Las flores del mal

Las flores del mal Resumen y Análisis "Spleen e Ideal" (Segunda parte)

"El ideal"

Resumen

El yo lírico afirma que su amor ideal no se encuentra entre las personas comunes, contemporáneas a él, a quienes considera “productos podridos”, sino en la grandiosa oscuridad de figuras como Lady Macbeth o en la Noche inmensa.

Este poema es un soneto. Tiene 14 versos distribuidos en 2 estrofas de 4 versos cada una, y en otras 2 de 3 versos cada una. Su rima es consonante. La voz del yo lírico, en primera persona, es la única que aparece en el poema.

Análisis

Este poema, como lo indica su título, define lo que el yo lírico considera ideal. Es decir, aquello que se opone radicalmente al Spleen. Para hacerlo, Baudelaire toma el tema más importante de la poesía romántica, el amor, y lo lleva al extremo.

El amor romántico de Baudelaire no es solamente necesidad, sufrimiento y pasión, sino que es locura, deseo criminal, oscuridad. Se asocia a emociones desmesuradas que las personas normales no pueden satisfacer, ya que son “productos podridos, nacidos de un siglo canalla” (p. 47). Es decir, son personas que están inmersas en el Spleen y que, por lo tanto, no tienen osadía, no emanan la pasión excesiva que él necesita.

Para transmitir esta falencia de las personas comunes, el yo lírico hace una comparación a través de los colores: “porque no encuentro entre esas pálidas rosas/ una flor que se parezca a mi rojo ideal” (p. 49). Ese rojo simboliza la pasión desmesurada. El yo lírico dice que esas pálidas rosas pertenecen a Gavarni, pintor costumbrista de la época que retrataba a las personas comunes en situaciones cotidianas. El yo lírico necesita encontrar su ideal, su amor, fuera de lo cotidiano, en entidades que vayan más allá de lo común. ¿Dónde? En la grandiosa maldad criminal de un personaje como Lady Macbeth; en la Noche inmensa que alimenta a los Titanes; en un sueño de Esquilo, dramaturgo griego, autor de grandes tragedias.

Así como en algunos poemas hemos visto que el yo lírico encuentra el ideal en las alturas, en Dios, en la pureza de la naturaleza, aquí vemos que el ideal también aparece en el polo opuesto: el crimen, la oscuridad, el pecado. ¿Qué tienen en común ambos polos? Que se relacionan con lo grandioso, con lo desmesurado, con lo que está fuera de la vida cotidiana, lejos del Spleen del día a día.

"La giganta"

Resumen

El yo lírico evoca aquellos tiempos en los que la naturaleza engendraba gigantes, y afirma que le hubiese gustado tener una relación con una giganta. Describe el placer que le habría dado acompañarla en su crecimiento y las fantasías sexuales que esta le genera.

Este poema también es un soneto. La voz del yo lírico, en primera persona, es la única que aparece en el poema.

Análisis

El tema del amor aparece dentro de Las flores del mal siempre de un modo muy particular. La concepción romántica extrema de Baudelaire suele unirlo con el sufrimiento puro, el pecado y el mal. Hemos visto que el yo lírico tiene una conexión estrecha con lo ideal, que lo distancia de lo mundano y las personas vulgares. Entre esas personas vulgares y crueles, se destaca la mujer.

Por lo tanto, es lógico que el yo lírico tenga que buscar el amor fuera de ese mundo, como lo hace en “La giganta”, junto a un ser mítico, de otro tiempo; un tiempo de caos (los gigantes representan el caos destructivo de la naturaleza), un tiempo muy alejado del hastío parisino, del Spleen.

Así como en otros poemas (“Elevación”, “El albatros”), el yo lírico se aleja del Spleen elevándose por los aires. Aquí la distancia con su tiempo la toma, precisamente, viajando fantasiosamente a otro tiempo pasado. En ese pasado puede encontrar una mujer que no es sádica, una relación amorosa armónica. Encuentra, incluso, una sexualidad desmedida (gigante como su lujuria) pero que lo contiene, lo relaja, le permite “dormir indolente a la sombra de sus pechos/ como un pueblo apacible al pie de una montaña” (p. 49).

"Himno a la Belleza"

Resumen

El yo lírico comienza preguntándole a la Belleza si su origen es el cielo o el infierno. Describe diferentes características que relacionan la Belleza (a la que nombra con mayúscula, como si fuera un personaje) con uno y otro lugar. Finalmente, termina elogiándola y afirmando que no importa su origen, ya que sus virtudes y sus beneficios son lo que hacen posible la existencia.

El poema consta de 7 estrofas de 4 versos cada una. Los versos, en el original francés, tienen rima consonante y son dodecasílabos (de 12 sílabas). La voz del yo lírico, en primera persona, es la única que aparece en el poema.

Análisis

En este poema se vislumbra claramente la postura de Baudelaire en relación a la vida y al arte. Ya en el análisis de la “Dedicatoria” hemos destacado la importancia que tiene para el autor no tener que responder a cuestiones morales a la hora de llevar a cabo su obra, sino solamente responder a cuestiones estéticas. Hacer arte por el arte. La esencia de este poema es la misma.

Nuevamente, Baudelaire se aleja del romanticismo llevándolo al extremo: se aleja de esa idea romántica de que el arte debe iluminar a los pueblos y guiarlos pues toma la idea romántica de que el espíritu del poeta debe profesar su verdad íntima y la lleva al extremo, profesando una verdad oscura, que va más allá del bien y el mal. No importa si la Belleza se relaciona con el Paraíso o con el Infierno; la Belleza importa por la Belleza en sí misma: “De Satán o de Dios, ¿qué importa?, Ángel o Sirena/ ¿qué importa, si tú haces –hada de ojos de terciopelo, ritmo, perfume, fulgor, ¡oh mi única reina!-/ menos horrible el universo y menos pesados los instantes?” (p. 55).

La Belleza es el ideal que salva al yo lírico de la tortura del Spleen. Es comparada con el vino que sirve a las personas tanto para sentir placer en el sabor y en la sensación del alcohol como para hundirse en la degradación del alcoholismo. La Belleza es, en definitiva, una fuerza que genera pasión en las personas y las aleja del Hastío, del Spleen. Ese alejamiento puede llevarlas hacia el mal o hacia el bien pero, en definitiva, eso no importa, porque no hay nada que sea peor que el Hastío. Es preferible caer en las miserias del pecado y del crimen, arrastrado por la Belleza, que vivir en la nada del Spleen.

"A la que es demasiado alegre"

Resumen

El yo lírico comienza describiendo a una mujer muy bella, y cómo todo alrededor de ella se embellece. Sin embargo, rápidamente describe cómo sufre por ella, por amarla y odiarla a la vez. Termina narrando sus oscuros deseos para con ella.

El poema consta de 9 estrofas de 4 versos cada una. Los versos, en el original francés, tienen rima consonante y son octosílabos (de 8 sílabas). La voz del yo lírico, en primera persona, es la única que aparece en el poema.

Análisis

Este poema tiene una estrecha relación con “Himno a la Belleza”. Podría decirse, incluso, que en este poema lo que hace el yo lírico es encarnar la Belleza en un personaje de carne y hueso: la que es demasiado alegre. Es cierto que la Belleza también es tratada como personaje, en tanto aparece escrita con mayúscula y el yo lírico le habla en segunda persona, pero no es un personaje de carne y hueso, sino una entidad abstracta.

Ahora bien: ¿en qué radica esa afinidad entre la Belleza y “la que es demasiado alegre”? En que ambas tienen el poder de generar una pasión desmedida, de sacar a los hombres del constante Spleen, y generar tanto el bien como el mal. Un ejemplo en donde genera el bien: “El triste pasajero al que rozas/ se alumbra en la salud” (p. 103). Un ejemplo en donde genera el mal: “para castigar tu carne alegre/ para lastimar tu pecho perdonado/ y hacer en tu costado despierto/ una herida ancha y profunda” (p. 105).

Nuevamente, la mujer no aparece como la figura romántica por la que se debe sufrir pasivamente. El romanticismo exaltado de Baudelaire muestra en esa mujer (que en este caso no es lasciva ni cruel) un tormento, una pasión inalcanzable. Ese modo aparece al final del poema, donde, poseído por la lujuria, el yo lírico fantasea con hacer un tajo en el costado del cuerpo de su amada y penetrarla por allí. Claramente, en este poema, la amada despierta en el yo lírico una pasión que este solamente puede satisfacer a través del mal, pese a que ella no tiene culpa alguna, simplemente es “demasiado alegre”.

"Remordimiento póstumo"

Resumen

El yo lírico le habla en segunda persona a su amada acerca de la muerte de ella. Afirma que cuando muera se va a arrepentir de no haber vivido. Ese será su remordimiento póstumo.

Este poema es un soneto. Además de la voz del yo lírico, aparece la voz de la tumba de la amada, que le habla a ella en su lecho de muerte.

Análisis

La idea de este poema puede sintetizarse en una simple frase: “la vida debe vivirse mientras dure”. El yo lírico se dedica en las primeras dos estrofas a describir con mucha precisión cómo yacerá su amada en la tumba. En esta descripción precisa (cargada de odio y rencor), realizada en segunda persona, el yo lírico intenta conseguir que su amada se imagine allí, imposibilitada de sentir ningún tipo de emoción ni sensación. Afirma, entonces, que en ese momento, la tumba “te dirá: ‘¿De qué te sirve, cortesana imperfecta/ haber ignorado lo que lloran los muertos?’” (p. 83). Lo que lloran los muertos es, precisamente, no tener vida. El cuestionamiento que le hace la tumba, entonces, es: ¿de qué te sirve, ahora que estás muerta, no haber vivido? De esta pregunta nacerá el remordimiento de la amada, que la corroerá como el gusano que se alimenta de su cuerpo muerto.

Es importante destacar que la tumba es presentada como una intérprete del yo lírico: “la tumba, confidente de mi sueño infinito/ (porque la tumba comprende siempre al poeta)” (p. 83). Es decir, el yo lírico le pone su voz a la tumba, pero es él quien está haciendo esa pregunta.

Ahora bien, hay una cuestión clave que no aparece explicitada en el poema: ¿cómo se vive verdaderamente la vida? ¿Por qué la amada no la está viviendo? ¿Qué le exige el yo lírico? Dentro de la obra, se puede deducir que la amada es presa del Spleen. Es decir, vive inmersa en el Hastío, sin atreverse a desatar sus pasiones, sin pecar, sin gozar. Se puede deducir, incluso, que lo que el yo lírico le exige es que goce junto a él.

Aquí, la mujer aparece retratada de un modo diferente al que suele aparecer. No es sádica ni lujuriosa, sino todo lo contrario: es una persona que limita sus pasiones. Esto tampoco satisface al yo lírico. Lujuriosa o casta, en Las flores del mal la mujer está siempre en falta, es siempre un enemigo.

"Spleen"

Resumen

Baudelaire le pone el título “Spleen” a cuatro poemas diferentes, que aparecen de manera consecutiva en el libro. En los cuatro, el yo lírico describe, precisamente, cómo es la vida inmersa en el Spleen, tanto la suya como la de la ciudad y sus habitantes.

En el primero de los poemas describe el ambiente asqueroso en un día lluvioso tanto fuera como dentro de su casa. En el segundo aborda sus recuerdos como si fueran una sumatoria de papeles viejos, sin valor, un rejunte de experiencias atravesadas por el hastío. En el tercero afirma que él es como el rey de un país lluvioso, un rey hastiado que no puede disfrutar sus riquezas ni gozar ningún tipo de placer. El último describe cómo la Angustia lo invade cuando el Spleen se instala en el ambiente.

El primero de estos poemas es un soneto. La única voz que aparece es la del yo lírico, en primera persona. El segundo poema tiene una estructura irregular: comienza con una estrofa de un solo verso y luego aparece una segunda y última estrofa de 23 versos. Los versos, en el original francés, tienen rima consonante y son dodecasílabos (de 12 sílabas). La voz del yo lírico, en primera persona, es la única que aparece en el poema. El tercer poema tiene una sola estrofa de 18 versos. En el original francés, tienen rima consonante y son dodecasílabos (de 12 sílabas). La voz del yo lírico, en primera persona, es la única que aparece en el poema. El último de esta serie de poemas tiene 5 estrofas de 4 versos cada una. En el original francés, tienen rima consonante y son dodecasílabos (de 12 sílabas). La voz del yo lírico, en primera persona del plural, representando a toda la sociedad parisina que vive bajo la maldición del Spleen, es la única que aparece en el poema.

Análisis

Aunque están separados, se puede pensar cada uno de los poemas llamados “Spleen” como partes de un mismo poema. Su tema fundamental ya está dado en el título, y el hecho de que Baudelaire haya compuesto cuatro poemas llamados de este modo demuestra que aquí está el tema más importante de la obra o, al menos, de esta primera parte, titulada precisamente “Spleen e Ideal”.

Lo que hace Baudelaire en estos cuatro poemas es dar un panorama general acerca de lo que es el Spleen. Es importante recordar que este término, que significa “bazo”, es popularizado por Baudelaire. Es él quien lo toma del mundo medicinal para convertirlo en un concepto poético que sintetiza la melancolía, el hastío, la vida ordinaria. Tiene lógica, por lo tanto, que quiera dejar bien en claro a qué se refiere cuando lo utiliza.

Si bien los cuatro poemas son diferentes, hay elementos puntuales que Baudelaire repite para encontrar en ellos la representación de los sentimientos generales que produce el Spleen (el aburrimiento, la angustia, el hastío). En primer lugar, el clima lluvioso se repite en tres de los cuatro poemas y trae consigo una tristeza general. Es como si la lluvia fuera el escenario perfecto para hundirse en el Spleen. Segundo, es insistente la referencia a los muertos y el cementerio: el yo lírico habla de sí mismo como si ya estuviera muerto, hace referencia a sus muertos queridos, y nombra el cementerio como lugar físico y como metáfora de sí mismo: él es un cementerio que acumula experiencias muertas. En el Spleen, incluso los vivos están muertos. En tercer lugar, abundan en estos poemas los animales desagradables: murciélagos, gusanos, arañas, un gato sarnoso. Es la fauna natural del Spleen.

En definitiva, como hemos visto en todo el análisis de esta parte del libro, el Spleen es la fuerza negativa que se opone radicalmente al Ideal.