones son reprimidas violentamente y derrotadas por sectores conservadores. Así, el texto debió circular de manera clandestina durante unas décadas.